De origen irlandés y nacionalizado español, país al que llegó en 1971, el hispanista Ian Gibson (Irlanda, 1939) es un gran conocedor de la historia reciente de España, de la Guerra Civil, del franquismo, de su cultura y del poeta más llorado, Federico García Lorca. Analista de la idiosincrasia de un país con un gran potencial para convertirse en un gran país, es firme defensor de la unidad ibérica y de la tercera república española.

-Para el Valle de los Caídos, ¿podría ser una solución convertirlo en un centro de Cultura?

-Es una posibilidad. Yo quitaría la cruz. Creo que tener al mayor asesino español de todos los tiempos bajo una cruz de Jesucristo, me parece realmente repugnante. Tampoco sería el fin del mundo si desaparece la cruz y quitamos a Franco. El caso de José Antonio es diferente porque fue fusilado durante la guerra por haber participado. Legalmente, su fusilamiento es aceptable. Yo lo lamento porque estoy en contra de la pena de muerte. José Antonio es un caído por Dios y por la patria en la guerra. En cualquier caso, esto tienen que hacerlo y hacerlo pronto. La cultura es la solución.

-¿Cómo ve esta división que se reproduce después de 40 años de democracia?

-Es decepcionante, pero la gran asignatura pendiente es la de las fosas. A lo largo del país hay más de 100.000 fusilados en cunetas. Eso no es decente ni correcto y hay que resolverlo. Con un poco de magnanimidad e inteligencia por parte de la derecha, se podría hacer de la mañana a la noche. Es imprescindible que se haga. Por eso estoy con Pedro Sánchez y con este Gobierno. Por fin va a hacer algo que se debería haber hecho antes. El PSOE podía haberlo hecho mucho antes, con una mayoría astronómica después de Tejero, y no lo hizo. Dijeron que no fue posible pero también hubo algo de cobardía y falta de ética. No se hizo antes y ahora se puede hacer. La derecha no está tan en contra como parece a veces, cuando habla Pablo Casado. Esto hay que hacerlo para que este país sea el gran país que es en potencia.

-Usted llega a España a escribir de Federico García Lorca pero escribe la biografía de José Antonio Primo de Rivera.

-¡Ah! Es que vine aquí equivocado con el proyecto de la biografía de Lorca. Creí que iba a conseguir la financiación de algún editor, con Planeta. Creía que me iba a dar la mitad del dinero para hacer la biografía. Y nada en absoluto. En ese momento me inventé un libro sobre José Antonio Primo de Rivera. Prometí que podía hacerlo en nueve meses y me firmaron el contrato ese mismo día. El presidente de Planeta, Lara, me dijo que si hacía un libro así me daban el premio Espejo de España y si no, pagaban mensualmente. A partir de aquel día me pagaron un sueldo mensual durante nueve meses que me permitió hacer el libro.

-Y ahondó en otros temas como Paracuellos del Jarama.

-Sí. Hice una serie de libros que en el fondo están relacionados con Lorca. "Entre tanto voy a hacer otro libro para seguir comiendo, para dar de comer a la señora y a mis hijos", me dije. De libro en libro, pensando que iba a ser un best seller y que no haría falta escribir más libros? pero había que hacer otro libro y otro...

-No tuvo reparo en investigar sobre los dos bandos.

-Sí, porque todo me interesaba. Como vengo de fuera yo no llevo una vela, o por lo menos no la misma vela en cada entierro. Yo quería saber la verdad, un historiador quiere saber la verdad aunque la verdad completa no la sabe nadie. Tuve la idea, siendo antifascista, de hacer algo sobre lo que ocurrió en Madrid. No era para demostrar mi objetividad sino porque hay que venir de fuera para poder hacer esto con una visión más objetiva. Decidí investigar puesto que todo el mundo me hablaba de Paracuellos y de Santiago Carrillo. Me alegro mucho de haberlo hecho. Hasta Ricardo de la Cierva tuvo la decencia de decir que era un libro objetivo. "Hay que reconocer que este rojo, Gibson, ha sido capaz de escribir un libro de los crímenes de los rojos en Madrid".

-Pero la figura principal de su ideario personal y literario es Lorca? ¿Qué tiene Lorca para un irlandés?

