-Una exposición impresionante, ¿es su colección personal?

-Son los cuadros que me he ido quedando. Los tenía en un almacén, pero una pintura que no ve nadie no es nada. Para que se realice como pintura tiene que mirarla alguien. Yo no tengo ningún afán coleccionista, no me gusta. En mi casa las paredes están blancas.

-¿Ni obra de sus colegas?

-En mi casa las paredes son blancas, incluso contra la opinión de mi familia. A lo mejor, pongo uno un ratito...

-¿A dónde van los hombrecitos de sus obras?

-¿A dónde vamos nosotros, a dónde nos dirigimos, si estamos en un corralito? A veces somos empujados por fuerzas ocultas, es nuestro viaje hacia ningún sitio, si todos vamos a desaparecer.

-¿Por qué esa perspectiva cenital de las últimas décadas?

-Toda la pintura está hecha desde el punto de vista frontal, y la mirada es más limitada. Con un dedo tapas el sol, y desde arriba ves todo más fácilmente. Es una perspectiva que nadie había utilizado antes en la pintura.

-¿Su primer cliente en la exposición de Londres fue Bacon?

-En 1976, vino y me compró una obra él, que nunca había comprado un cuadro. Hasta salió en la prensa. Se interesó por mi pintura porque decía que él siempre había querido pintar multitudes pero no sabía cómo resolverlo, le salían todos los hombres iguales. Le interesaba mucho Velázquez pero temía verse defraudado si iba al Prado y yo casi le obligué a ir a Madrid.

-¿Le agrada que le llamen a su obra pintura política?

-Lo que se dice de la pintura me interesa poco. La pintura es una fuente muda cuyos gritos se escuchan pero no se oyen; es un lenguaje y mi lenguaje lo entienden todos.

-Marcado por la Guerra Civil.

-Empecé a ver la vida desde la guerra a los 6 años. Para mí fue una cosa infinita, no se acababa nunca.

-Sus temas al principio eran gente ante un pelotón de fusilamiento, huyendo, detenidos...

-Es que es lo que veía desde una terracita de casa. Disparaban y caían muertos. Viví los bombarderos y tantas cosas que se me quedaron en el disco duro y luego pinté.

-Fue uno de los pintores del PCE y El abrazo

-La Junta Democrática se reunió en mi estudio de Aravaca y escogió ese cuadro para pedir la amnistía. En mi casa ha ocurrido de todo y todo el mundo pasaba por allí porque tenía dos puertas y se podía escapar, y una estufa grande de leña para quemar papeles. Por allí pasaron Santiago [Carrillo] con la peluca y tantos otros.

-¿Dónde está ahora El abrazo

-Lo había comprado un coleccionista de Chicago y el Gobierno de Suárez quiso que volviese a España. Gracias a la mediación de Pierre Levail, el cuadro volvió a España tras adquirirlo el Estado para el Museo de Arte Contemporáneo pero lo escondieron y permaneció oculto mucho tiempo. Cuando por fin lo encontraron, lo colgaron y, después de unos meses, volvió al almacén. Un cuadro que son españoles abrazándose... Ese cuadro no es mío, es de todos los demócratas españoles, pero, como dije una vez, nació en la clandestinidad y ahí sigue tan contento.

-¿No se exhibe?

-No, no, sigue el la clandestinidad, en el Reina Sofía. Pero hace unos días me han dicho que se ha llegado al acuerdo de que el cuadro se muestre en un lugar preferente del Congreso de los Diputados, y yo creo que es el sitio adecuado.

-¿La situación política hoy?

-Tenemos un Gobierno muy zafio, que hace las cosas muy mal. Es el culpable de todo, ha creado más independentistas que nadie, su torpeza es enorme, volver a las andadas con ese españolismo tan rancio. Hay que volver a la idea de Federación Ibérica, una verdadera federación de países, con Portugal, sin el nombre de España. La República Ibérica, una federación de naciones, no hay nada más lógico. Seguimos atados por el franquismo, y las autonomías son un cachondeo.

-¿A quién vota?

-Depende, pero a la izquierda, porque incluso Izquierda Unida a veces está tan a gusto en su sillón... He votado a Manuela Carmena porque la conozco y sé que es una persona buena e importantísima.

-¿La monarquía?

-Yo firmaba por tener un presidente de la República. Los que no somos monárquicos protestamos porque ahora no tenemos un rey, tenemos dos reyes y dos reinas.