Ahora mismo un petrolero de una famosa multinacional navega por el mundo y el capitán vira a babor o estribor porque le obedece una pequeña pieza del timón, una junta fabricada ni en Alemania ni en Estados Unidos, sino en una pequeña empresa familiar de la capital de Bergantiños, Carballo. Los hermanos Jorge y José Enrique Penedo son la segunda generación de Repuestos Carballo, una tienda fundada por sus padres, José y Consuelo, en 1972, dedicada a la venta de piezas y herramientas para maquinaria agrícola y que hoy en día han especializado en fabricación y distribución de juntas hidráulicas y neumáticas de tal calidad que son suministradores de la Armada Española desde hace seis años.

"Para la Armada fabricamos juntas y algunos productos especiales, para fragatas sobre todo. No podemos decir qué piezas ni qué materiales. La factura después nos la abona el Ministerio de Hacienda", explica Jorge Penedo, que también quiere que permanezca en secreto por ahora su último encargo que descansa embalado en la entrada del almacén y del que sólo se lee que es algo relacionado con la aviación. De este establecimiento carballés salieron la pasada semana facturados desde el aeropuerto de Santiago dos envíos para Colombia, para una compañía petrolera.

En Repuestos Carballo si hay un trabajo fundamental es el de maestro tornero, un precioso oficio hoy casi olvidado. En esta fábrica trabajan ocho personas y a pesar de que notan la crisis, acaban de contratar a un tornero nuevo, en prácticas, hace seis meses. Está al cargo de una máquina que hace agujeros en las juntas sólo con agua, aunque agua disparada por una fina cánula a 2.000 o 3.000 bares de presión y que permite una precisión "de décimas de milímetro".

"Tenemos una máquina, una especie de torno para fabricar juntas, que es la más grande del mundo en horizontal y sólo hay otra como ésta en España. ¿Que cuánto costó? Uf, solo te digo que le pongas cinco ceros...", cuenta Jorge. Toda la materia prima, materiales cuyo nombre no desvelan, los compran únicamente en Alemania y Austria.

Esta pyme es conocida por diseñar y fabricar a medida y en tiempo récord para casos de urgencia. "En el verano del año pasado hubo una parada en Ferrol de un gasero, y otros barcos, y nos pidieron unas juntas de 400 y pico milímetros, nos las encargaron a nosotros porque podemos fabricarlas en tiempo récord", destaca José Enrique. Algo que parece tan insignificante como una junta, esa arandelita que parece de plástico, es una pieza vital que, por ejemplo, evita escapes de gases o fluidos.

Estos dos hermanos, que cogieron el negocio de sus padres cuando éstos se jubilaron en 1999, tienen incluso número de proveedor de la OTAN. "En el mundo hay dos herramientas homologadas por la OTAN, una americana y otra europea y nosotros somos distribuidores de esta europea hace muchos años. Y la marca, Stahlwille (fundada en Alemania en 1862) confió en nosotros para montar su único laboratorio de calibración en Galicia. Este laboratorio sirve para certificar llaves dinamométricas. Las reparamos, ajustamos... Son llaves que se usan en parques eólicos, por ejemplo, y es tan importante la precisión que una vez al año tienen que ir sus piezas, los captadores, a Alemania para calibrarse. Y cada vez que van, es un pastón", apunta Jorge Penedo.

La capacidad creativa y emprendedora de estos dos hermanos es tal que tienen un proyecto para "ahorrarles millones a la Seguridad Social": están perfeccionando una pieza para tetinas "y evitar tener que tirarlas cuando se puede cambiar solo la pieza que falla y que costaría céntimos", cuenta Jorge.

Los hermanos Penedo tienen empuje, talento y potencial, solo les falta apoyo de las administraciones para sobrepasar la dimensión de pequeña empresa. "No tenemos sitio ya en este local, estamos buscando una nave, ir para el polígono, pero es carísimo, y sin ayudas públicas...".