Paco Plaza vuelve a A Coruña de la mano del Festival de Cinema Fantástico, en el que ejerce como jurado dentro de la sección competitiva Ópera Prima. "Este año he estado seis meses viviendo aquí, ya es mi segunda ciudad", dice entre risas el director de cine, que rodaba en varios escenarios de la provincia su último filme, Quien a hierro mata. La película, que se estrenará en 2019, es una rareza en su trayectoria dedicada al cine de terror. De la situación del género hablará mañana el artista en una mesa cuadrada, que tendrá lugar a las 21.15 horas en la Fundación Luis Seoane.

-¿Cómo valora las propuestas de este año al festival?

-He visto las películas de Ópera Prima, y es un panorama bastante certero de la producción de género. Creo que son de lo más interesante del año a nivel internacional.

- Con el FKM regresa a A Coruña tras meses rodando Quien a hierro mata . Después de toda una carrera dedicada al terror, ahora se apunta al thriller .

-No ha sido una cosa premeditada. Emma Lustres mandó este guion, lo acabé de leer y sentí la necesidad de hacerlo y que no lo hiciera otro. Es verdad que es mi primera incursión fuera del género, y estoy muy contento y agradecido con la oportunidad. Aunque tampoco es una comedia, es bastante oscura.

-¿Por eso esa conexión con la historia?

-Sí, es difícil encontrar guiones que traten un drama humano con esta profundidad. Es una película que habla de la elección entre la luz y la oscuridad, y de cómo tus decisiones acaban determinando tu vida.

-No rodaba en Galicia desde Romasanta . ¿Cómo ha sido volver aquí?

-Estaba preocupado, porque cuando ruedas en Galicia te condiciona mucho la meteorología. Puede ser un quebradero de cabeza. Pero a cambio te da es una luz muy especial y unos paisajes espectaculares. Tiene algo que es mágico.

-Su proyecto anterior, Verónica, también fue especial. Fue su primer filme de terror tras el éxito obtenido con REC . ¿Cómo lo afrontó?

-Nunca te puedes quejar del éxito. Es verdad que REC tuvo una repercusión muy positiva en todo el mundo, y que me sorprendió. A Jaume [Balagueró] y a mí nos colocó en otro lugar como directores. Lo que pasa es que creo que no tienes que pensar mucho en el pasado. Hay que intentar abordar cada película como la primera. El espectador va a verla por primera vez, y tú tienes que afrontarla como si fuera la primera vez que ruedas.

- Verónica , además, la abordó desde una perspectiva personal.

-Totalmente. Verónica es una película prácticamente autobiográfica. Yo creo que en todas las películas buscas un espejo, pero nunca me había pasado con ese grado de identificación. Para mí era muy sencillo hablar con Sandra [Escacena], porque me estaba viendo a mí mismo con su edad. Las mismas inquietudes, los mismos miedos?

-¿A usted también le daba miedo crecer, como a ella?

-¿A quién no? Da mucho miedo. Aparte de los cambios físicos, están los emocionales. Empiezas a tener sensaciones desconocidas, te sientes extraño, que nadie te comprende? [se ríe]. La adolescencia es un momento muy bonito, pero también tiene su parte de tortura.

-En la suya le interesaba la parapsicología y el ocultismo. Ya apuntaba maneras.

-Siempre me gustó. No soy excesivamente crédulo, pero sí muy curioso. También es que mi madre es gallega, así que esa parte de "no creo en las brujas pero haberlas las hay", lo tengo grabado en el ADN.

-¿Ya hacía por aquel entonces sus pinitos, imaginaba sus historias?

-Yo tuve una vocación relativamente temprana. Cuando tenía 15 o 16 años empecé a hacer cortometrajes, y desde siempre me gustó el género de terror, porque como espectador era lo que veía cuando era niño. Siempre he tenido atracción por esa sensación de miedo a lo desconocido.

-Parece una sensación cada vez más difícil de encontrar, ¿es difícil ser imprevisible hoy en día en el género?

-En el género y en todo. También vemos comedias que repiten fórmulas. Yo creo que la originalidad escasea en cualquier faceta. Pocas veces vas al cine y dices: "Esta película no la había visto".

-Que el espectador no se sienta cómodo cuando vaya a ver las suyas es lo que usted busca como director, ¿cuál diría que ha sido su filme más incómodo?

-Yo creo que Verónica es la película más perturbadora que he hecho. Creo que identificas muy bien las sensaciones de esta chica, y si me tengo que quedar con una de mis películas me quedo con esa. REC también provoca una incomodidad casi física, de pasarlo mal viéndola.

-Muchos dicen que con ella dio paso a una nueva forma de entender el cine de terror.

-Yo no lo creo. Creo que si alguien en España marcó un antes y un después fue Álex de la Iglesia con El día de la bestia. Él sí que hizo algo que abrió el camino a una generación, en la que me incluyo, de creer que podíamos hacer cine de terror en España sin renunciar a nuestras señas identitarias.

-Y cuando usted va a ver ese cine, ¿qué clase de historias son las que le asustan?

-A mí lo que me asusta es la realidad. Todo lo que se enmarca en la fantasía lo entiendo dentro de un código de ficción en el que me siento cómodo, pero lo que me asusta son los dramas humanos que vemos en el telediario. Me asusta la indiferencia que sentimos ante el dolor de los demás. Y me incluyo.