-¿Las niñas ya no quieren ser princesas?

-Sería interesante que al menos no lo quisieran ser a partir del modelo que les ha llegado, heroínas un poco pasivas que esperan que sea el príncipe azul el que les solucione los problemas.

Covadonga González-Pola, madrileña, es licenciada en Ciencias Medioambientales, máster en Edición y en Desarrollo Sostenible. Y escritora que indaga en mundos de suspense rayanos con la ciencia ficción. Su nuevo libro, que se titula precisamente así, Las niñas ya no quieren ser princesas.

-¿Y qué cuenta en él?

-Son siete relatos, con finales alternativos, que tienen como protagonistas a siete protagonistas femeninas de las películas de Disney. Pretendo mostrar los estereotipos que es preciso derribar.

-¿Disney ha hecho mucho daño?

-Para empezar le diré que me encantan las películas de Disney, no reniego de ellas, pero otra cosa es creerte que el modelo que muestran tenga que ser el modelo de tu vida. En absoluto. El primer recuerdo que tengo de las producciones de la factoría Disney es el cabreo infantil que sentí cuando la madrastra y las hermanas de Cenicienta le destrozaban el vestido.

-Le entraron ganas de meterse en la peli.

-Sí, pero para dar un meneo a Cenicienta y decirle: "¡Chica, tú eres tonta!".

-¿Por callarse?

-Cenicienta es una mujer acosada y el mensaje que se transmite es que es bueno ser indulgente, aguantar lo que sea. Cenicienta es la dueña de la casa, pero admite cosas inadmisibles. A veces esa capacidad de sufrimiento lo que esconde es miedo.

-Otra heroína de actuación manifiestamente mejorable.

-La protagonista de La Bella y la Bestia es una joven lectora y espabilada, pero se junta con alguien que es un déspota agresivo y ella cree que a base de dulzura lo va a cambiar.

-¿Y la gente no cambia?

-Cambiamos porque queremos hacerlo, no porque alguien nos convenza por ser dulce y comprensivo. Me llama la atención el desenlace de la historia: ella se escapa del palacio y huye, es atacada por lobos y la Bestia aparece y la salva. Aparece precisamente porque él había salido detrás de Bella para obligarla a que retornara. Queda malherido y a ella le da pena y se vuelve.

-La Sirenita era una rebelde.

-Sí, pero el mensaje de la película también es demoledor. Alguien que renuncia a un gran valor que tiene, que es su voz, por un chico. Ella sabe leer y escribir pero en el argumento no se le ocurre coger papel y lápiz y relatar de su puño y letra lo que le está pasando. Es una heroína adolescente que espera muda. Úrsula, la mala de la película, le canta aquello de que "admirada serás si callada siempre estás". Nada más y nada menos.

-¿Las heroínas de Disney también evolucionan?

-Por supuesto. Hay tres generaciones. La primera son personajes que siguen la tradición de los cuentos clásicos. La segunda surge en los 80 a partir de El libro de la selva. La tercera llega con los 90, un renacimiento de Disney. Y veremos personajes más evolucionados para adecuarse a los tiempos. Cuando hoy vemos la Blancanieves de los años veinte nos parece una película cursi, pero no era ésa la percepción de los espectadores que se acercaron a ver aquella historia.

-Defina a Blancanieves.

-Acepta un matrimonio de conveniencia y se va a vivir con un hombre, su príncipe, sin conocerlo. En mi libro me la imagino con el espejo mágico en su poder, preguntándose si va a ser feliz en compañía de su pareja. Blancanieves es un personaje muy plano, todo lo contrario a las hadas del cuento y, por supuesto, a los enanos que forman un grupo fascinante y de fortalezas muy complementarias.

-Esmeralda, la de El Jorobado de Notre Dame .

-Es un espíritu libre, que pertenece a una etnia gitana. Se le permite estar un poco al margen del mundo. Si fuera un personaje "integrado" en la normalidad, los guionistas no le hubieran dejado ser como es.

-Los niños se visten de superhéroes y las niñas de princesas. Eso cambia poco.

-A los niños y a las niñas lo que les mola es la magia. Y la magia tiene género. Ellas, de hadas; ellos, con la espada en la mano. Cuando les pregunto a mis sobrinas qué les parecen los personajes femeninos de las películas Disney, una me dice que son guapísimas y con vestidos maravillosos. La otra matiza: "Sí, pero con esos vestidos no me puedo meter en los charcos".