Defiende una Educación que enseñe al alumno a pensar; como filósofo sería difícil verlo desde otro prisma. Fernando Savater, critica la pérdida de peso del humanismo en el aula y en la sociedad. En el ámbito político, se presenta como candidato al Senado por UPyD, y recuerda que fue la primera formación en buscar un sitio más allá del bipartidismo.

-Su último libro, Aquí viven leones

-Me han obligado a veces a hacer de misionero de la lectura. Se trata más, en este caso, de facilitar el acceso a las grandes obras a los que quieren leer, los que leen Harry Potter, por ejemplo, mostrarles los clásicos de la literatura, que vean cómo viven los escritores, impregnándose del mundo literario.

-Pero el sistema educativo ha de intentar que lean todos, ¿no cree?

-La gente lee, la cuestión es que quiera leer libros. El sistema educativo elimina la filosofía, la literatura. Los primeros que quitan los libros y dejan el libro técnico y las instrucciones del iPhone es el propio plan de estudios. Hay que intentar que lean más allá.

-¿Los jóvenes son muy buenos en tecnologías y presentan carencias en otros temas?

-Son buenos en herramientas pero malos en buscar los fines. El humanismo se ocupa de los fines, no de los medios. Yo acabo de venir en el avión hasta aquí y tengo un iPhone en el bolsillo y todo está estupendo. Es bueno moverse en avión y llevar tu iPhone pero tienes que saber a dónde quieres ir y por qué haces las cosas que haces. No hay ningún automóvil que te diga a dónde tienes que ir. Esos fines son los que persigue la educación humanista, que se va sustituyendo por otros temas que no son exactamente eso, como el amor a los animales y a las mascotas, por ejemplo, que no es lo mismo. Una cosa es humanismo y otra humanitarismo.

-En su caso la lectura ha estado siempre presente y ahora, tras la pérdida de su esposa, es un empuje y una salida...

-Sí, siempre he sido más lector que otra cosa. Puedo estar seis meses sin escribir pero no sin leer. Ya con los años, retirado y desgraciadamente solo, dentro de esta situación, es mi refugio.

-¿Usted cree que existe una pérdida de valores generalizada?

-Tener valores no es portarse bien sino saber en qué consistiría portarse bien. Surgen cuando los echas en falta. Pero no significa que todo el mundo esté cumpliéndolos siempre.

-Afirma que Religión no es una asignatura, ¿y Educación para la Ciudadanía?

-Sí, pero Religión no. Puede haber historia de la mitología comparada, espiritualidad a lo largo de los siglos o hay libros de historia de las ideas pero no la formación religiosa planteada como hasta ahora. Escuché al anterior ministro, Wert, decir que los chicos deberían elegir la carrera que les va a dar trabajo, no la que les gusta.

-¿Depende del profesor que a un alumno le interese la filosofía?

-Nunca he encontrado chicos de 13 o 14 años a los que no les interese la filosofía y sí que no les gustan las matemáticas. La filosofía habla precisamente de las cosas de las que hablan los adolescentes: la muerte, la verdad, la justicia... Pero no puedes empezar: un señor griego.. No, tienes que conseguir que se interesen por el tema y luego explicarles quién lo dijo: Aristóteles. Si le dices "apréndete a Aristóteles" seguramente no lo haga.

-Su padre le dijo un día que no se quejara: "vives mejor que la media"

-Es verdad, yo siempre he tenido mucha conciencia. Uno puede sufrir, pasarlo mal en muchos momentos de la vida, pero sí me considero un afortunado y he intentado devolver a la sociedad parte de lo que me ha dado. Es una forma de decencia: la common decency.

-¿La vida es mejor compartida?

-Sí, es que estamos condenados a nuestros semejantes. La visión del predador permanente es nefasta socialmente, es absurda.

-En Cataluña, después del referéndum, ¿cómo canalizamos ese sí y ese no prácticamente al 50%?

-Las leyes están para canalizar las peticiones, los deseos... Lo que no hay forma es de canalizar la ilegalidad, quiero decir, si las cosas son ilegales es que se han salido del cauce que sirve para canalizar las cosas. En Cataluña, la mitad, la mitad más uno... No son los que tienen que decidir eso. Pueden causar un problema de orden público pero no un problema político porque este ya lo han resuelto las leyes. Las leyes establecen nuestra libertad, la libertad del ciudadano, que es lo que interesa, no una cosa abstracta como la unidad de España.

-¿Tendría sentido un cambio en la Constitución tras 37 años de vigencia?

-No es imposible, ¿por qué no? Pero tiene que ser sabiendo para qué es ese cambio. ¿Para consagrar la singularidad? ¿Y eso qué quiere decir? La singularidad que cuenta en una democracia es la de los ciudadanos y los ciudadanos pueden ser como les de la gana, con tal de que acaten las leyes.

-¿Considera que los nuevos partidos se han comido a UPyD?

-Es curioso, cuando nosotros lanzamos UPyD todo el mundo estaba encantado con el bipartidismo y nos decían que no había espacio para más. En cambio ahora es todo lo contrario, el bipartidismo parece el demonio colorado y todo lo demás es bueno. Tampoco es así. Países como Estados Unidos o Inglaterra son bipartidistas y no son los peores del mundo.

-¿Fueron los primeros en intentar hacerse un hueco?

-Sí. Es importante que UPyD rompa el cerco de silencio y exclusión al que ha sido sometido. Temo que pague el pato tras haber sido los primeros en romper el tabú del bipartidismo.

-¿A qué cree que se debe la fuerza de las nuevas caras?

-El momento no es el mismo. A partir de la crisis surgió una desconfianza hacia los partidos tradicionales. También he de decir que UPyD es el único partido sin casos de corrupción e imputaciones en sus listas, por eso es importante estar en el Parlamento; estarían bien 2 o 3 representantes. Cuando nosotros salimos a la palestra no había estas tertulias. Hoy la guapocracia que tenemos se ha hecho toda a base de tertulias de televisión. Es un perfil que tiene que ver poco con la política y mucho con el espectáculo.

-¿No le gusta el término de nueva política?

-Creo en la buena y en la mala, independientemente de la edad. Si mañana se presentara Thomas Jefferson me parecería muy bien aunque fuera de hace dos siglos. Como cuando dicen somos el cambio. El cambio en sí es no decir nada. El cambio puede ser para mejor o para peor.

-¿Augura un escenario de pactos tras el 20-D?

-Sin duda. No creo que nadie esté en posición de gobernar solo. En política las cosas se hacen posibles cuando son imprescindibles. Habrá acuerdos.