En 1968 el ser humano orbitó por primera vez la Luna. También fue el año en que los estudiantes parisinos fueron desalojados de La Sorbona en el famoso mayo del 68 o el de la primavera de Praga. Ese mismo año el físico italiano Gabriele Veneziano publicaba el trabajo por el que está considerado uno de los padres de la Teoría de Cuerdas. Él mismo explicará este lunes en Santiago, en una conferencia dentro de la Semana da Ciencia del Instituto Galego de Física de Altas Enerxías, la "vida, muerte y milagros" de lo que desde la Universidade de Santiago destacan como "un modelo fundamental en la física moderna". La cita, gratuita, es en el Auditorio Abanca a partir de las 20.00 horas.

-Es usted el autor del primer artículo científico de la historia sobre la Teoría de Cuerdas. Desde entonces han pasado ya 50 años y quisiera saber si, medio siglo después, esta teoría goza de buena salud.

-Sí, diría que está envejeciendo bien, como un buen vino. No está claro en qué dirección va. De hecho, va en varias direcciones. Se ha ramificado en muchas direcciones diferentes a estas alturas, pero, hablando en general, creo que está en buena forma.

-Como uno de sus padres, ¿cómo la explicaría de forma sencilla?

-En pocas palabras, se corresponde con ver todas las partículas que se suelen considerar elementales, es decir, no hechas de otras partículas, sino elementales, esas partículas son realmente cuerdas vibrantes muy pequeñas. El objetivo final de la teoría es asociar diferentes vibraciones de las cuerdas a diferentes partículas que conocemos. Ese sería el objetivo último. No se ha logrado, pero es la idea. Es una forma de unificar el mundo de todas las partículas elementales.

-La Teoría de Cuerdas aspira a ser una teoría del todo...

-Por el mismo concepto de unificar todas las partículas elementales, esta teoría se supone que unifica también todas las fuerzas, todas las interacciones fundamentales, así que, en esencia, se podría decir que es una teoría del todo.

-Vuelve a Santiago siete años después, conforme al tiempo que ahora existe. ¿Cuándo empezó a existir el tiempo?

-Hay varias cuestiones asociadas con el tiempo. Una de ellas es la flecha del tiempo, en qué dirección va. También hay una cuestión acerca de si hubo un principio del tiempo o no. Una de las cosas que quizás tenga tiempo de explicar el lunes es sobre el Big Bang, porque la gente tiene la idea de que fue el inicio del tiempo, pero no es así. Fuera de la teoría de cuerdas, incluso en la cosmología convencional moderna sin cuerdas, el papel del Big Bang ya no es el del inicio del tiempo. Es el fin de un período diferente que se llama inflación. Después de la inflación el universo se volvió muy frío y después necesitó volver a calentarse y aquí es donde juega un rol el Big Bang en la moderna cosmología. No es el principio del tiempo, porque es lo que viene después de la inflación.

-Publicó el artículo en 1968, el mismo del mayo francés . ¿Ha estado la historia de la humanidad a la altura de las expectativas generadas entonces?

-El mundo ha cambiado mucho, eso está claro. Por un lado se pueden constatar enormes progresos en tecnología y ciencia. Cuando en 1968 trabajaba con algunos colaboradores en este proyecto que finalmente llevó a mi modelo, intercambiábamos largas cartas que cruzaban el Atlántico y que tardaban dos semanas en ir y volver. Incluso hacer una llamada telefónica se consideraba muy excepcional. Así que el mundo ha cambiado mucho, pero por otro lado, a pesar de que tenemos muchas más herramientas a nuestra disposición, eso no significa que no se utilicen para lo malo. Por supuesto que ha habido progresos, también progresos sociales en muchos aspectos, pero, por otro lado, si profundizamos un poco en el espíritu de la revolución del 68, creo que hemos ido en la dirección equivocada porque me parece que las diferencias, en lugar de reducirse, han crecido. No se ha reducido la brecha entre ricos y pobres, los países pobres y ricos, el norte y sur...

-Y la brecha tecnológica.

-Sí. Así que de algún modo ese aspecto es un poco aterrador y honestamente no sé hacia dónde va el mundo hoy. También me parece que el nivel de los políticos, en general, ha descendido.

-Escribió su famoso trabajo de Cuerdas cuando tenía 25. ¿Cómo es investigar ahora para los jóvenes?

-Para la gente joven es difícil lanzarse en nuevas direcciones e invertir tiempo en buscar algo realmente nuevo. Es muy arriesgado para sus carreras y por eso tienden a trabajar en lo mainstream, donde pueden escribir artículos, seguir la moda... Desafortunadamente, empieza a ser cada vez más así, o eso me parece, pero bueno, eso es el progreso. (Se ríe).

-En una entrevista destacó la influencia de un profesor de Matemáticas del instituto en su carrera. Ahora en España se está repensando la profesión del docente. ¿Qué cualidades debería tener uno bueno?

-Lo más importante es dejar que los estudiantes desarrollen su forma de pensar, sin darles recetas fáciles. Se trata de pensar, no de aplicar ciegamente unas reglas, de intentar desarrollar una comprensión crítica. Es muy importante formar a estudiantes de un modo que no se trata de cuántas nociones les das, sino de darles algunas habilidades para aprender por sí mismos cuando dejen la escuela. No es tanto lo que aprendes en la escuela, sino las oportunidades que das a los estudiantes para aprender por sí mismos cosas nuevas. Y ese profesor que tenía en el instituto era muy bueno: también pudo comunicar a los estudiantes el amor por lo que estaba enseñando.