Activista hispano-palestina, Jaldía Abubakra (Gaza, 1967), es miembro de del Movimiento de Mujeres Palestinas Alkarama e integrante de BDS, que promueve el Boicot, la Desinversión y las Sanciones a Israel. Reside en Madrid, desde donde participa en distintos movimientos en defensa de los Derechos Humanos, sobre todo en la causa palestina. En esta entrevista aborda la agudización del conflicto en Palestina tras los graves acontecimientos acontecidos al hilo del traslado de la embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén.

-¿Cuáles son los focos de esa lucha?

-Su lucha no es nada nuevo y la participación de la mujer siempre ha tenido un papel muy importante. Desde los años veinte del siglo pasado ya se conoce su participación, siempre han estado organizadas. Las primeras manifestaciones en contra de la ocupación británica también fueron de mujeres palestinas con las marchas de Cisjordania hacia Jerusalén. También en 1929 hubo un Comité de Mujeres que fue a presentar una queja al gobernador británico por las ventajas que estaban concediendo a los colonos judíos llegados desde fuera de Palestina. También durante la primera Intifada, la llamada de las piedras en 1987, fue la primera vez que el mundo vio la participación de la mujer de forma muy activa porque ya existía la prensa y la fotografía. Todas vimos las fotos de ellas en la calle intentando salvar a los chavales de los soldados. A día de hoy, esa lucha, esa organización de mujeres y esa participación en esta resistencia continúan.

-Como Ahmed Tamimi.

-Es el ejemplo más claro y que ha dado la vuelta al mundo. Se ha enfrentado en varias ocasiones a los soldados y sigue detenida. De hecho, en la actualidad hay veinte miembros de su familia encarcelados. Entran los soldados por la noche y se llevan a los chavales, es el día a día de los palestinos de Cisjordania. La familia Tamimi siempre ha sabido utilizar bastante bien las redes y tienen muchos seguidores pero su ejemplo no es el único, hay muchísimas mujeres y chicas jóvenes que se han enfrentado a los soldados a lo largo de estos años de lucha.

-Es paradójico que mujeres con una mente tan abierta se encuentren en un territorio tan cerrado.

-Sí, es una desgracia que nos ha caído y estamos todos en la misma lucha. También es paradójico que llevando tantos años de lucha por los derechos, en Occidente siga habiendo esa imagen estereotipada sobre la mujer palestina en particular y sobre la mujer árabe en conjunto cuando es todo lo contrario.

-¿Cómo recibió la noticia del traslado de la embajada a Jerusalén?

-Con mucha rabia, impotencia e indignación por la respuesta que se ha dado a ese traslado de la embajada. Es una arrogancia por parte de la Administración de Estados Unidos y el régimen sionista de decirle al mundo entero que hacen lo que les viene en gana y nadie puede decir nada. Después de la declaración de Trump de su intención de trasladar la embajada en diciembre del año pasado, hubo una resolución de las Naciones Unidas con un voto mayoritario en contra diciendo que Jerusalén forma parte del Estado palestino, es territorio ocupado y no pueden considerarla como capital porque va en contra de la legalidad del Derecho Internacional. Y aun así, se lleva a cabo y la respuesta del mundo es el silencio, es indignante.

-Pero no una respuesta nueva.

-Sí, es igual que hace setenta años cuando el general Balfour declaró en una carta que apoyaba a los sionistas en su intención de crear un hogar para los judíos en Palestina. Seguimos en las mismas. Siguen los fuertes y los poderosos mandando sobre el resto del mundo y sigue la violación de Derechos Humanos. A los Gobiernos europeos se nos llena la boca hablando de democracia, de valores de Europa y de defensa de los Derechos Humanos intentando dar lecciones a otros sitios del mundo diciendo que ellos no los cumplen cuando nosotros aquí tampoco estamos haciendo nada. Es una hipocresía. Estamos viendo que se vulnera el derecho internacional por un Estado y no respondemos. Sin embargo, si esto hubiera ocurrido con otro Estado como Venezuela o alguno de Oriente Medio, como mínimo se hubiera embargado. Digo como mínimo porque en algunos casos la OTAN se ha organizado y se ha bombardeado destrozándolo como ha pasado con Irak o Afganistán o como está pasando con Siria y otro países. Y es que igual la gente no sabe que actuar es una obligación de los terceros países cuando ven que un país está vulnerando el Derecho Internacional. No es que yo pida que España, Europa, las Naciones Unidas o el mundo entero hagan algo, es que es una obligación hacer respetar ese derecho.

-Pero la mayor parte de la sociedad sigue sin inmutarse y la comunidad internacional continúa de brazos cruzados. ¿Qué más tiene que pasar?

-Es lamentable ver que solo cuando los muertos pasan a contarse por cientos empezamos a hablar en los medios y algunos a salir a la calle, aunque cada vez menos. Pero diariamente se asesina a gente en Palestina y no solamente ahora.

-¿Qué se pide desde los colectivos de solidaridad en España?

-Lo que nos pide su sociedad civil: hacer Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) a Israel. Es una herramienta no violenta en la que todas podemos participar y aportar un granito de arena. Poco a poco vamos sumando y metiendo presión a otros Gobiernos para que corten relaciones con un Estado que vulnera los Derechos Humanos y el Derecho Internacional y especialmente a la Unión Europea, que tiene un tratado preferente de comercio con Israel. El artículo 2 dice que el tratado es inválido si alguna de las partes no respeta los Derechos Humanos y está clarísimo que día a día Israel no los respeta, con lo cual este tratado debe romperse. También pedimos el derecho al retorno, el desmantelamiento del muro de la vergüenza y el fin de la ocupación, del trato de apartheid y del bloqueo a la franja de Gaza. No pedimos grandes cosas, que se cumpla el Derecho Internacional, nada más.

-¿La victoria de Israel en Eurovisión hay que verla como un mero triunfo musical o se puede hacer una doble lectura?

-Es una vergüenza que triunfe la propaganda de lavado de imagen que hace Israel en toda Europa y que aquí nos lo traguemos sin rechistar. Que ellos hablen de antibullying y de derechos de mujeres cuando están vulnerando los derechos de los palestinos que viven a pocos metros o allí mismo junto a ellos, que nos vendan que son una sociedad avanzada, progresista, feminista, amiga del colectivo LGTBI y todo este lavado de imagen que hacen a través de la cultura y del deporte es lo que a través del BDS pedimos desenmascarar y boicotear. Nos lo venden como cultura y es una propaganda disfrazada y una falsedad.

-¿Qué le dicen sus familiares de Gaza?

-Puedo hablar con ellos en los ratos que tienen electricidad. Tratan de tranquilizarme pero están preocupados y yo también. En cualquier momento puede haber un ataque aéreo, todavía siguen vivos los recuerdos del último ataque del 2014. Lo paso mal porque muchas veces ellos mismos me dicen que no es malo morirse, que es peor vivir esperando la muerte, que te pueda caer en cualquier momento sin saber dónde esconderte o qué hacer. Ese estrés al que están expuestos a todas horas es peor que la muerte.