-¿Ha nacido una estrella?

-Ojalá tenga una larga carrera.

-¿Cómo afronta el estreno?

-Con muchas ganas y un poquito nerviosa. Ya habíamos hecho algunos preestrenos y la gente salió muy satisfecha, igual que en San Sebastián, donde la acogida fue maravillosa. Es una película muy positiva, muy bonita, de la que sales con una sonrisa en la boca.

-¿Qué dice la película y qué dice usted en ella?

-¡Uf, tantas cosas...! Habla de cómo en una época de oscuridad hay gente que encuentra la luz: siempre que hay una sombra, es porque detrás hay una luz. Habla y hablo de la lucha por la libertad, por lo que uno quiere y sueña, y de cómo los cambios empiezan por uno mismo.

-El propio Trueba ha dicho que la libertad está dentro de uno.

-Claro, la libertad va unida a la felicidad, que empieza por lograrse en uno mismo. Si todos hiciéramos eso, las cosas cambiarían. De hecho, los personajes son gente anónima, y fue mucha gente como esa la que hizo que España cambiara.

-¿Cómo llega a este trabajo?

-Haciendo un casting. Lo curioso es que yo soy andaluza, pero hice la prueba en castellano. Y David (Trueba) se lamentó, porque dijo que le gustaba mucho, pero que necesitaba una andaluza. Pero antes de la prueba nos habían presentado y él notó en mí un deje raro. Pidió que preguntaran de dónde soy, y cuando supo que era de Linares (Jaén), y criada en Granada, me hicieron una segunda prueba en andaluz.

-Dentro de la historia principal hay otras y alguna tiene que ver con la mezcla de gente de distintos lugares. Y el personaje más difícil de entender es un andaluz.

-Hombre, la película, aunque está ambientada en 1966, tiene mucho que ver con la actualidad. Y David no hace las cosas porque sí. Creo que ahí se refleja también, incluso con cierta crítica en algunos aspectos, la riqueza cultural de España.

-Dentro de su tono amable, también dispara contra el autoritarismo y la intransigencia.

-Hay varios niveles de lectura. Aunque los protagonistas son gente normal, que en aquella época hacía ciertas cosas, como pegar a los alumnos, sin pensar que eran malas.

-Hay más contactos con la actualidad. Algunos premeditados, como la defensa de los maestros, y alguno casual, como la triste coincidencia del estreno con la muerte de Manolo Escobar, que tiene su momento en la película.

-Una pena. Nunca se pensó en que la muerte de Manolo Escobar iba a suceder justo ahora. En cuanto a lo otro, el profesor de la película creo que es un guiño a los profesores vocacionales y a ese tipo de enseñanza que te ayuda a crecer.

-¿Cómo encaró el papel y cómo se ve a sí misma como actriz?

-La verdad es que cuando recibí la llamada diciéndome que yo iba a hacer ese papel, no me lo creía, pensaba que al día siguiente me llamarían de nuevo para decirme que todo había sido un error. Pero luego recibí el guión y me puse a llorar como una loca. Y me entró un poco de miedo, porque llevaba muchísimo tiempo luchando, pero no tenía ninguna experiencia en algo tan grande.

-Muchísimo tiempo tampoco puede llevar...

-Bueno, llevo desde los 17 años haciendo pruebas y ahora tengo 23.

-Una eternidad...

-(Ríe) Y siempre me habían dicho que no, hasta ahora. Tenía un poco de miedo al ser el proyecto tan grande, con gente tan profesional... Claro, a la vez tenía muchas ganas y mucha ilusión por la oportunidad que me daban, y esas ganas y esa ilusión me dieron confianza en mí misma y los miedos no me superaron.

-¿Por qué le decían que no?

-No lo sé, porque no daba el perfil... He llegado muchas veces al final de los castings, pero siempre me quedaba ahí, a las puertas...

-¿Cómo reacciona ante el fracaso?

-Siempre he pensado que, si me decían que no, era porque me esperaba algo mejor. Es duro aspirar a algo y que te digan que no; pero rendirse, nunca.

-Después de verla en Vivir es fácil con los ojos cerrados, creo que hará también papeles de mala... Esa Belén dulce esconde otra personalidad completamente distinta, que sale, en la única secuencia de sexo que hay.

-Sí, David no quería que esa fuera una escena de amor, sino de una mujer que, a pesar de ser muy joven, está muy desengañada de la vida y le da una lección a un jovencito más ingenuo (Francesc Colomer).

-Tiene una educación musical.

-Sí. Siempre decía que quería ser actriz, cantante y bailarina. Lo quería todo. Pero justo el año que me fui a la ESAD de Málaga habían puesto la especialidad de música y me presenté. Estuve dos años y luego, cuando vine a Madrid, ya me centré en la interpretación. Pero sí, me gusta mucho cantar y bailar.

-La comparan con otra Natalia... Natalie Portman.

-¡Ah, sí, me lo han dicho bastante! Y yo, encantada, la verdad. Es una de mis actrices favoritas. Físicamente, me parece hermosísima, y como actriz es increíble.

-¿Y quién es Natalia de Molina, la mujer?

-Nací en Linares, pero con año y medio ya me fui a Granada con mi madre y mis hermanas cuando mis padres se divorciaron. Soy la pequeña de cuatro niñas. Las dos mayores son abogadas y las dos pequeñas somos actrices. Mi hermana fue la primera que se llevó el marrón de decir que quería ser actriz. Sobre todo por mi padre, que es médico y no lo entendía, le daba miedo una profesión tan inestable.

-¿La veremos trabajando en teatro con su hermana?

-Ojalá. Amo el teatro. Quiero probarlo todo, también la televisión.

-¿Algo en ciernes?

-Ahora mismo, todavía no.