"El himno del PP es una melodía que conoce todo el mundo, mientras que el del PSOE no lo conocen ni sus líderes", presume sin falsa modestia Manuel Pacho (Oviedo, 1953), el compositor de la música del partido de la gaviota. Los pegadizos compases de la marcha popular cumplen ahora 25 años, pero Pacho lleva muchos más dedicado a la creación de melodías contagiosas como las de los anuncios de Farala, Vacaciones Santillana o el de la papilla Puleva, "le va, le va, le va".

-Señor, Pacho, ¿a qué suena su vida?

-Depende, no es una melodía que se repita sino que refleja los éxitos y los fracasos propios de una vida intensa. Yo he vivido mucho, me he movido por muchas partes, he vivido en México y en Miami y he escrito canciones para la televisión, la radio, el cine y para publicidad.

-Canciones muy pegadizas.

-Yo siempre he querido componer melodías pegadizas y esa característica es fundamental para tener éxito en la publicidad. Es un vicio que adquirí cuando empecé a musicar anuncios, pero todos los compositores, hasta los más grandes, sueñan con que sus melodías sean recordables.

-¿Entró la música en su vida en forma de piano de cola?

-En cierta medida, sí. Mi abuelo, que era un emigrante, se llevó a Oviedo cuando regresó de Buenos Aires un piano de cola. Mi madre y sus hermanas aprendieron a tocar el piano y de alguna forma entró la música a ser algo habitual en mi vida. Yo toco varios instrumentos, pero todos mal porque me dediqué a componer y en esta vida: o compones o interpretas. De mis tres hijos, dos son también músicos.

-¿Qué es el tercero?

-Normal.

-¿Cómo eran los bolos por la Asturias rural de antes de 1970 con su grupo Los Estelares?

-Íbamos por los bailes de los pueblos de Luarca a Avilés o a Pola de Lena. Llegamos a actuar en cuadras y hacíamos el escenario con cuatro tablas que nos dejaban. Ganábamos muy poco pero ahora recuerdo con mucho cariño aquella época. También recuerdo que debíamos hasta los instrumentos y de hecho creo que alguno no lo llegamos a pagar nunca.

-Aunque no ganasen mucho dinero, supongo que ligarían un montón.

-¡Qué va! En los 70 era aún muy difícil ligar por los pueblos de Asturias. Yo empecé a ligar cuando llegué a Madrid a estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones. Luego me marché a México. La verdad es que me he casado al menos dos veces y me he comprometido en muchas más ocasiones. No sé vivir sin las mujeres y eso tiene sus riesgos.

-¿No va siendo hora de que asiente la cabeza?

-Ahora llevo ocho años con una princesita.

-¡Enhorabuena!

-Gracias. Ella no tiene nada que ver con este mundillo de los autores. Llevo desde que tenía 21 años fuera de Asturias sin parar de componer y de imaginar melodías.

-Melodías como la del PP, ¿en qué se inspiró para componer este himno?

-Esta música la hice entre 1989 y 1990. Era una época en la que el PP atravesaba por una situación muy complicada. Dominaba el PSOE y estaban a punto de celebrarse las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. El PP no tenía fuerza ninguna y yo se la quise dar. Planteé una melodía fácil de recordar y de entender y la verdad es que funcionó. Llegamos a hacer hasta 22 versiones de esta música: disco, bacalao, salsa, flamenca, canaria y más.

-Y lleva 25 años sonando.

-Y la gente aún se levanta cuando la escucha. Lo comprobé el otro día en la convención de Valladolid. La melodía me la encargó Miguel Ángel Rodríguez, asesor entonces de José María Aznar. Tenía que ser agradable y alegre, así que opté por darle un toque liberal para alejarla de la música de los ritmos más de masas o de manifestaciones. La música del PP refleja al hombre con iniciativa y que siempre sale adelante.

-¿Qué refleja entonces la música del PSOE?

-La música del PSOE es más del estilo del Novecento de Bertolucci, es más de masas. El himno del PSOE es muy grande pero no lo conoce nadie, ni tan siquiera sus propios líderes. La compuso mi amigo Julio Mengod. La música del PP refleja al español liberal, el himno del PSOE no lo recuerda nadie.

-¿Cuánto le pagó Aznar por ese himno?

-Ya no me acuerdo, pero supongo que me pagaron muy bien. El PP siempre me ha pagado bien y ha sido muy fiel a mi música. Por esta razón, el otro día me llamaron los de Vox para que les hiciera una composición para la campaña electoral y lo rechacé. Quiero corresponder a la fidelidad que me han demostrado en el PP.

-¿Es usted del PP?

-No estoy afiliado a ningún partido y dentro del PP tengo tan sólo a muchos conocidos.

-Así que en épocas electorales será cuando usted hace más caja a través de los derechos de autor.

-Hago muy poca caja. Los partidos políticos llegaron a un acuerdo con la SGAE para no pagar los derechos en los grandes actos electorales.

-¿Cómo encaja ese trabajo corporativo con sus arreglos para las mamachichos?

-Yo hago todo aquello que me proponen. He trabajado mucho en Telecinco y lo de las mamachichos venía ya muy cocinado de Italia. Nunca tuve el gusto de conocer a ninguna mamachicho.

-¿Cuándo descubrió que había chica nueva en la oficina?

-Que se llama Farala y es divina. Fue una adaptación que me pidieron para el anuncio de esa colonia. Es uno de los muchos jingles, melodías publicitarias, que he hecho a lo largo de mi vida.

-Como la de las papillas Puleva.

-Sí, que 'le va, le va, le va'. Es que le pongo música a cualquier texto.

-¿Cómo convenció a doña Jimena para que esperase al Cid con mantecados?

-También puse música a ese anuncio. Se me suele ocurrir la melodía cuando veo la letra. Cuando estoy mal de dinero tengo aún más facilidad para imaginar una música. La necesidad agudiza el ingenio.

-¡Con la cantidad de dinero que debe de tener usted a través de los derechos de autor!

-No te creas. He gastado un montón de pasta. Ahora me controlo un poco más. La SGAE hizo rica a mucha gente, pero no a los autores. Otros han sido los que se han llevado el dinero que nadie controlaba. Yo no estoy forrado, estoy obligado a seguir trabajando.

-Cuénteme su experiencia en Latinoamérica, sobre todo en México.

-He hecho muchas series de televisión con Televisa; muchos culebrones y he trabajado con Paulina Rubio, Ricky Martin y hasta Yuri. Paulina es muy campechana, pero Ricky, cuando lo conocí, era un tipo melancólico, huidizo y complicado. ¡Eso sí, tenía un físico impresionante!