Emilio Duró trabaja desde hace 30 años como consultor, asesor y formador para importantes multinacionales. Es miembro de varios consejos de administración y exdirectivo de diferentes organizaciones. Colabora como invitado externo y profesor asociado en universidades y escuelas de negocio internacionales. Es reconocido por su labor pedagógica para directivos y empresarios, enfocada en la capacidad de aprender y reconvertirse en todo momento.

- ¿Cómo se define: conferenciante, analista, motivador, psicólogo de masas o 'canalla' como usted mismo apunta?

-Muy interesante y directa la pregunta. Digo que soy "un poco canalla" en sentido positivo. En las conferencias intento hacer reflexionar a los asistentes sobre el grado de coherencia entre lo que piensan, dicen y hacen ya que todos somos contradictorios. Pero intento hacerlo con cariño y respeto a los asistentes, ya que no soy nadie para dar consejos y quizás el más incoherente. Y no es falsa modestia.

- ¿Cuál es su objetivo básico?

-Transmitir a los demás las enseñanzas que me han servido en la vida, dando la conferencia que me hubiese gustado que me impartiesen a mí con un único objetivo: buscar la felicidad en las personas sin negar que hay momentos muy duros en la vida que tenemos que aceptar y "llevar la cruz a cuestas".

- ¿Qué es la vida para usted y sus teorías?

-No tengo grandes certezas y, como creo que somos lo que pensamos y cambiamos nuestra forma de pensar cada día ante los nuevos conocimientos, lo que hoy le comento quizás mañana sería diferente. En un reciente estudio en el que se preguntaba a personas centenarias sobre qué cambiarían de su vida, me contestaron en primer lugar: "Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí. Ojalá hubiese seguido más el corazón y menos la razón".

- ¿La longevidad está cambiando nuestro concepto de vida?

-El reto es vivir y no sobrevivir. Esa es la razón por la que el tema más estudiado en la actualidad es la búsqueda de la felicidad de los individuos, que permita reducir el número de depresiones, ansiedades, y demás causantes de enfermedades y que suponen un enorme coste laboral y personal. Fruto de ello es la aseveración de que cerca del 80% de todos nuestros logros dependen de nuestras actitudes.

- ¿Tenemos miedo a estos cambios y a su evolución?

-Nuestro pasado cavernícola nos hace sentir miedo -sin duda el mayor causante de la infelicidad-, lo que hace que no variemos nuestras costumbres (miedo al cambio); no intentemos luchar por alcanzar alguno de nuestros sueños (miedo al fracaso); comamos más de lo necesario y tengamos la necesidad de acumular para el futuro (miedo a la supervivencia); hagamos lo que les gusta a los demás, aunque a nosotros nos desagrade, para no defraudarlos, (miedo al rechazo)... Y con estos miedos no se puede lograr todo aquello de lo que seríamos capaces. Millones de años de evolución nos han conformado una estructura craneal en tres cerebros diferenciados: el reptiliano, cuya misión es mantener la vida; el límbico, que rige nuestras emociones y el racional, donde residen los conocimientos.

- ¿Cuál es la razón del porqué de las cosas materiales?

-Nada es permanente. La física cuántica sabe que todo está cambiando constantemente y, además, todo degenera. Todo material es por definición transitorio, cambiante, corruptible y temporal. Lo duradero, lo que no perece, lo infinito, tenemos que buscarlo en el plano superior. Hay que vivir en el plano material pero no perder la conexión con el superior, porque así tendrás una vida material mucho más feliz. La fórmula de Albert Einstein e=mc2, es para mí una equivalencia entre materia y energía. Estamos hechos de energía al 100%, no a un 99%. Vamos a morir, pero tenemos que conseguir que nuestra vida haya valido la pena.

-¿Qué papel juega la tecnología en nuestras vidas actuales? ¿Nos ha reinventado como sujetos?

-Poca gente fracasa en la vida sólo por causas técnicas y sí por causas emocionales. Se nos ha entrenado para resolver problemas técnicos, pero no sabemos cómo convivir con situaciones emocionales que nos desconciertan. El papa Francisco tiene una frase demoledora: "Nunca se ha visto un féretro seguido de un camión de mudanzas". Nadie sabe con certeza cómo serán los próximos años. Los conocimientos se duplican cada dos años. Sí podemos prever que tendremos todo tipo de aparatos que nos permitirán controlar la salud, ir monitorizados, reparar casi cualquier parte de nuestro cuerpo, comunicarnos de forma diferente (por ejemplo, los niños wasapean y hablan menos).

- ¿Seremos máquinas o dependeremos de la inteligencia artificial?

-Lo dudo. A los niños no hay que enseñarles cosas que pueden hacer las máquinas, ya que estas serán mejores que nosotros. Les tenemos que enseñar cosas donde pueden ganar a las máquinas como valores, deporte, música, arte, optimismo, pasión, etcétera. Parece claro que vivimos en el mejor de los mundos, con más medios y riqueza que nunca, ¿pero somos más felices? Quizás no. Y el motivo es que el éxito no depende de factores externos, está en nuestro interior. Un gran médico definía la felicidad como una mala memoria y una buena salud. Quizá el problema sea "desaprender y no aprender".