Coco busca su poder en el Coliseum

Números, letras, canciones, recuerdos, búsqueda de poderes, luces y muchas palomitas fueron los protagonistas de las dos funciones que el Coliseum acogió ayer del espectáculo Super Coco en acción. El show de Barrio Sésamo. Fueron dos mil espectadores los que se sentaron en las gradas del multiusos de Lavedra en la primera función y cerca de mil los que se reunieron para ver el segundo de los actos.

Los amigos de Coco se juntaron ayer, como ya lo habían hecho en otras ocasiones, encima del escenario del Coliseum para buscar los poderes de su amigo; unos poderes que había perdido y que le impedían volar.

Epi, Blas, el monstruo de las galletas, el conde, la gallina Caponata y más personajes de Barrio Sésamo recordaron a los más mayores las canciones que les habían enseñado, a través de la televisión, bastantes años atrás y mostraron, por primera vez, ritmos con los que las letras y los números no parecen tan complicados a los primerizos.

Unos gigantes Epi y Blas -quizá la pareja más conocida de este barrio en el que cada personaje tiene muchas virtudes y algún que otro defecto- bajaron ayer del escenario del Coliseum para saludar y dar la mano a los que se sentaron -o se pasaron los 80 minutos bailando en el pasillo- en las primeras filas de un auditorio que estaba preparado para recibir a 3.000 personas en cada una de las funciones.

Un escenario colocado a una altura de 1,20 metros -normalmente los escenarios tienen una altura de 1,80 metros-, la música que no tiene más pretensión que enseñar y divertir, los recuerdos de las tardes frente a una pantalla que había abandonado unos años antes el blanco y negro y las alzas rojas en los asientos de los más pequeños dieron al Coliseum una apariencia más infantil de la que tiene habitualmente.

A partir de mañana, la pista de hielo volverá a estar abierta al público en los horarios habituales en estas fechas vacacionales, en las que, durante el fin de semana, se celebran sesiones nocturnas hasta las dos de la madrugada.