María Ballesteros.A CoruñaLos coruñeses viven cada día con los pies más lejos de la tierra. Centenares y centenares de metros bajo las suelas de los zapatos están huecos, sobre todo en el centro de la ciudad, donde el subsuelo se está convirtiendo en un espacio paralelo para coches y conductores que amenaza con expandirse como las galerías de un topo. Todo por la apremiante necesidad de crear más espacio para los 135.000 vehículos que forman el parque automovilístico del municipio y que deben repartirse las 80.000 plazas que hay para aparcar encima y debajo de la tierra.La península coruñesa, que ahora está socavada por tres túneles y un puñado de aparcamientos subterráneos, ha tenido que ganar parte de su espacio al mar y otra parte a la tierra, a donde ahora quieren mandar los coches -unos 20.000 al día- que circulan por la Marina para devolverle un poco de terreno a los peatones. El precio será dejar un poco más en el aire el corazón de la ciudad, que se sustentará en enormes pilares entre la avenida de Alférez Provisional y La Solana, y la recompensa, pasear entre más árboles y menos humos.Quien se encargará del proyecto será el arquitecto coruñés José González-Cebrián Tello que, además del concurso de ideas para reformar la Marina, también ha ganado la convocatoria para remodelar la plaza de Pontevedra. Reflejo del pasado ha sido el anteproyecto elegido por un jurado presidido por la concejal de Urbanismo, Mar Barcón, y en el que tenían representación los vecinos, los colegios de arquitectos e ingenieros y la Autoridad Portuaria.La idea de González-Cebrián de enterrar el tráfico se repitió en la mayoría de los once anteproyectos presentados al concurso para cambiar el paisaje de la Dársena. Aunque el arquitecto ganador no ha precisado cuántos metros de túneles hará falta abrir entre las galerías y el mar para sacar los coches de la Marina y Alférez Provisional, la distancia entre uno y otro punto podría hacer necesario más de un kilómetro de pasos subterráneos, ya que el proyecto -que se comenzará a ejecutar el año que viene y está previsto que concluya en 18 meses- supone crear viales bajo tierra independientes en una y otra dirección. En superficie, por la avenida de la Marina, habrá un carril en cada sentido para los vehículos de servicios y los residentes, mientras que en el subsuelo se construirán dos túneles con dos carriles cada uno: por el vial que discurra junto al mar irán los automóviles que provengan de Alférez Provisional -que entrarán en el subterráneo a la altura de Correos-, mientras que por el que se abrirá al pie de las galerías pasarán los coches en dirección al Cantón. La nueva vía de circulación será un más difícil todavía en el mapa de subterrá-neos, ya que además de los pasos tendrá una rotonda bajo Puerta Real donde los vehículos podrán seguir bajo tierra hacia O Parrote, el Cantón y Millán Astray y entrar también directamente al aparcamiento de la plaza de María Pita y a los dos parkings que se van a construir en la zona. Se creará entonces un amplísimo espacio de centenares de metros cuadrados de subsuelo excavado que hará difícil pasear desde Linares Rivas hasta el Castillo de San Antón o hasta la playa del Orzán pisando tierra firme: lo impedirán el nuevo paso subterráneo de la plaza de Lugo, el aparcamiento de la plaza de Vigo, el túnel de Juana de Vega, el parking del paseo marítimo, el de los Cantones, el de la plaza de Galicia, el de el Centro de Ocio del Puerto, el subterráneo de María Pita...Esta historia, la historia del moderno subsuelo coruñés, se empezó a escribir a finales de los años sesenta, cuando se construyó en la ciudad el primer aparcamiento subterráneo. Fue el 15 de julio de 1969 cuando los coruñeses pudieron conocer en su ciudad la experiencia de sumergirse unos metros bajo tierra para aparcar y lo hicieron en la plaza de Vigo. La novedad no era sólo tener más de 400 plazas disponibles para dejar el coche, sino que el aparcamiento tenía una de sus dos plantas reservada para un servicio de lavado y secado de lo más moderno que en menos de ocho minutos dejaba cualquier utilitario reluciente.La buena acogida a esta nueva modalidad de estacionamiento se tornó a principios de los ochenta en protesta airada cuando al primer gobierno del socialista Francisco Vázquez se le ocurrió excavar en el centro mismo de A Coruña, en la plaza de María Pita. La construcción del túnel y el aparcamiento subterráneo fue uno de los asuntos aprobados en el que se conoció como el pleno del siglo, celebrado el 10 de noviembre de 1984. En la sesión, que duró más de seis horas, se aprobó el Plan General de Ordenación Urbana, la cesión de la parcela de A Cubela donde hoy se levanta El Corte Inglés y la