Nacho Vegas se encuentra de gira por España para presentar su nuevo disco Violética. Canciones como Ideología siguen demostrando que, en su caso, el indie no sólo está hecho para el desamor

-¿Qué ha pasado en los últimos años en los que la ideología cada vez está más presente en el indie español?

-Existe una represión por parte del Estado, con raperos condenados por cantar o artistas que van al exilio para que no los encarcelen. Ante esto, los músicos se están posicionado, pero sigo echando de menos ese posicionamiento en promotores o salas. La ideología está en todas partes, pero hay una ideología hegemónica, que se basa en el consumismo y que también está metida en la música, como se ve en los macrofestivales.

-¿Los macrofestivales son de derechas?

-No exactamente. Lo que creo es que el capitalismo ha hecho una cosa muy inteligente, y que nos ha pillado con el pie cambiado: utilizar la escena cultural para crear una hegemonía. En otras épocas lo que hacían las formaciones políticas gobernantes era catalizar las escenas, como hizo el PSOE con la movida. Y en esta nueva era lo que se hace es despolitizar cualquier gesto cultural. Los pocos que hoy en día representan la cultura, y en concreto la música, son los macroeventos y festivales, y ellos cada vez están más llenos de marcas.

-¿Hay ideología en las drogas? ¿Las impulsa el poder para atontar a la juventud?

-No es una cuestión de conspiración, pero sí hay movimientos políticos que hicieron que determinadas drogas llegaran a la calle. Y siempre ha habido connivencia entre políticos y narcos en algunos estados fallidos. Pero también ocurre con las drogas legales. Hoy estamos supermedicados. Todo lo que antes solucionábamos mediante vínculos afectivos, ahora lo arreglamos con una pastilla. Uno pierde a un ser querido y va al psiquiatra mientras antes se pasaba el duelo con la familia. No sé si eso es progreso o una regresión.

-¿Cabe la ideología en el amor? Muchos cuando hablan de usted y de su vida sentimental (se le relaciona con la política del PP Andrea Levy) suelen cuestionar la unión de ambos conceptos.

-El amor es casi un absoluto, es principio y fin en sí mismo y se puede escapar a cualquier influencia externa. Pero no existe el amor romántico como nos han vendido en muchas historias, y no son iguales los vínculos afectivos en un entorno social en el que estás amenazado con un desahucio o con que te echen del trabajo, que en un entorno mucho más acomodado.

-¿Es tan importante saber quién es el ideólogo de la marca Dios, cómo pregunta en una de sus canciones?

-La religión, a alguien tan profundamente ateo como yo, me merece un respeto porque tengo amigos y amigas que son creyentes. La Iglesia tiene poder como institución, pero la religión se escapa a las garras del mercado y eso es de valorar. Carlos Fernández Liria decía que si hay un lugar hoy en día en el que la gente se reúne y no entra el mercado, es en las iglesias. Lo que expreso en la canción es el miedo a que incluso algo así pueda ser mercantilizado.

-¿Las ideologías nos hacen mejores o peores personas?

-Sí. Hay dos tipos de ideología. Una, la que digo en la canción, que te inculcan sin ser consciente, que es la del individualismo y el consumismo. Y otra, que nace de la conciencia: de la conciencia de clase, ecologista o feminista, y que hace que formes una ideología que favorece la empatía, que te hace estar del lado de los más desfavorecidos. Eso te hace mejor persona. En esta lucha de clases en la que vivimos a los que están arriba les cuesta mirar hacia abajo y, salvo excepciones, parece que son gentes más frías. Si no son malas personas, sí hacen mucho daño. No sé como definir a alguien que con su voto al PP vota una Ley de Vivienda que permite que haya gente que se vaya en la calle.

-¿Qué puede hacer la música contra eso?

-Una canción es un acto de empatía, una forma de comunicar sentimientos íntimos.

-¿La falta de empatía favorece que no haya movimientos musicales que se enfrenten al poder?

-Yo sí encuentro ahora en el estado español compañeros con una gran conciencia ética. Tal vez lo que se echan en falta es algo más de posicionamiento, pero también echo en falta más cercanía de las formaciones políticas con los movimientos sociales. Y eso crea en la gente cierto desencanto y desmovilización.

-¿Nos sobran gritos en Twitter y nos faltan gritos en la calle o sobre un escenario?

-Sin duda. Yo soy bastante activo en Twitter, pero como decía César Rendueles, a veces confundimos lo que es hacer las cosas juntos, que es lo importante, con hacerlas a la vez, que es lo que se hace en las redes sociales. No creo en el ciberactivismo y si la revolución ocurre, será en las calles y no en las redes.

-¿Cómo ve a Podemos y los movimientos municipalistas en los que ha participado?

-Hemos vivido años de cierto desencanto, pero conozco a gente que está metida en las instituciones y que trabaja mucho. Sigo pensando que en las políticas municipalistas está el horizonte del cambio.