El presidente de A Mesa, Carlos Callón, que firma las cartas, acusa a los comerciantes de cometer un "atentado contra la ecología lingüística" y no duda en afirmar que la utilización del topónimo castellano "contribuye a la pérdida del patrimonio histórico de la ciudad".

El comerciante que recibió la carta que se reproduce ya había contestado a otra misiva anterior. A Mesa, sin embargo, continúa amenazando al responsable del comercio con abrirle un expediente por su mal uso de la lengua vernácula y le exige que comience a usar de inmediato el nombre gallego de la ciudad.