construcción de ocho aparcamientos subterráneos, entre ellos el de María Pita.El proyecto fue censurado al año siguiente por la delegación coruñesa del Colegio de Arquitectos de Galicia, que se negó a dar el visado urbanístico para ejecutar la obra porque, en su opinión, incumplía la legislación sobre uso del suelo, y una semana después por más de 5.000 ciudadanos, que se concentraron en la plaza de María Pita convocados por una comisión de residentes para protestar contra la construcción del parking. Pese a que las trabas continuaron, el aparcamiento y el túnel entre Puerta Real y la plaza de Millán Astray se inauguró el 6 de mayo de 1987, poco antes de que empezasen a funcionar también los de la plaza de Galicia, As Conchiñas y la plaza de Maestro Mateo.Unos años después, a principios de los 90, al subsuelo de A Coruña se le abrió una gran herida en el costado del Orzán. Un aparcamiento subterráneo de 1,4 kilómetros se hizo sitio desde la playa de Matadero hasta la rotonda de las Esclavas, con lo que el estacionamiento se convirtió en el más largo de Europa de una sola planta. Cuando se abrió al público, el 17 de octubre de 1992, 632 de las 1.052 plazas se destinaron a residentes, que pagaron 1.700.000 pesetas por una concesión de 50 años. Cinco años antes, los vecinos que compraron plaza en María Pita tuvieron que desembolsar unas 960.000 pesetas. El parking de Riazor-Orzán se ha convertido además con los años en un improvisado túnel peatonal donde algunos aficionados se refugian de la lluvia cuando van al fútbol. Al récord de longitud en los noventa, ha seguido el de profundidad con el cambio de siglo. La impresionante excavación que se inició en el año 2005 en el antiguo barrio chino coruñés, entre las calles Panaderas y Hospital, dejó boquiabiertos a vecinos de primeros pisos que durante una temporada vivieron sobre un abismo de hormigón equivalente a más de diez plantas. Los promotores de la urbanización del Papagayo, que además del parking incluye viviendas, locales comerciales y una plaza, aseguran que se trata del aparcamiento subterráneo más profundo de España. Es también, sin duda, otro de los más polémicos proyectados en la ciudad, ya que las explosiones, las grietas aparecidas en las viviendas y los temores de los vecinos sobre la seguridad de la obra centraron la actualidad informativa coruñesa durante muchos meses. Pese a los años y años de excavaciones que acumula el subsuelo coruñés, la historia subterránea está lejos de acabar. Hace sólo dos días la Junta de Gobierno aprobó no uno, sino 11 parkings más en el polígono del recinto ferial: 23.000 metros cuadrados más de hueco bajo los pies.El más largoEl aparcamiento de Riazor-Orzán, que une bajo tierra la rotonda de los surfistas con la de las Esclavas, se inauguró en 1992 y con sus 1.400 metros de longitud se convirtió en el parking subterráneo de una planta más largo de Europa. El paso, que algunos aficionados usan para protegerse de la lluvia cuando van al estadio, tiene 1.052 plazas.El más profundoEl de la urbanización del Papagayo, entre las calles Panaderas y Hospital, es, según los promotores, el aparcamiento subterráneo más profundo de España. Las explosiones necesarias para realizar la enorme excavación en el solar, que equivale a más de diez plantas de altura, provocaron numerosas quejas de los vecinos de la zona. Algunos de los afectados denunciaron que las obras habían causado grietas en sus viviendas y acudieron al juzgado a reclamar, aunque, por el momento, la justicia no ha fallado a su favor. La urbanización en el antiguo barrio chino coruñés, que todavía no está concluida, incluye viviendas, locales comerciales y una plaza pública.El más polémicoEl túnel y el aparcamiento subterráneo de la plaza de María Pita fueron uno de los proyectos del primer gobierno de Francisco Vázquez y generaron una enorme contestación ciudadana. El Colegio de Arquitectos de Galicia se negó en 1985 a visar el proyecto porque consideraba que incumplía la legislación sobre uso del suelo y unos 5.000 vecinos salieron a la calle para protestar contra la obra ante el temor de que afectase a la fisonomía de uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad. Pese a todo, el aparcamiento y el túnel fueron inaugurados en 1987 y a ellos siguieron poco después otros subterráneos como el de la plaza de Galicia y el de Maestro Mateo.El más antiguoEl 15 de julio de 1969 se inauguró el aparcamiento de la plaza de Vigo, el primer subterráneo construido en la ciudad. En el nuevo estacionamiento, la parte inferior se destinó a un servicio de lavado y secado de vehículos, que en un máximo de ocho minutos quedaban listos. En la otra planta se crearon unas 400 plazas para aparcar.