Fue un excéntrico para algunos y, sin embargo, pasó a la historia como el primer naturalista gallego y uno de los más importantes zoólogos de Europa. Llegó a relacionarse con la flor y nata de la investigación europea del siglo XIX e incluso mantuvo correspondencia con Darwin y Humboldt. Víctor López Seoane (Ferrol, 1832-A Coruña, 1900) atesoró durante su vida una de las mejores colecciones sobre naturaleza. Reunió unas diez mil piezas, entre animales, minerales y fósiles, que hoy se conservan en el Museo de las Ciencias de A Coruña. Llegó a tener la mayor biblioteca especializada de la época, que alberga el Instituto Cornide. La denominación científica de dos susbespecies gallegas de perdiz llevan el nombre de Seoane, cuyos trabajos adquirieron antes resonancia en el extranjero que en su país.

Se relacionó con especialistas extranjeros de la talla de Blanchard, Lataste, Saussure, Gunher, Henriques, Willkomm o Lange, con varios de los cuales colaboró y hasta polemizó, y se escribió con Dufour, Duméril, Cuvier o Pourret.

Fue miembro de numerosas sociedades españolas y europeas, y participó en el primer Congreso Internacional de Zoología de París, en 1889. Casi un centenar de naturalistas de todo el mundo lo eligieron para que formase parte del comité organizador. Fue, quizá, el momento cumbre de su reconocimiento científico.

Sin embargo, aún hoy, no se ha estudiado en toda su profundidad la figura y obra de Seoane, se quejan algunos científicos, que lamentan la ausencia de una biografía rigurosa; una dificultad, admiten, porque el propio naturalista solía alterar datos de su vida. Pero, hay que reconocer su orden: en su Casa Grande de Cabanas guardó las colecciones, los libros, sus anotaciones científicas y su valiosa correspondencia.

Uno de sus estudios sobre la perdiz está considerado hoy como la primera monografía moderna de la ornitología ibérica. Estudió Filosofía, Medicina, Ciencias Naturales y hasta Derecho, para mejor administrar sus tierras, repartidas por casi medio centenar de municipios de Galicia. Pero en ningún momento de su vida, fuera en Tui y Santiago, donde empezó los estudios, o en Madrid y Andalucía, donde los prosiguió, dejó de interesarse por la naturaleza, lo cual le llevó, además de a codearse con los profesores más conocidos, a llevar a cabo excursiones, recolecciones y observaciones constantemente, cuyo fruto fue apuntando con paciencia y método durante cuarenta años de su vida mientras acumulaba ejemplares de la fauna para engrosar su fantástica colección. Quiso hacer un estudio completo de la historia natural gallega pero se quedó en el intento: Fauna mastológica de Galicia (1861-63), que aumentó con unas Notas para la fauna gallega (1878), y publicó también el Catálogo de las aves observadas en Andalucía (1862).

En 1862, al crearse el Instituto de Bachillerato de A Coruña, López Seoane fue nombrado profesor y allí creó el Gabinete de Historia Natural, que fue dotando de fondos que adquiría en París. Su matrimonio en 1870 le obligó a cambiar de vida y tras ejercer durante un tiempo la medicina en la Marina de Ferrol se dedicó a la administración de sus propiedades. Pasaba los inviernos en A Coruña y los veranos en la casa de Cabanas, convertida en un museo de ciencias naturales, cuyos fondos iban aumentando con los frecuentes viajes de placer y de estudio por toda Europa de López Seoane, un liberal moderado próximo a Montero Ríos y a los regionalistas gallegos.