Mitchell Codding es presidente de la Hispanic Society of America, la institución museo neoyorkina que ha ganado este año el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. Se doctoró en Literatura Española con una tesis sobre Carlos de Sigüenza y Góngora, escritor mexicano del siglo XVII.

-¿Qué hay de puertas para adentro de la Hispanic Society of America?

-Es difícil concretar. Estamos hablando de más de ochocientos mil objetos; quizá cerca de un millón, pero el problema es que va a costar años realizar una catalogación al detalle.

-¿Siguen adquiriendo obra?

-Lo que podemos encontrar a precios razonables. No tratamos de tenerlo todo porque eso es imposible, ni competir con otras instituciones especializadas en etapas artísticas concretas. A Archer Milton Huntington no le gustaba el arte moderno, así que nos hemos quedado en principios del siglo XX. Yo creo que tenemos la colección más completa del mundo en ilustraciones de El Quijote. De las ediciones históricas de La Celestina y El Quijote lo tenemos casi todo. Le contaré una anécdota.

-Cuente.

-Resulta que Huntington se enteró que salía a la venta un ejemplar de la primera edición de La Celestina, una obra que le fascinaba y por la que tenía cierta obsesión. Pero también se enteró al mismo tiempo un millonario estadounidense que se llamaba Piermont Morgan, y que se le acabó adelantando en la compra. Huntington y Morgan se conocían pero no eran amigos, pero sorprendentemente Morgan decidió regalarle el ejemplar a Huntington.

-¿Qué saben los norteamericanos del arte español?

-Probablemente la mayoría sabe quién es Picasso, y en menor medida Miró o Juan Gris. Entre los artistas del siglo XVII son muy conocidos Goya y El Greco, y menos Velázquez.

-En España tenemos una idea, quizá equivocada, de que en los Estados Unidos se enseña mucha cultura y arte propios, pero muy poco del resto del mundo. Una enseñanza muy egocéntrica.

-Yo creo que ahora se estudia y se sabe muy poco del arte y de la cultura en general. No es un fenómeno de ahora, comenzó en los años setenta y así seguimos en mi país. Estudié en una escuela pública, en una buena escuela en la que pude comenzar a estudiar español cuando tenía apenas 13 años. Cuando un alumno es bueno importa poco la titularidad de la escuela donde estudie.

-Se sabe poco de España.

-Es que España se quedó fuera de los estudios sobre la Historia del Arte europea. Y hoy de alguna manera persiste ese enfoque por el que interesa más el arte en Francia, Alemania, Inglaterra e Italia.

-Llevan 113 años de actividad, en Nueva York y alejados de los circuitos turísticos al uso.

-Huntington funda la Hispanic en 1904 y cinco años más tarde logra que 160.000 personas visiten la exposición de Sorolla en tan solo un mes, y además en invierno. Huntington murió en 1955 y nosotros seguimos cumpliendo con la misión, que es complicada porque la cultura hispana está repleta de facetas muy diversas porque por aquí pasaron una combinación de culturas, desde la fenicia y la griega a la visigoda y la árabe.

-Para los visitantes: ¿qué nos podemos encontrar en el Museo de la Hispanic Society, en Nueva York?

-Tenemos expuestos más de 900 óleos, unos 7.000 dibujos, 2.000 piezas de cerámica y otras 2.000 de arqueología. En total hay unos 40.000 objetos, la mayor parte de los cuales están en buen estado, restaurados. Siempre hay necesidades, y una de ellas es el tema de la restauración de obras de arte. Ahí nos falta experiencia.

-El Museo del Prado les restauró el famoso retrato de la Duquesa de Alba, de Goya. Vaya regalo.

-Es un buen ejemplo de la colaboración entre museos. Hasta 1998 la Hispanic Society of America no prestaba obras. Desde entonces hemos estado presentes en una veintena de exposiciones en España.

-La de los Tesoros de la Hispanic, en el Prado, en Madrid, ha puesto a su institución en el mapa.

-Es definitiva, sí. Y la que organizamos hace algunos años con la antológica de Sorolla fue irrepetible. Entre los fondos documentales, están las fotografías realizadas en Galicia y Asturias entre 1924 y 1925 por Ruth Anderson, una fotógrafa norteamericana contratada por la institución. Anderson llevó a cabo cinco viajes a España entre 1923 y 1930, y se trata de un trabajo muy centrado en los atuendos y en las tradiciones. Es un mundo que muy poco tiempo después desapareció.

-Escoja un pintor español.

-Me lo pone difícil... Yo tengo mis preferencias por los pintores virreinales. Le daré dos nombres que no están entre los más conocidos: Sebastián López de Arteaga, un sevillano de principios del siglo XVII, y Juan Rodríguez Juárez, pintor barroco que nació en México.

-Impresionante la Inmaculada de Juan Carreño Miranda en la exposición de los tesoros de la Hispanic Society, en El Prado.

-Ese cuadro sirvió de estereotipo para otros muchos pintores. El óleo pasó buena parte de su existencia en México, donde el dogma de la inmaculada concepción fue incluso aceptado antes que en España.

-¿Cuántas visitas tiene la Hispanic en Nueva York?

-Unas 25.000 al año. Es un museo en auge, pero lejos aún de los tiempos de Huntington.