La imagen del niño sirio, Aylan Kurdi, sin vida en la orilla de una playa turca, truncando el objetivo de la familia de huir a una isla griega, se convirtió en viral y destapó de nuevo el drama que se vive en Siria. Tras cuatro años de guerra, las ansias de libertad no frenan a los habitantes sirios, que temen por sus vidas. Europa abre las puertas a los refugiados si bien los expertos recuerdan que antes de esta crisis migratoria hubo otras oleadas: solo en Turquía se calcula que hay dos millones de sirios. Líbano y Jordania acogieron también a sus vecinos en las etapas más críticas de esta guerra. ¿Qué opinan los sirios que viven Galicia y que dejaron su país hace mucho tiempo?

"La gente no se va por un futuro mejor, huye de la muerte. El problema tiene que frenarse allí, porque son millones y llegan a Europa; la mayoría no saben hablar el idioma, no saben qué será de sus vidas pero allí tienen miedo a morir", cuenta Faysal Deiri, un sirio, natural de Alepo, asentado en Vigo, tras viajar a Santiago a finales de los sesenta para estudiar Medicina. "Te pongo un ejemplo: una persona retenida, acude un abogado a preguntar qué es lo que pasa y el jefe de la policía lo mata solo por ir a preguntar por un preso o retenido, lo fusilaron en el despacho. Esto ocurrió y ocurre en mi país", expresa Fawzi Dib, facultativo en el hospital de A Coruña jubilado recientemente.

"Mi madre era analfabeta pero era muy lista para la vida. Éramos doce hermanos. Cuando me vine a Galicia me dijo: 'La religión es para Dios y la tierra es para todos', para convivir nacidos y emigrantes, para no odiar a nadie. También me dijo que si en 40 días no me integraba que volviese, para que me habituara a las costumbres y los hábitos del sitio. El extremismo solo conlleva destrucción y nace cuando hay opresión, en democracia el extremismo se muere", expresa Issam Alnagm, médico y exalcalde de Muras (Lugo) durante 24 años. El colectivo sirio en Galicia no es muy amplio, en concreto, según datos del Instituto Galego de Estadística (IGE) son 35 personas procedentes del país árabe. Muchos llegaron a finales de los 60 para estudiar Medicina, Farmacia o Náutica y formaron un pequeño grupo de amigos que se reunían para combatir la morriña. Acabaron haciendo sus vidas aquí, ejerciendo como facultativos, muchos de ellos, casándose con gallegas y formando una familia.