Las termitas atacan a más de la mitad de los inmuebles de la Ciudad Vieja, un problema que también afecta, sobre todo, a la zona de Pescadería. Un estudio municipal revela que las también conocidas como hormigas blancas empiezan a hacer estragos en ventanas y fachadas cuyo material principal es la madera. La Concejalía de Rehabilitación probará en septiembre un tratamiento en el entorno de Riego de Agua y la Franja para exterminar a este dañino y silencioso animal que vive en el subsuelo. Sólo un ejemplo, el edificio municipal de Hacienda: las termitas están acabando con las puertas laterales, las que dan a la calle Trompeta.

Dos empresas especializadas contratadas por el Ayuntamiento tomaron muestras en diferentes edificios del casco histórico y de la zona de Pescadería más próxima a María Pita. De las casas analizadas en el estudio, 27 inmuebles del primer barrio y 34 del segundo sufren las consecuencias de las termitas. El concejal de Rehabilitación, el nacionalista Mario López Rico, apuntó que el problema en el casco histórico afecta al 50% de las viviendas, un porcentaje que se reduce en Pescadería.

El Concello tiene previsto iniciar en septiembre un plan para la erradicación de las termitas en la zona de Riego de Agua y la Franja -lugares más afectados- con un tratamiento en el subsuelo de los espacios que sean de titularidad municipal. López Rico indicó que el proyecto, de 37.000

euros, se incluye en los presupuestos locales a través de un modificativo de crédito.

El plan consiste en realizar catas en el subsuelo en las que se introduce un cilindro con celulosa, que servirá de anzuelo para que las termitas se aproximen a comer. Una vez se acostumbran a ir al lugar del cebo, en vez de a las viviendas, existen dos fórmulas para acabar con ellas: con veneno o con hormonas que esterilizan a la termita reina, la única que pone huevos en el nido porque es la única fértil. El Gobierno municipal estudiará cuál de los dos sistemas es el más eficaz en esta "guerra biológica", tal como la definió, en tono irónico, el responsable de Rehabilitación.

El tratamiento dura varios meses, en función de la gravedad y de la superficie a cubrir, y cuesta, de media, entre 5.000 y 6.000 euros en cada edificio. López Rico animó a las personas que tengan previsto rehabilitar sus viviendas a que incluyen en sus solicitudes para las subvenciones municipales ayudas para los tratamientos contra las termitas. "En rehabilitación, como en medicina, es más importante prevenir que lamentar", afirmó el concejal nacionalista, quien añadió que también se tomarán medidas en la veintena de proyectos de rehabilitación de espacios urbanos de Ciudad Vieja y Pescadería que se incluyen en el convenio que firmó el Ayuntamiento con la Consellería de Vivenda.

El estudio destaca que 61 viviendas del centro están afectadas por las termitas. Localizado un foco, los expertos aseguran que el problema se extiende a cincuenta metros a la redonda y que existe una alta probabilidad de que las termitas también ataquen a los inmuebles que se sitúan a cien metros. De los edificios públicos y privados analizados en el centro de A Coruña, sólo uno de titularidad municipal padece la presencia de las termitas. Es el inmueble de Hacienda en la calle de la Franja, aunque la voracidad de estos animales se observa sobre todo en las puertas de la calle Trompeta. "Están afectadísimas", alertó López Rico. Por el momento, el edificio de María Pita se salva de la invasión.

El problema de las termitas se extiende por toda la ciudad, aunque las actuaciones municipales se centrarán en el casco histórico por ser la zona más afectada. El clima y el subsuelo húmedo de la ciudad favorece la reproducción de las termitas.