Javier Moro rescata en Mi pecado la historia de Conchita Montenegro, la primera actriz española en triunfar al otro lado del charco. Su vida en el Hollywood de los años 30, su idilio con Leslie Howard y su intervención junto al actor en el rumbo de la Segunda Guerra Mundial, los retrata el escritor en su novela-Premio Primavera 2018-, que presentará hoy a las 19.00 horas en El Corte Inglés de Ramón y Cajal, en A Coruña.

- ¿Qué es lo que le interesó de la historia de Montenegro?

-El misterio que contenía, eso lo primero. A mí me viene la historia por mi amigo José Rey Jimena. Este hombre es el último en entrevistar a Conchita Montenegro, y recibe de ella algunas confesiones que no le había hecho a nadie, porque no había dado una entrevista en 50 años. Él me lo contó a mí, y el resto fue coser y cantar.

- Pedro I de Brasil, Isabel Zendal, Chico Mendes? En sus libros siempre acaba rescatando biografías, ¿la ficción no le llama?

-No, no sé si sabría hacerlo. Yo necesito apoyarme en la realidad para poder avanzar. Además, hay tantas buenas historias por contar que han ocurrido de verdad, que me da la impresión que hacer yo la mía propia sería un acto de vanidad.

- Pero novelas como las suyas exigen investigación. ¿Cómo se recrea con veracidad a una mujer como Montenegro, que hizo lo posible por desaparecer del panorama público?

-Utilizando todas las armas a tu alcance. En este caso, entrevistando a personajes que la han conocido y leyendo todo lo posible sobre ella. Al principio no hay nada, pero al final te abonas a un servicio de archivos de periódicos norteamericano, y comienzas a encontrar cosas. Te vas a Hollywood? Y empiezas a poder conformar a tu personaje.

- ¿Se sirvió de su experiencia como guionista y productor para recrear ese Hollywood de los años 30 que describe en el libro?

-Mucho. Yo no habría podido escribir este libro si no hubiera pasado allí cinco años de mi vida. Muchas de las cosas que salen en este libro son cosas que yo he vivido, lo que pasa es que las extrapolo. El espíritu de Hollywood en realidad no ha cambiado, así que son igual de posibles ahora como lo eran en los 30 o los 80. Gente como Harvey Weinstein siempre ha existido, y es lógico, porque estás en una situación muy desequilibrada, con gente que tiene muchísimo poder, y del otro lado, gente que está dispuesta a todo por ser famosa. Pero Conchita Montenegro tenía carácter como para oponerse a ese juego.

- Y eso que llega en un momento clave: el paso del cine mudo al sonoro.

-Ella llega porque se inventa el sonoro. Lo que no se había inventado era el doblaje, entonces Hollywood contrataba a gente para hacer dobles versiones. Y, para hacer los rodajes en español, hacían falta actores españoles.

- ¿Qué supuso esa transición para los intérpretes?

-Fue tremendo. Si eras un actor que había triunfado en el cine mudo, pero tenías la voz de pito, cuando llega el cine sonoro, se te acaba el mundo. Le pasó a John Gilbert, el novio de Greta Garbo. Le tocó una escena donde tenía que hacer una declaración de amor y emocionar al público, y el público soltó una carcajada, porque le salió un gallo.

- En aquel tiempo es cuando Montenegro conocía a Leslie Howard, su gran amor, en Prohibido . El título del filme ya era casi un aviso de la clandestinidad que vendría después.

-Era una historia de amor muy difícil, porque él era mucho mayor, estaba casado, tenía hijos y no quería separarse. Ella siempre pensó que él acabaría rompiendo, pero no.

- Dice que contar su romance desde el punto de vista de Montenegro le costó. ¿Por qué?

-Fue un reto porque no está escrito. Las historias de amor entre un hombre maduro y una mujer muy joven han sido escritas por los hombres. Las mujeres no escribían sus historias.

- Usted ha recuperado la de unas cuantas.

-Es que escribir sobre mujeres es más interesante que escribir sobre hombres, porque son personajes más sofisticados, la psicología es más complicada... Pero eso no me ha impedido hacer buenas historias con personajes masculinos.

- La que cuenta aquí tiene también algo de espionaje. ¿Hasta qué punto fue determinante en la Segunda Guerra Mundial la entrevista entre Franco y Howard orquestada por los actores ?

-Yo no sé si eso fue causa y efecto, pero tres meses después de esa entrevista, se anunciaba la neutralidad de España. Churchill era amigo de Howard, y le mandó dar un mensaje a Franco. Pensaron que les garantizaba que Franco le escucharía, porque era mandar a alguien que admiraba. Y daba la casualidad de que Howard había tenido una historia de amor con Montenegro, una mujer que estaba a punto de casarse con un hombre cercano a Franco. Todo eso lo sabían los servicios británicos, y jugaron esa carta.

- Una carta que pocos conocen aquí. ¿Ignoramos nuestra propia historia?

-Siempre, y yo creo que es nuestro deber recuperar la memoria de toda esta gente que ha dejado su huella en la historia. Conchita era muy conocida, y mira cómo ha caído en el olvido. Aunque, en este caso, fue porque quiso que la olvidasen. De alguna manera, quiso borrar su pasado para asegurar su futuro.