Thomas W. Malone, director y fundador del Centro de Inteligencia Colectiva del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), anima a descubrir y fomentar grupos de personas para buscar un mejor nivel de vida en común. Malone llama supermentes a esos conjuntos humanos que funcionan desde la Prehistoria. Convencido de que la inteligencia artificial se encuentra aún en pañales, recomienda dedicar más tiempo a pensar cómo podemos utilizar a los robots que a vivir atemorizados porque nos puedan quitar nuestro puesto de trabajo. "Los logros humanos no son fruto de una mente, sino de una red", comenta en exclusiva a Epipress antes de advertir en el foro de la Fundación Ramón Areces que conviene afinar a qué supermente te apuntas porque no todas son recomendables.

-¿Por qué nos atraen tanto el amor, el dinero y la gloria?

-Porque son sin duda las tres motivaciones más importantes que mueven a las personas a hacer cosas y a participar. No son las únicas, el poder podría ser otro tipo de motivación.

- ¿Surgen así las redes sociales?

-Seguramente, porque esas tres motivaciones nos empujan a hacer cosas en la vida.

-¿Cómo se manifestaba todo eso en la Prehistoria?

-No estoy muy seguro del valor del dinero durante la Prehistoria, pero el amor y la gloria siempre han sido importantes para los humanos.

-¿Existe una inteligencia colectiva?

-Sí, y es la que ha permitido a los humanos progresar más que cualquier otro animal. Casi todo lo que hemos logrado ha sido gracias a la interacción de grupos de personas. Todas las comunidades que conocemos son ejemplo de inteligencia colectiva. Los logros humanos no son fruto de una sola mente, sino de una red.

-Que usted denomina supermente.

-Exacto.

-¿Cómo funcionan las supermentes?

-Se trata de grupos de individuos que piensan juntos y actúan de forma colectiva para conseguir un objetivo. Un cerebro es una especie de supermente en la que trabaja un grupo de neuronas individuales.

-¿Tienen que ser disciplinados los miembros de una supermente?

-No necesariamente. Cuando caminamos por una acera abarrotada actuamos de forma inteligente para no tropezar con el resto de individuos que nos rodean. Cualquier persona puede formar parte de esa supermente. Otra cosa es la supermente del Senado de Estados Unidos, que exige un proceso de selección y una disciplina para que no te expulsen de ella.

-¿Qué domina dentro del grupo, la cooperación o la ley del más fuerte?

-Hay distintos tipos de supermentes. En la mayoría de ellas hay colaboración entre individuos, pero existe una que apenas requiere cooperación y que llamamos ecosistema, que se rige por la ley del más fuerte.

-O sea, que hay supermentes buenas y malas.

-Sucede como con las personas, algunas supermentes son muy inteligentes y otras son bastante estúpidas e incluso malvadas.

-Deme, por favor, un buen ejemplo de cada una de ellas.

-El partido nazi fue una supermente endiablada. La enciclopedia virtual y colaborativa Wikipedia o el proyecto Polymath, en el que matemáticos de todo el mundo trabajan juntos online para descifrar teoremas aún por resolver, son ejemplos de supermentes buenas.

-¿Cómo repercute en nuestras acciones la inteligencia artificial?

-Sobrevaloramos el poder de la inteligencia artificial. Cualquier niño de 5 años tiene una inteligencia general más amplia que el sistema más avanzado de inteligencia artificial.

-¿Para cuándo lograremos sistemas de inteligencia artificial que superen a la nuestra?

-Desde el inicio de la inteligencia artificial en los años 50 estamos diciendo que eso llegaría dentro de 20 años. Igual ha llegado el momento de reconocer que tardaremos más de dos décadas en alcanzar ese objetivo.

-Y mientras tanto?

-Lo ideal sería poder identificar los grupos humanos que son capaces de tomar las mejores decisiones para que avance la sociedad y dándoles apoyo con la inteligencia especializada que aportan los sistemas de inteligencia artificial.

-¿Nos llegarán a quitar los robots los trabajos que tenemos?

-Hay que confiar en el sorprendente poder de las personas y los robots trabajando juntos. Dejemos de pensar en qué trabajos nos van a quitar las máquinas y dediquemos más tiempo a ver qué nuevas cosas podemos conseguir junto a ellas.

-¿Qué utilidad tiene para nosotros estar hiperconectados?

-La hiperconexión nos ayuda a integrarnos en supermentes cada vez más poderosas con mayor facilidad y a menor coste.

-¿Cuál es su fórmula para reducir la desigualdad que se acrecienta en los países desarrollados tras la última gran crisis?

-Esta es una labor que debemos exigir a los gobiernos y a los mercados, que son supermentes muy poderosas. Los gobiernos podrían utilizar incentivos fiscales para animar a las empresas a crear más y mejores empleos. Deben además redistribuir los ingresos aumentando los impuestos a los que ganan más. Las comunidades pueden reducir la desigualdad con acciones de beneficencia voluntaria.

-¿Cómo podemos los ciudadanos de a pie crear nuestra propia supermente para hacer frente a la de los poderosos?

-Hiperconectándonos para decidir de forma conjunta lo que más nos interesa. La democracia es una supermente que puede ser pervertida por grupos de opinión fuertes que influyen en los votantes. La supermente del mercado desvirtúa entonces a la de la democracia. Los distintos tipos de supermentes luchan entre sí por el poder en el ecosistema del mundo.

-¿Por qué existe tanto interés en desacreditar a la prensa tradicional que crea una opinión pública solvente y sensata?

-Hay gente empeñada en desacreditar al periodismo, entre ellos Donald Trump, pero para que exista una democracia real es necesario que los ciudadanos estén bien informados. La prensa tradicional tiene aún un gran potencial, pero no hay que descartar los formatos digitales. El periodismo seguirá siendo necesario en el futuro.