Sus biografías de Gil de Biedma o Julio Cortázar han hecho correr ríos de tinta y han soliviantado al mundillo literario. Él responde que sus libros se defienden solos y que una biografía que no sea sincera y valiente "es una mentira".

El productor de cine Andrés Vicente Gómez le ha encargado una biografía sobre la que fue su pareja, la periodista Concha García Campoy, que podría ser la base para un futuro documental sobre la vida de la periodista. Dalmau está pendiente de publicar una biografía de Hillary Clinton, en la que lleva trabajando dos años, y está "encantado" de que le coincidan dos proyectos sobre dos mujeres "muy diferentes pero las dos luchadoras y muy preparadas".

-¿Por qué se ha especializado en biografías?

-Prefiero escribir buenas biografías que malas novelas que es lo que hacen mis compañeros de generación, o la mayoría de mis compañeros de generación. Mi interés por las biografías tiene que ver con la familia y las raíces familiares. Mi padre era un buen médico internista, un buen patólogo, y mi madre es pintora y, claro, esto invariablemente te lleva a escribir retratos del alma en cierto modo. Una biografía, etimológicamente, es el dibujo de una vida. Son retratos de personas en el fondo y yo reivindico el retrato como género dentro de la literatura. En casa había muchas biografías, un género que estuvo muy de moda en la primera mitad del siglo XX.

-¿Cree que cualquier vida bien contada puede ser una biografía interesante?

-Creo que sí, incluso creo que Ernest Hemingway lo comentaba. En algún lugar decía que incluso la vida más humilde y aparentemente más insignificante merecía un libro. Merecía una novela. Cómo no. Todos nos enfrentamos a lo mismo: al amor, a la enfermedad, al paso del tiempo, a la soledad. Y tantas otras cosas.

-¿Una biografía sin polémica es una mentira?

-Creo que una biografía no sincera, no valiente sí que es una mentira. Lo que ocurre es que la sinceridad y la valentía pueden generar polémica.

-¿No hay nada peor que una biografía-hagiografía o una autobiografía sin autocrítica?

-Por supuesto, no olvidemos que en este caso es mucho peor una biografía en estas condiciones que una mala novela.

-¿Compensa el enorme trabajo que supone investigar y escribir una biografía?

-En cuanto a satisfacción personal, sí, pero económicamente, no. Hay gente que escribe novelas en un verano y una biografía buena son dos o tres años de trabajo, mínimo. Cuesta diez veces más. No voy a comparar la obra de Proust con una biografía ligera, entiende a los parámetros... La biografía como género en España no está muy bien considerada. En la tradición anglosajona, francesa y alemana, un biógrafo es un autor respetado porque está colocando el foco en el mejor conocimiento de la cultura de su propio país. Pero en un país como España en el que la gran biografía de Machado o de Cernuda está por hacer?

-¿Es difícil escribir una biografía en España?

-En España hay un sentido del pudor muy particular. En el mundo anglosajón la gente no habla tanto en el bar, ni son de contar tantos chismorreos, pero en el momento en el que tú te presentas con un proyecto y muestras unas credenciales te dicen sí o no, y si te dicen que sí te lo cuentan todo. En España se nos va todo por la boca en los bares pero en el momento en el que sacas una grabadora o un papel te dicen ¡uy, esto no lo publiques!, ¡esto yo no lo he dicho!

-¿Y ha tenido problemas por ello?

-El anecdotario es infinito. Desde gente que después de hablar con ellos Gil de Biedma dijeron que yo nunca les había ido a ver cuando tengo cuatro horas grabadas de conversación en su casa. Esto da para otra entrevista.

-Se va a tener que sacar selfies con sus entrevistados a modo de prueba....

-Pues puede ser, merecería la pena. Lo que es verdad es que en España somos tan raritos como para llegar a negarle al biógrafo que hemos tenido un encuentro con él. Yo eso lo he vivido y lo puedo decir.

-Su biografía de Julio Cortázar ha sido tan polémica que todo se ha centrado en el escándalo. ¿Qué balance hace de este caso?

-El balance es que hagan lo que hagan o digan lo que digan los demás, siempre queda el libro. El libro, si alcanza sus objetivos, sobrevive y se defiende solo. Es verdad que el ruido es un poco molesto. Había mucha presión por parte de grupos editoriales y mediáticos a los que no les interesaba que saliera este libro. El balance es que en España la gente está más preocupada por criticar lo que hacen los demás que por hacer cosas ellos mismos. Incluso aunque te favorezca el ruido hay que estar por encima de él.

-Algunos lectores creen que es mejor no conocer la vida de los autores que admiran...

-Este debate no es nuevo. Para mí es importante, en la medida que contribuya a un mejor conocimiento de la obra. Es decir, en el caso de Gil de Biedma me divertía mucho saber qué había detrás de sus poemas. Que detrás de un poema estaba la sobrina de Barral, o un hombre en un poema de amor? Ese anecdotario siempre me ha gustado porque no es banal sino que es algo que ha despertado las emociones que luego transmite al lector. No hay problema en conocer y difundir el origen del universo, de la nueva cocina, de la navegación... pero de los principios de Cernuda no, porque a lo mejor me enteraré de algo que no me gusta... Cuando ahondas en la vida de alguien siempre te vas a encontrar una mala noticia. El lector de biografías, a diferencia del de novelas, siempre va a recibir una mala noticia y lo debe saber.