Los Secretos cumplen 40 años de vida; una larga trayectoria que ha dejado una profunda huella, ya que forman parte de la historia del pop español. La banda ha superado el tiempo, las altas y bajas de la industria e, incluso, la triste desaparición de tres de sus miembros, entre ellos el inolvidable Enrique Urquijo.

-El público nunca les ha dado la espalda en cuatro décadas?

-Siempre hemos tenido muy claro que el público es el único artífice del milagro de que un grupo logre tener una carrera tan larga cuando has tenido tantos altibajos, pérdidas humanas y discográficas que te dan la espalda. Es nuestro gran aliado, el que nos mantiene en el escenario y hace que podamos seguir tocando año tras año; ya no es el que en origen parecía el motor, sino la única cosa que tienes. Lo he dicho muchas veces: nunca consideramos que fuéramos número uno en casi nada, aunque hayamos tenido algún top en las listas, pero nunca hemos sido los que más discos hemos vendido o los que más conciertos hemos hecho; quizás el único récord que tengamos sea el del grupo que más tiempo lleva junto, y eso es gracias al público. Así que hacemos un repertorio en el que tiene que estar lo que la gente espera oír, un set de canciones bien hechas para que la gente pase muy buen rato. Entendemos que hay ciertas canciones que no pueden ser quitadas, así que las tocamos encantados.

- ¿Cómo afronta una banda como Los Secretos el día a día inmersa en esta vorágine de cambios?

-Muy parecido a como se ha hecho siempre en la historia de la música en general. Si todavía viviera Frank Sinatra, él hubiera vivido todos los tipos de grabaciones que se han hecho a lo largo de la historia, comenzando por el grabado directo a un disco en mono, sin mezclas previas. Se colocaban a una distancia adecuada de un único micrófono y todo el mundo tocaba a la vez; tenía que quedar bien grabado en un disco de cera que luego pasaban a un acetato. Y ese fue el principio, donde también se grababa en rodillos magnéticos y en cintas muy extrañas que dieron paso al vinilo, al cassette y al CD. En el último siglo, los músicos se han tenido que adaptar a los nuevos sistemas que daban servicio al público. Los cambios últimos han sido muy rápidos y creo que aún falta un pequeño ajuste para que este sistema funcione mejor. Hoy en día la música llega mucho más rápido al consumidor. Los motores de búsqueda de internet también facilitan mucho que la gente tenga acceso a la música, y eso para los músicos es estupendo. Otra cosa es que los que de verdad se están llevando el dinero de estos cambios son los operadores de telefonía, las grandes discográficas y las plataformas digitales de música; no se corresponden los beneficios que tienen ellos con los que tenemos los músicos. Ese es un problema interno nuestro que tenemos que solucionar, pero, a priori, que internet ofrezca una puerta a la cultura para nosotros es algo bueno.

-¿Se echa de menos que en las parrillas de las televisiones ya no haya programas musicales?

-Honestamente, sí; más que nada por el significado que tiene eso. Si una televisión no tiene programas musicales es porque, a priori, no interesa, ya sea porque no da audiencia o porque son mucho más baratos y entretenidos para el gran público otro tipo de programas, sobre todo aquellos en los que intervienen personas a las que les pasan cosas, cohabitando o compartiendo tiempo entre ellos, llámalo First Dates o Gran Hermano. La realidad es que estos programas son los que la gente demanda en estos tiempos, y hay que recordar que las televisiones funcionan bajo demanda. Y a mí esto me entristece muchísimo. Nosotros nos quejábamos cuando, en el año 98, llegaba alguien de la compañía y te decía: "Tengo una noticia triste, tenemos que hacer 32 televisiones". Era como algo muy pesado puesto que había que viajar mucho, luego hacer los playbacks famosos -que eran un rollo, era como la misma canción siempre repetida allá donde fueras como si el resto de las canciones que hubieras hecho no tuvieran mérito-. Ese sentimiento de "qué rollo tener que hacer treinta y tantos programas" ahora lo ves con nostalgia mientras piensas la difusión que tenía la música en aquella época, en la que cualquier programa magacín o de alta audiencia tenía tres o cuatro actuaciones musicales, incluso de talla internacional algunos de ellos. Hoy no existen esos programas, y el problema vendrá cuando, de aquí a unos años, queramos ver en televisión qué música se hacía en el año 2018. Estamos en una era del consumo fácil donde la música la tienes en el móvil y todo pasa a golpe de Facebook. La gente hoy en día quiere el mayor entretenimiento posible y, a ser posible, con el menor desgaste intelectual; eso hace que si a un chaval le pones una de las guitarras con las que yo soñaba de joven y, al lado, le pones un ordenador, posiblemente se lance directamente al ordenador. Esos conceptos hacen mucho daño a la música actual.

- Están celebrando su aniversario con la gira Una vida a tu lado , que en la parada en Madrid contó con colaboraciones internacionales. ¿Cómo vivieron el concierto ?

-Fue una experiencia estupenda; y para el público que asistió, también. Ofrecimos un gran espectáculo en un escenario de 360 grados, y, luego, todo el esfuerzo que tuvimos que hacer para que gente que admiramos muchísimo encontrara un hueco en sus agendas y pudiera estar con nosotros en el concierto. Tengo recuerdos inolvidables, creo que fue un acierto elegir ese formato para una celebración tan especial. No queríamos entrar en un recinto estándar para hacer un concierto estándar, para que la gente pasará por taquilla a dejar su dinero y ya está; queríamos inventarnos algo distinto que la gente recordara durante toda su vida. Hemos sido el primer grupo español que ha hecho algo así. El suelo del escenario era una pantalla enorme, fue una experiencia inolvidable.