-Sí. Sin duda. Para un irlandés ¡Y para un japonés! Acaban de publicar un libro mío traducido al japonés Lorca para niños. Lorca es mundial y fascina mundialmente por su cultura, sus talentos, su lenguaje, su temática. En mi caso, con 19 años, te enamoras de algo. Estás buscando tu camino y tienes la suerte de encontrarte un poeta que te habla de una manera muy personal, que se vincula, hasta cierto punto, con lo que ya sabías. En mi casa, la literatura irlandesa es muy de la tierra. Había un vínculo con Lorca y una cosa telúrica con Lorca. Eso me ayudó a entrar dentro. Una vez dentro es una telaraña y estas atrapado. No hay salida posible. Vas sabiendo más, vas haciendo conexiones y finalmente haces la tesis doctoral, la investigación y al final vas a Granada. Ya no es una tesis, es una investigación sobre las circunstancias de su asesinato. El resultado es la primera monografía sobre la represión franquista en España, que es del año 71.

-Dice usted que es el poeta español más importante y el más llorado?

-Es el desaparecido más célebre del mundo y yo digo que el más llorado porque mucha gente sufre pensando en su asesinato, en la tragedia de perder a un poeta de su talla con 38 años. Creo que hay muchas lágrimas en la obra mezcladas con la alegría. La gente siente este fervor porque es un poeta machacado por el fascismo. Además, siempre estaba con los que sufren. Su obra es grandiosa porque siempre gira en torno al personaje que no puede vivir su vida profunda. Pudo haber sido el poeta Baudelaire, porque hacía la doble filología francesa y española. Había otras poetas, pero como Lorca ninguno. Me sigue pasando porque no hay día que alguien no me hable de algún aspecto de él. No hay día en que yo no descubra otro matiz, alguna metáfora, alguna imagen que se me escapaba y que de repente se abre la luz y captas la raíz de la metáfora.

-Un cambio radical: en la España de los nacionalismos económicos, usted plantea la unidad ibérica con Portugal, ¿no es una utopía?

-Es una utopía, pero sería posible si tuviésemos los estadistas necesarios y con la cultura suficiente. Sería fantástico. Yo sueño con la primera república federal ibérica o la tercera república española federal. Hay que empezar con la tercera república, pero yo quiero poder elegir al jefe del Estado. No soy muy borbónico, no veo por qué España tiene que ser forzosamente una monarquía. Es obvio. A ver si a la tercera va la vencida y hacer la república bien esta vez. Sueño con esto como solución pero supongo que no la voy a ver.

-Es curioso que los dos países de la península hayan vivido de espaldas?

-Sí, sí. Hoy no hace falta teniendo maravillas como el AVE. Este país ha sido muy difícil, muy accidentado por sus montañas. España es el segundo más alto de Europa. Era imposible llegar de Cádiz a Galicia, pero eso ahora ha cambiado. Podíamos empezar por tener un tren que nos llevara de Atocha a Lisboa. Y no hay. ¿Cómo es posible que la UE no haya sido capaz de poner un tren rápido entre Madrid y Lisboa, y entre Lisboa, París y Bruselas? Eso es una aberración. Yo quiero pasar fines de semana en Lisboa, pero me niego a ir en avión porque soy ecologista.

-¿El Gobierno de Pedro Sánchez le ha pedido algún consejo?

-Yo a Pedro Sánchez le he dado mis ideas personales sobre España. Le he dicho, un año antes de la moción de censura, que tiene que ser nuestro hombre en Europa. El PSOE tiene que ser la espina dorsal y dirigir esto. Eso no lo olvidó. Es un hombre que sabe idiomas, que tiene la talla y la madera de estadista europeo. Tiene un papel importantísimo en Europa, sobre todo ahora con el Brexit de los imbéciles británicos que quieren salir. Tenemos que estar allí influyendo en el mismo centro de la política europea.

-¿Y para cuándo una Europa de las humanidades?

-Exacto. Tenemos que volver a enseñar el latín y el griego si es posible, que es más difícil. El latín está en La Vulgata y habría que volver al latín en la misa. Yo adoro La Vulgata y eso que soy protestante de origen y he vuelto al latín, todo el día con Virgilio. El latín medieval es muy fácil, es prácticamente español y sería volver hacia atrás. Los niños no pueden leer a Virgilio, es muy difícil, es como leer los sonetos de Shakespeare para los niños ingleses, que es muy difícil. Es mucho mejor con un poeta contemporáneo y luego retroceder. Si fuera ministro de Cultura enseñaría el latín de otra manera, pero como no me van a nombrar ministro...