David Rieff (Boston, 1952) se licenció en Princeton y es uno de los ensayistas más lúcidos de Estados Unidos, con ventanas al New York Times, Wall Street Journal o Le Monde.

Su último y polémico libro pugna A favor del olvido. Es hijo de Susan Sontag, cuyos últimos días narra en Un mar de muerte.

-¿La guerra es un exceso de memoria histórica?

-En algunas guerras, ha marcado la diferencia en sentido negativo. La gente bienintencionada piensa que es bueno recordar y que es inmoral olvidar, pero la memoria histórica no es un imperativo moral.

-¿En qué párrafo de su biografía hay que mencionar que es usted hijo de Susan Sontag?

-Todos estamos atrapados por nuestra biografía, pero pueden hacer lo que quieran con la mía. Sé quién soy, quiénes son mis padres y que en España y Latinoamérica me preguntarán inevitablemente por mi madre. La amé y la admiré, mi trabajo es difundir su obra.

-Boston, Princeton, New York Times, sus credenciales son difíciles de olvidar.

-Soy y no soy, Boston tiene tres millones de habitantes. Se me puede ver como un producto de la élite estadounidense con una vida relativamente privilegiada, pero no hago este trabajo para gustar. Si quisiera ganar un concurso de popularidad, no atacaría al movimiento de los derechos humanos ni a Bill Gates, mundialmente aceptados.

-La memoria histórica es la nueva religión española.

-La gente se toma la memoria histórica como la piedra filosofal de los alquimistas. Piensan que todo irá bien si acceden a ella. Sin embargo, encierra siempre un concepto político. Bajo la apariencia de abordar su pasado, España debate sobre su presente.

-¿Hay que retirar los símbolos de la dictadura?

-Los nombres no son sagrados, y al cambiar las figuras del pasado, has de estar preparado a que también retiren las tuyas. Nadie discute la supresión de la calle Adolfo Hitler, ni a Khruschev cuando rebautiza Volvogrado en Stalingrado pero hasta dónde hay que llegar. ¿Franco es inaceptable y Primo de Rivera es aceptable?

-¿Teme que su elogio del olvido le gane acusaciones de ultraconservador?

-Para ser honestos, no me preocupa que me llamen "viejo fascista". No lo soy, pero tampoco soy un socialdemócrata políticamente correcto. No soy de derechas ni de izquierdas, sino un antiutopista escéptico, que disiente de Kant cuando afirma que todas las cosas buenas van juntas. En los Balcanes y en Ruanda aprendí que a veces has de elegir entre verdad y justicia.

-Perdonar es mucho más bíblico que olvidar.

-Cómo puedes perdonar a quien ha torturado a tu padre. Quizás soy demasiado pagano y me falta fe, pero la idea de que el conocimiento llevará al perdón no es realista. Olvidar sí lo es, hay que seguir adelante y tenemos que ponernos de acuerdo en no estar de acuerdo.

-¿Cuánto tiempo hay que esperar antes de olvidar?

-No siempre debemos olvidar, se decide caso a caso. El pacto del olvido fue muy útil en España, quizás ahora no lo es. Todo será olvidado eventualmente, y la actuación del juez Garzón contra Pinochet no tuvo efectos negativos nueve años después de su caída, pero hubiera sido contraproducente al día siguiente.

-¿Donald Trump es peor que George Bush?

-Nunca debes decir que algo es lo peor. Bush no fue un buen presidente, pero estaba perfectamente equipado para el cargo. Trump en cambio carece de experiencia, conocimiento o temperamento. Tampoco tiene demasiadas posibilidades de llegar a serlo.

-Hillary Clinton, entonces.

-No me gusta la señora Clinton. Por desgracia, solo hay dos opciones, así que espero que gane ella. Su política internacional no se alejará de la realizada por Bush.

-¿Obama se ha aburrido en la Casa Blanca?

-Obama carecía de experiencia, y su presidencia ofrece un balance desigual. Algunos fracasos son culpa suya, solo los fanáticos y los apparatchik culpan en exclusiva al otro. Cenaría con Obama antes que con Bush o Hillary Clinton, pero la inteligencia no es el único requisito de un presidente. Ha de negociar, y él no ha sabido.

-¿Le preocupa el lugar de los restos de García Lorca?

-Si fuera un joven parado español, tendría otras prioridades. Como dice Brecht, primero la comida y después la ética. Sería bueno saberlo pero, una vez que la mayoría acepta el asesinato y que no quedan familiares directos, no es vitalmente importante. Además, cuidado con lo que encuentras al desenterrar cadáveres.

-Los lazos actuales entre Estados Unidos y Vietnam refuerzan su teoría del olvido.

-En 1941, Roosevelt dijo que Pearl Harbor sería "un día que permanecerá en la infamia", pero ningún americano le recordaría hoy esa fecha a un japonés. Un alemán no ve a un francés como enemigo, se acabó. La diferencia en Vietnam es que la reconciliación ha ocurrido más deprisa. Las guerras terminan, y hay que seguir adelante.

-¿Estamos mejor ahora?

-Dickens escribe al principio de Historia de dos ciudades que "era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos". Se reduce la violencia, pero envenenamos el planeta. Retroceden las hambrunas, pero Siria vive su peor momento desde los mogoles.