-La revista cumple un lustro, ¿expectativas cumplidas?

-Nuestra idea era lanzar al mercado una revista distinta y la verdad es que estamos contentos y con muchas ganas de seguir creciendo.

-¿Envidia la calidad y prestigio del Vanity Fair americano?

-Siempre es una inspiración, tiene los elementos que también perseguimos nosotros: grandes exclusivas, historias distintas, entrevistas con otro punto de vista... Esas son las directrices y tratamos de adaptarlas al lector español. Producimos el 90% de nuestros contenidos.

-Se permiten el lujo de preparar durante meses un reportaje.

-Porque somos multifunción y mientras un redactor persigue un tema hace mil tareas más al día. Pero es verdad que dedicamos mucho tiempo a la investigación porque ese es nuestro fuerte, una información muy elaborada y distinta.

-¿Cuestión de perspectiva?

-La realidad y los personajes están ahí para todos y lo que tenemos que encontrar es el ángulo que nos distinga.

-Cuánto ego y cuánta vanidad habrá visto.

-La vanidad es un motor muy importante en el mundo, mueve muchas cosas.

-Ahora cuenta en un libro la trastienda de las exclusivas.

-Siempre nos pareció que las peripecias que vivíamos y todo lo que nos costó llegar a ciertos personajes podían ser tan interesantes como la historia en sí, por eso hemos seleccionado quince reportajes que nos pareció que tenían una trastienda muy jugosa.

-¿Callan muchas cosas?

-No callamos mucho, los lectores tienen derecho a conocer lo más posible. No nos ponemos más límites que los que hayamos pactado con el personaje, pero no por miedo sino por un acuerdo previo.

-¿Muchas presiones?

-Muchas veces síntoma de que estás haciendo bien tu trabajo, porque la información no es complaciente, es nueva o es relevante y hay quien prefiere que no la publiques.

-¿El trabajo más complicado?

-El reportaje de portada de Corinna (zu Sayn-Wittgenstein). Fue en un momento en el que no había información sobre ella, los medios no publicaban nada sobre esta mujer, ni de su relación con el Rey ni su papel en acuerdos en el extranjero con consorcios españoles... Esa información fue muy laboriosa y muy complicada de obtener.

-Recibieron serias presiones.

-Hubo presiones, sí, incluso después de publicarse: fue uno de nuestros números más vendidos y que menos repercusión tuvo en otros medios. Supongo que ahí alguien hizo bien su trabajo.

-¿Le sorprendió el comportamiento de la princesa Letizia?

-El de la Zarzuela fue también un reportaje muy laborioso, se hizo durante muchísimo tiempo y tuvimos la suerte de estar junto a los Príncipes durante muchas semanas. Lo que me sigue sorprendiendo es que no tengamos la posibilidad de verlos más de cerca y escucharlos con su propia voz y no a través de discursos y de terceros.

-¿Ganan de cerca?

-Todo el mundo gana de cerca. El trato cercano es la mejor forma de empatizar, sobre todo si está muy alejado y te va a representar.

-¿Entrevistar al Rey?

-Nos encantaría publicar una entrevista con él. Como somos muy insistentes, muy pesados y muy peleones, seguimos pidiéndola.

-Mientras, La soledad del Rey.

-Ese reportaje fue muy elaborado. Creo, modestamente, que hicimos un buen retrato de la situación actual del Rey, complicada para él y para la institución.

-¿De qué está más satisfecha?

-Me gustó muchísimo entrevistar al juez Gómez Bermúdez porque era la primera entrevista tras la sentencia del 11-M. Me gustó mucho publicar la portada de Corinna y la única entrevista hasta entonces de Carmen Romero, la exmujer de Felipe González. Y ha habido portadas que me han encantado como una reciente de Sharon Stone, una mujer fascinante, inteligentísima y guapísima, con la que hicimos una sesión de fotos estupenda. Me gustó mucho la entrevista con Mario Conde, cuando todavía estaba en tercer grado y hacía poco que se había muerto su mujer, y la que publicamos con Javier Anastasio, treinta años después de que huyera de la justicia de España acusado del asesinato de los marqueses de Urquijo; fue muy complicado localizarlo.

-¿Tienen la política de no pagar y no dejar revisar los textos?

-Jamás hemos pagado por una exclusiva. En ocasiones muy concretas dejamos revisar los entrecomillados, como al juez Bermúdez, porque un error de transcripción nuestro podría ocasionar un problema jurídico o perjudicar a alguien. Lo que no vale es dije esto y ahora lo cambio.

-¿Qué se le ha escapado?

-Muchísimas cosas. Lanzamos muchos anzuelos. Hacemos muchos intentos a la vez y muchas veces no llegan a nada, unas cosas las dejamos porque pierden interés, otras se quedan durmientes y otras las seguimos persiguiendo, como la entrevista a Bill Gates, al Rey o a Alicia Koplowitz.

-La última película de Sophia Coppola está basada en un reportaje del Vanity Fair americano.

-Me encantaría que nos pasase; de hecho publicamos argumentos muy cinematográficos, historias que tienen que ver con el folletín clásico: hay drama, poder, venganza...

-¿Ha leído Vanity Fair, la novela victoriana de Thackeray?

-No. Fatal, ¿verdad?