Marisol Soengas (Agolada, Pontevedra, 1968) es bióloga experta en cáncer de piel. Lidera el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid, donde dirige el Grupo de Melanoma. Desde el 2010 es directora del Programa de Patología Molecular en este centro, que ha logrado descubrir una estrategia para inducir la autodegradación de las células tumorales.

-¿En qué punto se encuentran ahora mismo sus investigaciones?

-Trabajamos en el melanoma, que es la forma más agresiva de cáncer de piel. Y es cáncer de piel pero no solo en la piel, hay melanomas que aparecen en los ojos, las mucosas, y tienen distintos mecanismos. Estamos en un momento fantástico en el campo porque se han descubierto alteraciones genéticas que permiten ya un tratamiento más dirigido. A nosotros nos interesa el aspecto de tratamiento pero también el diagnóstico, cómo aparecen los melanomas y cómo distinguirlos de la forma benigna. Todos tenemos lunares, pero quizás la población general no sabe que todos los lunares tienen mutaciones, que en principio podrían desarrollar tumores pero no lo hacen porque hay mecanismos de protección y de supresión que se activan en los lunares. Y a nosotros nos interesa saber cómo se activan esos mecanismos de protección y cuándo fallan.

-Están estudiando una de las características de los melanomas, su capacidad de metástasis intrínseca...

-El melanoma es el único tumor en el que el diagnóstico se mide en base a milímetros de profundidad. Con un grosor de dos milímetros ya estamos ante un mal melanoma. Nos interesa saber por qué lesiones tan incipientes tienen capacidad de metástasis.

-¿Han dado con el quid de la cuestión?

-Hemos encontrado unas nuevas proteínas que están implicadas en la metástasis y no solo eso. La célula tumoral es capaz de educar o activar zonas a distancia antes de colonizarlas. Estamos identificando esas señales a distancia, y lo que presento es cómo estudiamos esos efectos de preparación antes de la metástasis, cómo lo estudiamos en el laboratorio. Lo hacemos con unos modelos animales que reproducen el melanoma y nos permiten técnicas de imagen molecular para ver cómo las células activan señales antes de diseminarse. Con ello buscamos nuevos genes y estudiamos fármacos.

-¿Han identificado nuevos genes implicados en el cáncer?

-Hemos identificado genes que favorecen metástasis, y combinando los resultados en animales con muestras humanas podemos ver los resultados y definir el efecto pronóstico: ver si los pacientes que tienen las proteínas que nosotros hemos identificado tienen mejor o peor pronóstico. Y vemos que efectivamente tienen mal pronóstico.

-¿Y en cuánto a los tratamientos?

-También utilizamos esta combinación de muestras humanas y modelos animales. Hemos desarrollado un tratamiento desde el CNIO que ha dado lugar a una spin-off, BiOncoTech Therapeutics, de manera que tratamos de trasladar la investigación a un campo práctico.

-¿En qué consiste?

-A nosotros nos interesaba atacar la célula tumoral de una manera diferente, y encontramos una estrategia para inducir la autodegradación de las células tumorales. Además vemos que no solo logramos que las células se mueran, sino también que el sistema inmune del propio animal, en este caso, también se activa, con lo que logramos una doble acción. Tenemos una eficacia muy buena en melanoma pero también en modelos experimentales de cáncer de mama, de páncreas, vejiga... La compañía se inició para trasladar este conocimiento a la práctica.

-¿Para cuándo estará el tratamiento disponible?

-Es complicado. La compañía BiOncoTech Therapeutics ha logrado completar todo el desarrollo preclínico, con pruebas en varios modelos, y ya han realizado el registro para el ensayo clínico, que se realizará ya. Es una de las grandes alegrías que puede tener un investigador. Los pasos que podíamos dar ya están en marcha.

-¿Cuántos casos nuevos de melanoma se están detectando?

-Es un tumor que sigue en aumento, en España se detectan unos 7.000 al año. Y hay muchas muertes, estamos hablando de dos o tres al día.

-¿Falta de prevención?

-Está aumentando por muchas razones, por la exposición solar, por la capa de ozono y por otros factores que no conocemos que no solo son genéticos o de exposición solar. Lo que podemos hacer es recomendar protección solar ultravioleta A y B, en la infancia sobre todo y la aplicación de las cremas, que es fundamental.

-¿Cuál ha sido la influencia de la biotecnología?

-La biotecnología nos ha abierto muchas puertas. En el caso del cáncer, para el diagnóstico precoz, para un tratamiento más dirigido y con menos efectos secundarios. Muchos pacientes de cáncer responden inicialmente a los tratamientos pero luego recaen, y el campo de la biotecnología nos va a permitir también retrasar las recaídas y una vez que se producen, abordarlas de una forma más eficiente. También se ha mejorado mucho la interacción entre la investigación básica y las compañías. Los propios investigadores básicos tienen un acuerdo con institutos y empresas para que aprendan otro aspecto más allá del científico: de propiedad intelectual, de manejo de fármacos, de entender el mercado... La biotecnología no es solo cosa de biólogos o de tecnólogos, hay otras disciplinas implicadas.

-¿Cómo ve la situación en España para los investigadores?

-En España tenemos muchísima capacidad, con centros de investigación punteros a nivel internacional, pero nos falta una financiación estable. Hay proyectos de colaboración que se inician pero son muy pequeños, de dos o tres años, y para llegar a una ciencia competitiva se tarda tiempo. Esperamos que los nuevos gobiernos piensen un poco más a medio y largo plazo, con políticas más estables. Hay gente muy buena y estamos perdiendo talento que no recuperamos, y tenemos que pensar que el talento extranjero también puede venir aquí a desarrollar sus proyectos.