Javier Cámara acaba de estrenar la película Vivir es fácil con los ojos cerrados, en la que interpreta a un profesor que en la España de los sesenta enseña inglés a sus alumnos con canciones de los Beatles.

Ese profesor existe y vive, es Juan Carrión, que no dudó en cruzar España en su Seat 850 para conocer a John Lennon cuando este se encontraba grabando en Almería.

El actor Javier Cámara estuvo la pasada semana en el acto de entrega de los premios Príncipe de Asturias, invitado por sus amigos Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo.

-Dice su personaje, Antonio, que una canción puede salvarte la vida. ¿Usted cree que es verdad?

-Yo creo en la capacidad terapéutica de la música, de la belleza, del arte. El sueño del creador es trastocar las almas ajenas. Salvar vidas es algo demasiado importante, pero no seré yo el que dude sobre el poder del arte.

-¿Qué canción pone a vivir a Javier Cámara cuando necesita un chute de adrenalina?

-Creep, de Radiohead, me ha ayudado a veces. Pero soy tan ecléctico que me vale desde el flamenco hasta el reggaeton.

-¿Esta crisis nos ha quitado la ilusión de luchar por nuestros sueños como hace su personaje?

-Mi personaje persigue su sueño de conocer a John Lennon. Es un idealista y un tozudo. En aquellos tiempos tampoco era fácil ser así. Creo que pocos tiempos son fáciles. No deberíamos dejar que algo o alguien nos robe nuestra idea de conseguir lo que soñamos. Hay que ser tozudos. Idealistas. Pese a los cientos de voces que habrá en contra. Voces de gente con miedo a que cambies.

-¿Vivir es fácil con los ojos cerrados?

-Imagino que Lennon lo debió escribir en un momento complejo y de transición. No olvidemos que la palabra crisis significa algo así como cambio. Le habían sucedido muchas cosas, entre ellas el éxito en mayúsculas, y supongo que la soledad que eso produce. Necesitaría alejarse, tomar distancia? Pero, sí, vivir es más fácil con los ojos cerrados.

-Después de tantos años en la profesión, ¿aún teme no contar con el apoyo del público?

-Esa preocupación es más del productor. Y si hablo por mí diré que me he vuelto más egoísta con mi trabajo. Lo disfruto mucho y siempre elijo los proyectos a mi favor. Pienso en qué me va a enseñar el nuevo proyecto, en qué es lo que aprenderé en este nuevo proceso. Me interesa básicamente el camino que va desde el momento de la decisión hasta el día en que termino de rodar. Lo demás no debo manejarlo. Si es un éxito o no, ya se verá; desde luego, no lo pienso de antemano.

-Con un 21 por ciento de IVA aplicado al cine, ¿cómo le decimos al público que vaya al cine?

-Haciendo buenas películas, como esta.

-¿Usted es más de los Beatles o de los Rolling?

-De ninguno. Aunque mentiría si no digo que los Beatles me han emocionado rodando esta película.

-Dice el ministro Montoro que los problemas del cine español también tienen que ver con la calidad.

-Opino todo lo contrario. Y creo que el momento no le está dando la razón en cuanto a calidad. Además le puedo asegurar al ministro que el cine español genera mucha y muy buena energía, también fuera de nuestras fronteras, lo digo ante la preocupación gubernamental por fomentar la "marca España".

-¿Sueña con Hollywood?

-Sueño con seguir dando saltos hacia delante. Donde caiga me es indiferente. Que esté más o menos mullido? eso sí.

-Cuéntenos cómo fue esa llamada de David Trueba.

-Me mandaron el guión y me encantó. Fue fácil. Aunque me provocó las dudas de siempre, dudas exclusivamente personales y que se repiten en cada proposición; así que ya casi las domino. El problema fue cuadrar las fechas en un año tan loco y fructífero como ha sido 2013 para mí.

-¿Lo suyo con la interpretación le vino rodado o también tuvo que lanzarse a la aventura?

-Yo cogí un autobús en 1988 rumbo a un Madrid que sólo conocía por las películas. En La Rioja me crié pero en Madrid crecí. Con todos los tumbos, dudas e ilusiones. Fue fácil y a veces imposible. Una mezcla de inconsciencia e ilusión me ayudaron mucho al principio.

-En la España de los sesenta enseñar inglés con las letras de los Beatles, en un colegio de curas, ¿era una locura o una gran cordura?

-Era de visionarios. Juan Carrión, el profesor en que se basa esta historia, sigue a sus ochenta y tantos años dando clase. Hay profesores así, siempre los ha habido. Y yo que me alegro...

-Y el inglés ¿cómo lo lleva?

-Cada día más suelto. Ahora le estoy dando al francés. Es necesario, teniendo ahora con un mercado tan abierto a las coproducciones.

-¿Qué le parece la aventura de Carrión?

-Él tenía un propósito muy claro. Mejorar la calidad de la enseñanza. Él no pensaba sólo en sí mismo, pensaba en sus alumnos. Las canciones de los Beatles no solo enseñaban el inglés sino un futuro nuevo que se empezaba a respirar en España gracias a personas justas y humildes como Juan Carrión.

-Juan Carrión consiguió su sueño y logró que los Beatles incluyesen sus letras en sus discos. ¿Cuál es el sueño de Javier Cámara?

-Mi sueño sería que el público se enorgullezca de sus artistas.

-Dijo la crítica en San Sebastián que su interpretación es soberbia?

-Pues qué majos los de la crítica. Ponles una ronda, que se lo han ganao.

-¿Conoció a Juan Carrión?

-Lo conocí en Cartagena, y nos enseñó todos los legajos que se estuvo enviando con John. Es un hombre de una energía increíble. Y creo que aún no ha visto la película.

-A usted lo descubrió Luis San Narciso, ¿cómo fue?

-Luis me descubrió para la televisión, quería verme en Siete vidas y antes me probó en Periodistas, pero Luis y yo nos conocemos de mucho antes. Es un gran amigo.