Impresiona verla en una fotografía de sus tiempos de estudiante. Es la única mujer entre un numeroso grupo de hombres. La imagen fue tomada en 1935 en la Escuela de Arquitectura de Madrid, y ella es Rita Fernández Queimadelos (Torre, A Cañiza, Pontevedra, 1912- Barcelona, 2008), la segunda mujer titulada en Arquitectura en España, y la primera que accedió al puesto de arquitecta municipal.

Hasta 1910 no se había permitido a la mujer entrar en la Universidad y en 1920 solo representaba el 2%. Eran 429 y casi todas estaban en Filosofía y Letras. Hasta 1929 no se licenció en España la primera ingeniera y hubo que esperar a 1931 para que tres mujeres ingresasen en la Escuela de Arquitectura: Matilde Ucelay, María Cristina Gonzalo y la propia Rita Rita.

Nacida en una pequeña aldea de Pontevedra e hija de comerciantes acomodados, Rita Fernández Queimadelos supo pronto que quería ser arquitecta, a pesar de la oposición de sus padres -propietarios de una mercería en Ourense llamada La Modernista-.

Estudió dos cursos preparatorios de Ciencias Químicas (1928-1930) en Santiago para poder acceder después a los estudios de Arquitectura en Madrid. En Compostela asistió también a clases de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios.

En 1930, se trasladó a Madrid y se alojó en la Residencia de Señoritas de la calle Fortuny, dependiente de la Institución Libre de Enseñanza, que dirigía la pedagoga María de Maeztu, discípula de Giner de los Ríos, y donde la élite pudiente e intelectual de la época enviaba a sus hijas. En aquel ambiente intelectual, Rita coincidió con la que sería su compañera de estudios Matilde Ucelay, la primera mujer en obtener el título de Arquitectura en España (1935) y reconocida con el Premio Nacional en 2004.

Fernández Queimadelos continuó la carrera hasta 1936, en que la Guerra Civil interrumpió sus estudios, y no pudo reanudarlos hasta 1940, año en el que obtuvo el título de arquitecta y se convirtió en la segunda española en lograrlo.

Durante la carrera tuvo dos profesores que serían de gran importancia: Modesto López Otero y Bravo, catedrático de Proyectos Arquitectónicos, que le propondrá que se incorpore al Área de Proyectos de la Dirección General de Regiones Devastadas (DGRD), y Francisco Navarro Tomás, profesor de Mecánica y Topografía, Geodesia y Astronomía, director de la Oficina Técnica de Construcciones Escolares del Ministerio de Educación y Ciencia y representante en la Comisión de Arquitectura Escolar de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), que sugiere su nombre para el cargo de arquitecto escolar provincial de Murcia.

En la Dirección de Regiones Devastadas (1941-1946) trabajó en la redacción de distintos proyectos de nueva planta y en la reconstrucción de edificios dañados por la guerra, entre otros el del Patronato de Protección de la Mujer en San Fernando de Henares o la reparación del Ayuntamiento de Fuenlabrada. Firmó el proyecto para una colonia de viviendas unifamiliares en hilera en Carabanchel.

Se casó en 1942 con un profesor de la facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid, Vicente Iranzo, y tuvieron seis hijos. Tras dar a luz al tercero, en 1947, interrumpió su trabajo profesional durante ocho años para dedicarse a la crianza. Cuando su marido obtuvo la cátedra de Química Inorgánica en la Universidad de Murcia, Queimadelos se quedará en Madrid trabajando hasta que en 1955 se va también a vivir a Murcia con toda la familia. Allí simultanea los puestos de arquitecto escolar y de arquitecto municipal de la localidad e Mula.

En 1973, siguiendo los pasos de su marido, se fue a vivir a Barcelona y dejó la carrera profesional, aunque realizó los proyectos de restauración de su nueva vivienda y de la de uno de sus hijos. Aquí, en 2008, murió esta pionera de la arquitectura, el mismo año que su compañera Matilde Ucelay.