Los hermanos Torres, que además de ser hermanos son gemelos, acercan todas las mañanas desde su programa en Televisión Española la alta cocina a los hogares españoles. Su reto en la televisión pública era llegar a los 40 programas, pero su buen hacer, su gracia, ese pique entre hermanos que llevan con tanta naturalidad y simpatía -y el ya famoso "toque Torres"- les ha consolidado en la parrilla y el reto de los 40 programas ya va por 500. Sergio Torres charla sobre el éxito de su programa y de la carrera profesional que les ha llevado hasta aquí.

-¿Cuándo deciden dedicarse a la cocina?

-Con ocho años sentamos a nuestros padres en la mesa de la cocina y les dijimos que queríamos ser cocineros. Obviamente nos dijeron: venga, volved a la cama. Pero bueno, nosotros desde pequeños ya lo teníamos muy claro y empezamos a machacar y a insistir con la idea, así que cuando terminamos la Educación General Básica empezamos a estudiar en la escuela de cocina. Luego, cuando terminamos en la escuela nos repartimos la mitad de Europa para cada uno, queríamos trabajar en los mejores restaurantes y decidimos que yo iría a unos y mi hermano a otros. Y así fue como con todo lo aprendido abrimos el primer restaurante juntos en Brasil. Y hasta hoy hemos estado siempre unidos, y seguiremos.

- ¿Entonces esos que dicen que juntar familia y negocios no funciona?

-Bueno es que yo creo que para que la cosa funcione bien hay que ser gemelos.

-¿Se cocina mejor a cuatro manos que a dos?

-En mi casa cocino solo y lo hago de maravilla ¿eh? Pero entre nosotros, como hermanos, somos de la idea de que uno más uno son dos, y que al final la unión hace la fuerza. Pero bueno para cocinar a cuatro manos y que las cosas salgan bien es una cuestión de química. Nosotros somos inseparables, el matrimonio perfecto.

-Son gemelos.

-Sí, sí que hay una conexión entre gemelos, hay intuiciones especiales, es algo que no se puede explicar y que solo lo puede saber el que lo es. Dese cuenta de que nos hemos creado juntos en el mismo útero, en el mismo momento desde el principio y eso crea un vínculo inquebrantable.

-Su programa de cocina fue una apuesta un tanto arriesgada, llevar la alta cocina a los hogares y con dos cocineros al frente. ¿Les imponía la apuesta?

-Es simplemente nuestra visión de la gastronomía. Nuestra abuela cocinaba de lujo, nosotros vivimos de la cocina de recuerdos, pero también nos ilusionaba la idea de acercar la alta cocina a la gente de casa, porque nosotros hacemos alta cocina. Lo que está claro es que nosotros hacemos una gran apuesta por la calidad del producto, y luego nos encantan darle nuestro toque a las recetas, hacerlas nuestras. Ésa es nuestra manera de ver la cocina. Nosotros somos cocineros de alta cocina, y si te hacemos unas lentejas tenemos que hacer unas lentejas de espatarrar.

-¿Cómo ha de ser la cocina para enganchar al espectador?

-Divertida y emocionante. Nosotros lo que teníamos claro desde el principio es que en nuestro programa Torres en la cocina no íbamos a ir con nada marcado. Nosotros somos así en la vida real, con nuestras bromas, nuestra forma de trabajar, y el poder de la tele para llegar a la gente es algo maravilloso. Para nosotros no hay nada más bonito que ir por un mercado, por un pueblo o por una ciudad y que alguien se nos acerque y nos diga, ¡pero qué guapos, si estáis más delgados que en la tele o ayer hice esa receta vuestra y le añadí mi toque?! Es algo que disfrutamos muchísimo.

-¿Vamos que no les agobia la fama?

-Al contrario, cuando alguien se acerca nosotros estamos encantados. La gente es totalmente agradecida y nos dan consejos. Cuando alguien me dice que no se atrevía a acercarse yo enseguida le digo: ¡pero vente para aquí!

-¿Y qué receta sencilla le gusta que no tenga muchas complicaciones?

-Hay veces que no hay que comerse mucho la cabeza. Como digo, cuando el producto es de calidad las cosas sencillas son riquísimas? Últimamente estoy enganchado a la ensalada de tomate con cebolla, ventresca y salsa de soja. La clave está en que mi padre tiene una huerta en Zaragoza y nos abastece con unos tomates riquísimos de la huerta del Ebro y luego tenemos esas cebollas dulces riquísimas. Ayer, en mi casa, hice la comida, y opté por una receta sencilla, unos fideos a la cazuela, con unas salchichas del payés y rebañamos hasta la cazuela.

-¿Cómo era esa abuela Catalina que les transmitió ese amor por la cocina?

-Ella vivía en la cocina y en el mercado, cuidaba de nosotros, nos llevaba a comprar y nos sentaba en el mármol de la cocina y nos daba tareas para hacer: pelar patatas o guisantes. A ella le encantaba la cocina igual que te digo que pasaba del resto de la casa. Nosotros hemos vivido siempre rodeados de esa manera de cocinar, que no era sencilla, porque ella hacía los membrillos de colores, bridaba las aves, hacía boles de caracoles y presentaba todos los platos estéticamente bellos. En nuestra casa la hora de la cena era un momento de encuentro, todos nos reuníamos alrededor de la mesa, se apagaba la televisión y se charlaba, y no había un plato, había platos y platos. A ella le gustaba cocinar y los disfrutaba y nosotros hemos crecido rodeados de todo eso, de disfrutar de cocinar y de comer. Porque cocinar es disfrutar, es una manera de relajarte, de olvidarte del mundo, te concentras en eso y te olvidas de lo demás.

-¿Tenemos siguiente temporada de Torres en la Cocina ?

-Sí, ya es oficial y estamos muy ilusionados. Comenzamos con el reto de 40 programas y ya vamos por el 500 así que qué podemos decir que estamos encantados de haber llegado a la gente. Cuando nos encontramos con los espectadores en la calle, nos tratan como si fuéramos sus hijos.