Veinte años después de escribir El Mozárabe, donde intuyó la apasionante vida de Subh, navarra de nacimiento, que llegó a ser la preferida del harén del califa Alhaquén, Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962) centra ahora su mirada en esta mujer para novelar en Los baños del pozo azul (Harper Collins) la ajetreada y esplendorosa vida de Córdoba en los últimos años del primer milenio y dar fe de la revuelta impulsada por ella y su hermano gemelo que casi le costó la vida a Almanzor. Subh, una celebrity de aquel momento, protagoniza la nueva obra de este abogado reconvertido en sacerdote, admirador del arrojo de don Pelayo en el inicio de la Reconquista que acabó con ocho siglos de dominio musulmán cuyas maravillosas huellas están vivas en Medina Azahara, la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada.

-¿Cómo llegó la navarra Auriola a llamarse Subh Um Walad en el harén cordobés del califa Alhaquén y a ser madre de sus hijos Abderramán e Hixem?

-No nos dicen las crónicas cómo salió de Navarra pero nos lo podemos imaginar.

-¿Cómo lo imagina usted?

-Por el tratado que firmó la Reina Toda de Navarra con el califa Abderramán. La reina era tía del califa porque todos los Omeyas se habían casado con mujeres navarras y decidió enviar presentes a su sobrino.

-El presente en este caso fue Auriola.

-Los regalos que se mandaban eran objetos valiosos: animales, joyas y también personas, esclavos o no, incluso rehenes regios que ya pasaban a vivir en Medina Azahara. De Navarra salieron entonces Auriola y su gemelo Eneko, guapos, rubios y familiares de la Reina Toda. Auriola se convirtió con el tiempo en la esposa favorita del califa Alhaquén y madre de sus hijos adquiriendo entonces el título de Subh Um Walad.

-Y el pueblo le inventó un apodo.

-Ella era una especie de celebrity de la época que rompió con el protocolo. Subh salía del harén, montaba a caballo, iba con la cara descubierta, hablaba con los visires y hasta se vestía de hombre. El pueblo la llamaba La señora de las señoras de Córdoba.

-¿Por qué decidió poner fin a su plácida estancia en el harén de Medina Azahara?

-Nunca debió de sentirse cómoda allí y quiso tener un palacio propio. No le gustaba vivir con otras concubinas ni con los eunucos, sometida a las reglas del harén. Se fue a vivir con su hijo Hixem, porque el otro había fallecido, a los Alcázares.

-Todo un escándalo para la época, supongo.

-Sí, porque en la costumbre bagdadí, las mujeres tienen que vivir juntas en el harén.

-¿Quién era Eneko, el hermano de Subh?

-Era su contrapunto. Impulsivo y propenso a la guerra. Su hermana, por el contrario, sopesaba todas sus decisiones. Ella llegó a lo más alto al convertirse en la favorita del califa Alhaquén y a su hermano lo enviaron como cadí a gobernar Badajoz donde estuvo hasta que regresó a Córdoba para encabezar con su hermana la revuelta contra Almanzor.

-¿Qué objetivos se propusieron los dos hermanos?

-Tenían intereses diferentes. Eneko impulsaba una revuelta armada con todas las consecuencias y no dudaba en matar mientras que su hermana quería dialogar, pactar y llegar a acuerdos cuando vio que querían apartar a su hijo Hixem de sus derechos sucesorios.

-Pero al final se unió a la estrategia de Eneko.

-Porque no le quedó más remedio. Abandonó los Alcázares para liderar la revuelta contra Almanzor, una persona a la que estuvo unida más de 20 años, al que amó mucho. Almanzor había llegado a la corte sin nada pero a finales del primer milenio se hallaba en lo más alto de su carrera gracias a sus conquistas en el norte y a su empeño por destruir los reinos cristianos. Quiso entonces instaurar su propia dinastía. No se percató de que a sus espaldas se fraguaba una conspiración con la que se trataba de torcer el rumbo de la historia.

-¿Quiénes fraguaban esa conspiración?

-Los partidarios del último califa legítimo, Hixem, con su madre Subh a la cabeza.

-¿Qué papel jugó Auriola en la etapa final del califato de Córdoba?

-Las crónicas no mencionan a ninguna mujer más que a ella. Se aferró al poder que le quedaba para intentar que su hijo no lo perdiera. Al final perdieron todos porque ni Almanzor llegó a ser califa y ahí se acaba también el califato de los Omeyas en Córdoba para dar paso a los reinos de Taifas.

-¿Cómo era Córdoba en los últimos años del primer milenio?

-Estaba envuelta en su muralla y su mezquita, junto a dos ciudades palaciegas fastuosas: Medina Azahara y Medina Alzhaira. Una ciudad con mercados, plazas, mezquitas, baños públicos, la gran biblioteca, viajeros, embajadores de todo el mundo?

-¿Cuál es el asunto más desconocido que usted desvela en esta novela histórica?

-Que hubo una verdadera revuelta en Córdoba y esa celebrity navarra estuvo a punto de acabar con Almanzor.

-Jesús, ¿cómo surgió el Camino de Santiago, creado por el rey asturiano Alfonso II?

-Surgió como una gran vía vertebradora de la espiritualidad de la España medieval. La gente miraba al Norte a la espera de una fuerza liberadora y así comenzaron los grandes movimientos de repoblación en la Reconquista.

-En Asturias celebran el 1.300 aniversario de la batalla de Covadonga. ¿Qué papel jugó don Pelayo en la Reconquista?

-Don Pelayo fue determinante en el inicio del enfrentamiento al Islam. Recogió a todos los que huían de otras partes de Hispania, se lanzaron al monte y contaron con una barrera protectora natural pero también con una profunda espiritualidad para enfrentarse al Islam. No sé qué hubiese sido de España sin don Pelayo.

-¿Quién era el Papa Silvestre II a quien usted pone por las nubes como sabio y hasta como adivino?

-Era el Papa del milenio, enormemente sabio y formado en la Península Ibérica, y tuvo que afrontar el gran reto de guiar a la Iglesia y a la cristiandad en ese paso del milenio. Era un Papa con vocación de pontífice universal, algo parecido a lo que fue el Papa Juan Pablo II.

-¿Qué nos han dejado en España ocho siglos de dominio musulmán?

-Muchas cosas que hay que valorar sin juzgarlas. Muchas palabras, gastronomía, repostería, música y una maravillosa colección de vestigios como Medina Azahara, la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, las alcazabas?

-Habla de la Mezquita de Córdoba, ¿es mezquita o catedral?

-Es catedral porque es lo que fue antes de ser mezquita.

-Usted relata una historia de ficción, luego no es de extrañar que descubra cosas desconocidas puesto que son fruto de su invención. ¿Cómo resuelve ese dilema en la novela?

-La realidad la consigo a través de documentos, de viajar, de observar los lugares sobre los que voy a escribir y a través de la ficción doto de alma al libro. Pongo la imaginación al servicio de la reconstrucción con datos históricos que me ayudan a imaginar lo que debió pasar.