El periodista y escritor Manuel M. Almeida acaba de publicar su tercera novela, El manifiesto Ñ, que presenta el tema del desempleo como central en la historia. "Se trata de una novela social", relata su autor, "donde se muestra el deterioro psicológico de las personas sin trabajo desde un prisma en que el humor surge ante situaciones esperpénticas".

-"La novela del desempleo", ¿sería esta una definición correcta de su último libro El manifiesto Ñ ?

-El desempleo es un tema central de la novela que trata de abordar la problemática social, laboral y económica, pero desde una perspectiva diferente, sin dejar quizá de ser novela social. Le he querido incorporar un elemento que les ocurre a las personas afectadas, el deterioro psicológico. Desde este prisma se convierte en una novela en la que el humor surge de forma natural ante situaciones bastante esperpénticas. Es una visión del desempleo desde un punto de vista humorístico, pero no es una novela de chiste. El humor surge de forma natural de las situaciones, condiciones y sucesos que van aconteciendo al protagonista, una persona en situación de desempleo y con graves problemas mentales.

-¿A qué deterioro psicológico se refiere?

-Una de las principales consecuencias del desempleo son los problemas psicológicos derivados de los económicos, sociales, personales o familiares. Hay un estudio de 2016 del Instituto Nacional de Estadística que decía que desde el inicio de la crisis en 2008 el número de suicidios en España se había elevado un 20%. Son muchos los que coinciden en que el desempleo es uno de los factores para ello.

-Su protagonista, Cándido Araña, parado de larga duración, decide soñar su vida en lugar de resignarse a su crudeza. ¿Es el onirismo un simple escape, o una metáfora del cambio necesario?

-Se puede ver como una metáfora porque en realidad a través de ese onirismo de Cándido nos acercamos a la realidad más que intentando hacer un análisis crudo y frío. A lo largo de la novela vive muchas situaciones y se relaciona con muchos tipos de personajes de distintas esferas sociales. Podemos decir que es una radiografía de nuestra sociedad contemporánea, a través de la visión onírica y alucinada de Cándido quien tiene una apreciación distorsionada de la realidad.

-En esta, su tercera novela, afronta el drama del paro. ¿Lo hace con el rigor crítico que merece o se deja llevar por su tendencia al lirismo?

-No concibo la literatura sin lirismo. La narrativa, al igual que la poesía, es lenguaje poético. Como tal requiere un tratamiento diferente al del ensayo, al del periodismo. El rigor que empleamos en la literatura es el justo y necesario para desarrollar la ficción.

-¿Cuál es la solución que sueña Cándido y quiere legar al mundo?

-Cándido repite a lo largo de la novela que ese es el gran secreto que no puede contar, hasta un momento determinado.

-¿Héroe o loco? ¿A qué responde y qué contiene su manifiesto?

-Héroe, no. Loco, sí puede estarlo, pero es un tipo de locura que a través de la mirada diáfana del cuerdo hace que se nos escapen aspectos de la sociedad y que en cambio, desde una perspectiva alucinada y fuera del sistema le permite ver cosas que a la gente con quien se encuentra la dejan un poco sorprendida. Espero que el lector sea capaz de mirar con Cándido Araña nuestra sociedad de otra manera.

-¿Propone tesis realistas o es un puro idealismo de un Quijote del siglo XXI , como lo define en la obra?

-La novela es muy realista, pero a la vez tiene un nivel de lectura, como dije antes, bastante metafórico u onírico y un punto quijotesco. Pero mientras que el Quijote peleaba contra molinos y gigantes, este hombre ha perdido toda la certidumbre de poder hacer algo importante y por ello entra en su bucle de imaginación que conlleva la locura y se convence de que puede hacer algo.

-Todos hablamos de los cambios necesarios, pero como sean iguales que los de la reforma laboral, vamos de cráneo, ¿no le parece?

-Por supuesto. Todo esto es producto de las políticas neoliberales que se han implantado en buena parte del planeta, donde se demanda el fomento del consumismo y el de la empresa por encima de las administraciones públicas, de las partidas destinadas a dependencia, desempleo o apoyo de los sectores marginados de la sociedad. La reforma laboral responde también a ese criterio, es decir, que está muy bien para los empresarios y muy mal para los trabajadores. Seguimos restringiendo las capacidades y las posibilidades económicas de las clases más desfavorecidas y eso conducirá a una crisis. Esta que pasamos ha sido ya de una envergadura importante de la que surgieron movimientos importantes como el 11-M. Si no aprendemos nada de lo que ha ocurrido pueden pasar cosas mucho más graves.

-¿Qué diría Cándido Araña del ultraderechismo que ya vuelve a España, después de 40 años de libertad como nunca se habían conocido antes?

-No tiene una ideología política definida aunque es muy sensible con lo que ocurre a nivel social. A través de lo social sí reaccionaría en contra de lo que fuera un machaque de las capas más desfavorecidas, por lo que se le ve una personalidad de izquierdas. A nivel político Cándido se define como persona ni de izquierda ni de derecha, sino de centro y en la religión, igual.

-En la hora actual, ¿cuáles serían los líderes mundiales respetados por su protagonista, Araña, y los denostados?

-En la novela le conmueven algunos líderes, pero son personas del pueblo que demuestran que tienen un compromiso con el cambio de situación de quien lo está pasando mal.

-¿Por qué la obra se titula El manifiesto Ñ ?

-Es un secreto que no puedo desvelar por respeto a Cándido.

-¿Y su faceta de cantante? ¿Piensa retomarla en algún momento?

-Canto con los amigos en casa, pero no descarto retomarlo en la calle porque tengo algún amigo guitarrista que tocó conmigo en la época de mi banda que está empeñado en que volvamos a hacer algo juntos.