Descubre su rostro pero no su nombre real. Memorias de una salvaje es el primer libro de una escritora sin nombre. Delgada y rubia, de su identidad solo confiesa que tiene 25 años y que se ha graduado en Criminología. Se ruboriza cuando escucha que se ha convertido en todo un símbolo de lucha y en heroína generacional.

-¿Dicen que es una heroína generacional?

-No sé como explicar algo que no he dicho yo pero creo que, cuando se refieren a eso, es por el poso ideológico que estoy dejando a una generación que es la mía realmente. Me llena de orgullo cuando me describen así pero creo que yo soy yo, sin más.

-¿Qué ha significado en su vida Twitter?

-Lo amo como se ama realmente a las personas, es decir, con sus maldades y sus rarezas. Amo Twiter porque me parece que es detestable también. Me parece que esta red social saca lo mejor y lo peor del ser humano y también evidencia como es la sociedad. Es maravilloso. Ahí mostramos todo lo bueno y todo lo malo que podemos ser. Creo que Twitter es un reflejo superfidedigno de lo que es el ser humano y de lo que somos de verdad. ¡Por favor que no se acabe nunca!

-¿Por qué se esconde tras un seudónimo?

-Realmente no me escondo tanto y sí que me muestro mucho a mí misma. Lo que escondo es mi nombre y mi identidad detrás de mi alter ego. El seudónimo surgió como surgen las cosas buenas de la vida, que es sin quererlo y sin buscarlo. Yo hacía crítica costumbrista con mi nombre real y cuando vi que le gustaba a la gente y llegué a un montón de seguidores, me asusté y pensé: "¿Qué hacemos bebi?". Me puse el acrónimo "señorita" porque me parecía muy gracioso y porque era como me llamaban las monjas de pequeña.

-¿Quién es usted?

-Srtabebi es una burla al estúpido cliché de rubia tonta que siempre me ha perseguido. Me harté de que la gente no me tomara en serio porque cuando una tiene un físico heteronormativo parece que no tiene nada más que decir o mostrar. Vamos, la típica balanza en la que nos meten a las mujeres de que, o eres guapa, o eres inteligente. Así que elegí Barbie y así me burlo un poco también de esto.

-¿Contra quién lucha?

-Lucho contra todo y si tuviera que definirme lo haría como una mujer con espíritu de lucha. Soy muy combativa y eso define mi personalidad y mi carácter.

-¿Es el momento de luchar?

-Siempre es el momento de luchar. Ahora más que nunca. Cuando uno empieza a luchar es realmente cuando tiene que seguir luchando. Si nos remitimos al movimiento feminista, que es en el que yo más lucho en redes sociales, creo que es ahora cuando las mujeres tenemos que alzarnos todavía más porque es cuando se está lanzando el contradiscurso. Que el destino me diga si me equivoco o no, pero como hemos visto en Andalucía, ya está naciendo. Ahora es cuando de verdad tenemos que dar más guerra. Ahora que el movimiento feminista ya se ha instaurado como un movimiento en auge, se están empezando a ver los contradiscursos.

- Memorias de una salvaje es una novela basada en hechos reales, ¿cómo descubrió la historia?

-La historia está basada en hechos reales y decido contarlo cuando pienso que debo contarlo. El thriller está ficcionado pero el poso social de la novela y ella en sí es real. No diré si es autobiográfica o no, ya lo digo en la nota de autora. Quizás Kassandra soy yo, alguien que conozca, o todas las mujeres. Ya tenía escrita esta historia en mi mente y en mi corazón y cuando llegó Planeta y me dijo que había leído mis diarios y que les gustaría verme en el registro novelístico. Enseguida les dije: "Pues tengo una historia que contar". Y ellos me dijeron "cuéntanosla". Cuando la envié me dijeron, "pues vamos a contársela a todo el mundo". Y así fue.

- La sensación que trasmite el libro es que, lamentablemente, hay muchas Kassandras en la vida.

-Muchísimas. Mi novela no es fácil porque tiene mucha metáfora, mucha alegoría... pero el lector se encontrará con un proceso que le llevará a la verdad. Creo que nos encontramos en una sociedad absolutamente dormida y esta novela es un tortazo inusitado que te despierta y te dice que esto sigue siendo así y que seguimos teniendo perjuicios, que siguen habiendo chicas esclavizadas en tu ciudad, que quienes la violan son los hombres de a pie... Creo, sinceramente, que esta novela es muy necesaria.

-Abuso de menores, trata de blancas, ajuste de cuentas, perjuicios raciales... Debe de haber sido muy duro escribir esta historia.

-Sí. He escrito algo que me ha obligado a nacer y luego ha intentado matarme y no sé cómo me voy a recuperar de esto. Cuando me preguntan si tengo algún proyecto literario en mente digo que cuando me recupere de este... Porque ha sido muy duro escribir todo esto. Sé que hay páginas que no voy a poder volverlas a leer.

-¿No ha releído el libro?

-Me gustaría, pero no he podido. Creo que llegará un momento en mi vida, sea lejano o no, que me sentaré y leeré mi ópera prima narrativa. Estoy segura, pero ahora mismo, me es imposible porque la novela no deja indiferente a nadie. Cuando terminé de escribir pensé, "madre mía lo que he escrito" y respiré. He llorado mucho porque es una novela muy emocional, muy dura, y muy descarnada y sobre todo muy real. Cuando uno sabe que la historia es real pesa. Y a mí me ha pesado mucho.

-Al terminar se sintió ¿vacía o liberada?

-Suspiré y dije: "Dios mío lo que he escrito". Yo, a pesar de todo, soy muy analógica y escribí la novela en papel. Recuerdo que cuando la terminé, entró mi madre al cuarto y le dije "madre mía lo que he escrito" y ella me dijo "estoy segura".