Preocupan aquellos problemas de los que uno se ocupa o se ve obligado a ocuparse. Es decir, problemas que te tocan o agreden de cerca. Digo yo que esto explicaría los resultados reiterados de las encuestas del CIS, que nos dicen que el primer problema para los españoles es el paro (71%); el segundo, la corrupción (49%); el tercero, la situación económica (21%) y solo en último lugar está el llamado problema catalán (1,2%). En Cataluña, en cambio, este problema es el segundo, después del paro. Y es que el paro está presente como realidad cruel, como posibilidad próxima o como amenaza inminente en la mayoría de las personas y en casi todas las familias. El que no tenga un familiar en paro que tire la primera piedra y se salvará la adúltera. Por lo que se ve, la corrupción toca de cerca a la mitad del personal. Y esto tiene dos explicaciones: la primera es que casi todos nosotros nos hemos topado con la corrupción muy directamente en cuanto que, personalmente y a lo largo de nuestra vida, hemos participado en alguna corruptela, que por muy de menor cuantía que sea, huele mal y es inconfesable, pero seguramente solo la mitad lo reconoce, lo asume y se autocritica. Y la segunda es que muchas personas han sufrido la corrupción o sus consecuencias en sus propias carnes, como víctimas de ella cuando, por ejemplo, van al banco, al Ayuntamiento o a recibir del ámbito público o privado cualquier servicio. El que no esté personalmente tocado por la corrupción que tire la primera piedra y también se salvará la adúltera. Lo mismo podríamos comprobar que sucede con los problemas que siguen en la lista de preocupaciones. En cambio, el llamado problema catalán es algo que sale todos los días en la prensa, puede despertar nuestra curiosidad como la vida y milagros de los famosos, pero para nada sentimos que nos toque de cerca y nos parece algo ajeno que, si no se lo inventan, está claro que entre unos y otros se esfuerzan en mantenerlo y engordarlo por razones parecidas a las que servían y sirven para mantener vivo el asunto de Gibraltar.

También hay quien piensa que lo que pasa es que las encuestas están mal cocinadas a conciencia, lo que también sería corrupción. Estadística, pero corrupción.