Susana de la Rubia Gómez-Morán, nueva directora general de Paradores Nacionales, no es novata en estas lides ya que fue directora general de Planificación y Control Interno de la misma institución desde 1991 a 1994.

-¿La red de paradores nacionales de turismo alcanza ya a todas las comunidades?

-Hay una que no tiene todavía: las Islas Baleares. Pero tenemos las obras muy avanzadas del que será nuevo parador de Ibiza. El resto de las comunidades tiene paradores.

-Incluso hay uno en Portugal.

-Sí, empezamos hace poquito una nueva línea de franquicia. Si alguien va al parador de Portugal, que se llama Casa da Ínsua, verá que es una cadena privada que nos pidió que le franquiciáramos la marca de Paradores y usan nuestro logotipo.

-En España hay casi un centenar de paradores.

-Hay 96 más el de Casa da Ínsua. También estamos terminando uno en Veruela, en la provincia de Zaragoza, y el de Ibiza. Con esos tres serían 99.

-¿Con cuántas habitaciones cuentan?

-Pasan de las 6.000. Es una cifra que se mueve ya que ahora, por ejemplo, tenemos León cerrado porque se va a reformar entero, también en Aguabrava lo mismo.

-¿A cuántos trabajadores da empleo?

-Hay directos e indirectos. Nosotros generamos muchísimo empleo en las zonas donde estamos, pero directos estamos en alrededor de los 4.300, aproximadamente. Creamos empleos en pueblos, donde es muy difícil tener un empleo estable y de calidad.

-Hacer paradores en antiguos castillos o monasterios da un sello singular a la marca.

-Eso le da mucho tirón para el público extranjero, como el americano. Ahora empezamos a tener gente de Corea, mucho cliente japonés. Atrae muchísimo.

-¿Son rentables?

-Sí. Desde 2016 tenemos números positivos. El año pasado fue espléndido, este año está un poco más bajo en todo el sector, pero con números muy buenos.

-La gastronomía es uno de los platos fuertes.

-Es una de nuestras principales apuestas. Somos una cadena un tanto especial en ese sentido porque tenemos un porcentaje de ingresos de restauración que es altísimo en comparación con otras cadenas, casi un 45% o 46%. En el día a día de la carta uno va a encontrar siempre lo del sitio: en Cangas de Onís, la fabada; en Santillana, la quesada pasiega o en Canarias, el mojo picón.

-¿La clientela es más nacional que extranjera?

-Tenemos una clientela extranjera con un porcentaje muy alto de casi un 40%. Luego tenemos un club de amigos que se llama Amigos de Paradores, que es gente que tiene un carné con alguna ventaja. Tenemos 900.000 amigos de paradores. Es una cifra altísima. Hay mucha fidelidad entre nuestra clientela. Poco a poco, a base de ofertas para aproximarles y hacerles ver que es algo muy accesible, vamos incrementando el público joven. Vamos apostando por ahí porque nuestro cliente de toda la vida se va haciendo mayor. Tenemos que pensar en las nuevas generaciones.

-Se cree que hospedarse en los paradores es algo prohibitivo.

-Ahora no es así. Es accesible totalmente para todo tipo de gente. Además, tenemos ofertas para gente joven de manera continua y luego promociones puntuales en determinados momentos del año. Tenemos una aproximación continua para gente de nuevas generaciones, aunque es verdad que tenemos esa especie de etiqueta que forma parte de nuestra idiosincrasia, como que solo tenemos castillos y todos no son castillos. Hay cosas que la gente da por hechas y cuesta cambiarlas, pero estamos trabajando en ello.

-Paradores se ha modernizado y actualizado. Antes parecía que el turismo de paradores era de otra época.

-Claro. Tenemos paradores que tienen domótica, como el de Alcalá de Henares. Todos los paradores tienen evidentemente su wifi, como cualquier hotel de cadena privada. No todos. Porque hay paradores como el de Guadalupe, en Cáceres, que como tiene paredes muy gordas Internet funciona un poco peor. Tiene su encanto de que tenga persianas en vez de domótica. Tenemos una gran variedad. No todos son castillos ni todos son edificios modernos. Yo creo que es la red hotelera más heterogénea del mundo. Hay paradores de 200 habitaciones y hasta hace poco teníamos Villalba con solo seis.

-¿La clientela es tan heterogénea como la red?

-Nosotros queremos acercarnos a todas las generaciones. En los paradores de Cañadas y Cangas de Onís tenemos by friendly, tenemos unas zonas para que los ciclistas puedan hinchar las ruedas de sus bicicletas y puedan repararlas, en algunos paradores recibimos perros y tenemos zonas en las que les ponemos una camita, pienso, agua. Es esto: escuchar al cliente y actuar para complacerle. Eso se convierte en venta y ocupaciones.

-El primer parador se inauguró hace 90 años.

-Exacto, fue el de Gredos, en 1928. Este año celebramos el 90 aniversario.

-Alfonso XIII era el rey, el bisabuelo del actual.

-Así es. Cuando más paradores se abrieron fue en los años 60, con Fraga. De hecho hay muchísimos paradores que este año celebran su 50 aniversario. Del 60 al 70 fue cuando un mayor número de paradores se abrieron, pero el primero fue Gredos.

-En los año 60 se dobló el número de paradores: pasaron de 40 a 83.

-Sí, fue una barbaridad. En el parador de El Hierro me contaron que Fraga iba en helicóptero y, señalando con el dedo, dijo: "allí se va a levantar". No había ni carretera. El de El Hierro fue un parador que tuvo muchos problemas hasta que hicieron el túnel, con el primer semáforo que se usó en la isla. Los empleados del parador de El Hierro tenían plus de peligrosidad, como los del Pirineo. Claro, es que se caían las rocas a la carretera. Y el agua, porque la mitad de las veces el mar llegaba a la carretera. La oficina de El Hierro queda inundada por el mar muchísimas veces porque salta el agua dentro.