El poeta, periodista, publicitario y columnista de LA OPINIÓN A CORUÑA José María Noguerol (A Coruña, 1958) presentará mañana, lunes, a las 19.30 horas en la librería Lume de su ciudad (Fernando Macías, 3) su último libro de poemas, Estío de cenizas. Una obra envuelta en esa melancolía necesaria para poder contar las cosas importantes de la vida, como el amor, el deseo y los recuerdos. Tras recordar que el lenguaje es la esencia del ser humano, el escritor reivindica los libros. En la presentación de la obra intervendrán, junto al autor, el artista y escritor Antón Reixa y el director de Hora antes, Carlos Álvarez.

Su madre, Conchita, una mujer de A Coruña, octogenaria que aún conduce y que mantiene la energía precisa para contar las mejores historias que se puedan escuchar, fue en realidad la gran culpable: la mujer que metió en casa los poemas proscritos, entonces, de Federico García Lorca y la música de Joan Manuel Serrat. Así nació en Noguerol la pasión por la escritura, escuchando esas canciones mal vistas en aquellos años del franquismo rudo y gris pero que sonaban a versos profundos, a Miguel Hernández o Antonio Machado, con frases tan certeras que siempre acabaron por quedarse prendidas en la memoria, hasta que un día inesperado buscaron acomodo en el corazón.

José María Noguerol, de padre y abuelo militar, también soñó alguna vez, tal vez solo durante un rato, con dedicarse a ese oficio, el de ser oficial del ejército. En aquellos años de prohibiciones y cerrazón, los chicos curiosos como él podían llegar a tener la tentación de vestirse de héroes sin guerras. Pero la tela de araña mágica y silenciosa que fue tejiendo su madre acabó por transformar y hacer olvidar aquellos primeros escarceos de joven soldado y aquel alumno de los maristas, compañero entre otros, del actor Nancho Novo, dejó el fusil sin balas y decidió aplicarse en algo tan contagioso como buscar palabras, las mejores, las más adecuadas y colocarlas con sentido o sin él en un poema.

Dice José María Noguerol que en realidad no puede decir con exactitud cuándo empezó a escribir versos, pero lo que sí tiene claro es que si no llega a ser poeta, "entonces no hubiera sido publicista y periodista". "No lo sé", duda.

-Usted que procede de un mundo tan trepidante como el periodismo, ¿por qué elige la poesía, tal vez la forma de escribir que requiere más tiempo, más templanza?

-Contestaría con una pregunta, por algo soy gallego: ¿Por qué no la poesía? Para mí, es la esencia de la literatura, es la parte más compleja y profunda. Y también hay que reconocer que la esencia del ser humano es el lenguaje. No tendríamos pensamientos si no hubiera lenguaje. Es el ejercicio más indagador que puede hacer un ser humano, y por supuesto, un escritor. La poesía requiere reposo, tiempo y dedicación especial, entre otras cosas porque tardas mucho en decidirte cuando está acabado un poema, que nunca está acabado, siempre está ahí. Pero lo que no sabría decir es cuándo empecé a escribir versos, creo que desde muy pequeño.

-En esta nueva obra, Estío de cenizas , se aprecia mucha melancolía y también como si mirara atrás; en varios poemas se repiten las palabras "te acuerdas". ¿Para escribir poesía viene bien ese estado de ánimo?

-Sí, la melancolía es un estado de ánimo no necesariamente negativo. Es una mezcla entre el escepticismo y un optimismo realista. Es una manera de entender la vida de una forma poética y sí, lo reconozco, en mi libro hay melancolía. También creo que hay pasado, rememoración. Creo que hay que reivindicar la memoria, en este país no nos podemos olvidar de su historia, de sus gentes, de su literatura.

-¿No cree que no se trata de que en realidad es que no se quiere recordar?

-Quizás la gente no quiere recordar, pero creo que en muchos casos es por pura pereza, y a pesar de todo se produce una gran contradicción, solo hay que ver la cantidad de novelas históricas que se venden, y por cierto la mayoría hechas por otras personas, no por el que las firma, y casi a medida. Se llega a pedir el tipo de historia que se quiere, con unos personajes determinados y que ocupe 665 páginas, y esto está ocurriendo.

-Usted, como periodista, ¿no cree que esta profesión debería aprender algo más de la poesía, aprender a pararse y no correr tanto?

-Es muy difícil; en los tiempos que corren en los medios de comunicación prima más ser el primero en dar la noticia, aunque no esté contrastada, y en eso caen todos. Aunque lo más adecuado sería esperar y reflexionar. El ansia por querer dar las cosas antes ha hecho que se pierda la reflexión y eso nos lleva a un periodismo de una calidad cuestionable. No hay día que no vea una o dos erratas en la portada de un diario.

-Pero después la gente, los lectores sí quieren leer o escuchar cosas interesantes, pensadas, y eso hay que hacerlo con tiempo.

-Sí, pensadas, bien hechas y en papel, en libros. Se dijo que el libro iba a desaparecer, pero esto no va a suceder nunca. El libro de papel se va a convertir en un objeto de culto. Lo que hay que hacer son buenos libros, bien diseñados. Porque al papel te puedes acercar con los cinco sentidos, el papel huele, se siente, y las tabletas solo hacen que te vuelvas medio tonto. Hay que reivindicar a los libros, y volver a ellos.