El problema de la inseguridad ciudadana

Vecinos del centro denuncian una oleada de robos en pisos y comercios

Los ladrones y los vándalos asaltaron en las últimas tres semanas más de una decena de viviendas y establecimientos ubicados en la zona de Pescadería y en San Agustín

Yolanda Ríos, dueña de una ferretería en la calle Plaza, observa los destrozos en el escaparate.

Yolanda Ríos, dueña de una ferretería en la calle Plaza, observa los destrozos en el escaparate. / Eduardo Vicente

Pablo López | A Coruña

Los vecinos y los comerciantes de la zona de San Agustín y de sus alrededores han sufrido más de una decena de robos en las últimas tres semanas. Los ladrones han vaciado máquinas tragaperras de los bares, han cometido hurtos en tiendas ante los ojos de las dependientas, han forzado las cerraduras de algunos bajos e incluso se han atrevido a entrar en pisos cuando los propietarios no estaban dentro.

Los residentes de las calles de la zona de Pescadería reconocen sentir miedo ante el incremento de la criminalidad y exigen al Ayuntamiento y a la Policía Nacional que refuercen la vigilancia, sobre todo en horario nocturno. La proximidad de los locales en los que se han cometido robos hace que los afectados sospechen que la mayoría de los delitos han sido perpetrados por la misma persona o grupo.

"En un solo fin de semana entraron en tres sitios distintos. El método para abrir las puertas es similar en casi todos los robos. Lo normal es que aprovechen cuando no hay nadie, aunque también hubo algunos que se cometieron de día", cuenta la presidenta de la asociación de vecinos Distrito 1, Beatriz Rodríguez, que teme que exista un grupo organizado que opera en la zona y denuncia la escasa presencia policial.

Los locales de hostelería son unos de los establecimientos que sufren con mayor frecuencia el problema de la delincuencia. El dueño del bar Pontejos, que los ladrones asaltaron en la noche del 6 al 7 de enero, destaca la habilidad de los delincuentes para abrir la puerta y para vaciar el contenido de la máquina tragaperras.

"Debieron meter un punzón para que cediera la cerradura y después emplearon otra herramienta para hacer palanca. Se llevaron todo lo que tenía la máquina tragaperras y no cogieron nada más", relata Andrés Castiñeira, que propone que las fuerzas de seguridad establezcan patrullas a pie en los alrededores de San Agustín.

Los ladrones utilizaron el mismo método para entrar en Casa Ramón, un bar ubicado en la calle de la Oliva que también sufrió el robo del dinero que contenía la máquina tragaperras. "Forzaron la puerta y fueron a la máquina. La rompieron y se llevaron toda la recaudación, aunque no cogieron nada más", declara el responsable del establecimiento, que recuerda que el suceso ocurrió hace tres semanas.

El miedo a sufrir robos es incluso mayor en los locales comerciales en los que los ladrones han entrado de día, cuando los establecimientos todavía estaban abiertos y con clientes dentro. Las dependientas de la tienda Cheap, en la calle Torreiro, afirman que unos delincuentes vaciaron la caja registradora hace dos semanas y mientras ellas atendían a una clienta.

"Entraron en pleno día, hace dos semanas. Robaron a escondidas lo que había en la caja registradora. Mi compañera los descubrió y salieron corriendo. Ha aumentado la delincuencia y ahora hay que estar pendiente de que la gente no tire de las prendas. Nunca vi tanta delincuencia como ahora y, aunque aquella vez no nos hicieron nada, tengo miedo", explica la dependienta Rosa Medín.

Ni siquiera los domicilios particulares están a salvo de la oleada de delincuencia que denuncian vecinos y comerciantes. La presidenta de la asociación Distrito 1 informó de que unas ancianas que residen en un edificio de San Agustín sufrieron un robo en el que los ladrones sustrajeron, entre otros enseres, la ropa de las camas.

"Se llevaron incluso la ropa de las camas. Los vecinos se preocupan ahora más de que la puerta quede cerrada con llave. Parece que los ladrones tienen una gran facilidad para robar en esta zona", denuncia Beatriz Rodríguez, después de insistir en la necesidad de vigilar el entorno de San Agustín a pesar de la desaparición del botellón.

Los representantes vecinales, tras haber escuchado las quejas de comerciantes y propietarios de inmuebles, precisaron que los ladrones se limitaron a coger dinero en la mayoría de los casos.

"Van sobre todo al dinero o a artículos que se vendan rápido. En uno de los pisos que robaron lo revolvieron todo pero, al no encontrar dinero, se fueron sin nada. Dejaron todos los aparatos electrónicos y la televisión", relata la presidenta de Distrito 1.

El listado de locales afectados por la oleada de delincuencia que atemoriza a vecinos y comerciantes incluye todo tipo de establecimientos. El caso de una conocida discoteca ubicada en las proximidades de San Agustín, de la que los delincuentes se llevaron varias botellas de bebidas alcohólicas, es para los residentes uno de los casos más llamativos y demuestra que ningún negocio está a salvo de hurtos y asaltos.

Una tienda de deportes en la calle Olmos, un restaurante de La Marina y una óptica son otros de los establecimientos que, según informó la dirigente de la asociación de vecinos Distrito 1, han sufrido robos a lo largo del último mes.

Destrozos en escaparates

La erradicación del botellón en la plaza del Humor no ha provocado una disminución de los destrozos en escaparates de locales comerciales de la zona.

Los vecinos aseguran que casi todos los fines de semana suceden incidentes y que algunos dueños de establecimientos están hartos de que los cristales de sus tiendas aparezcan rotos.

La última tienda que sufrió el ataque de los gamberros es una ferretería situada en la calle Plaza, donde los vándalos destrozaron las lunas del escaparate en la noche del viernes al sábado.

La dueña de este establecimiento cuenta que la de la pasada semana no fue la primera vez en la que los cristales de su escaparate habían aparecido rotos. Yolanda Ríos declara que, a lo largo del último año, sufrió sucesos similares hasta en cuatro ocasiones, una de ellas con robo incluido.

"Encontré el escaparate estallado. Es la cuarta vez que me pasa en un año y no lo denuncié porque no sirve para nada. Es cierto que ha aumentado la delincuencia en toda la zona y los ataques a escaparates también se han incrementado", explica Ríos.

La dueña de la ferretería cree que la intención de los que destrozaron su tienda el pasado fin de semana no fue el robo, aunque exige que la policía vigile también con especial atención los actos vandálicos que se cometen en las noches de viernes y sábado. "En esta zona hace falta más vigilancia para impedir que pasen estas cosas", dice.

Los concejales del PP exigieron ayer la convocatoria "urgente" de la Junta Local de Seguridad tras haber mantenido una reunión con representantes vecinales de la zona de San Agustín. Los ediles populares, que manifestaron sentirse muy preocupados por la oleada de delincuencia en el centro urbano, consideran necesario que el Gobierno local cumpla los deseos de residentes y comerciantes e incremente la presencia policial en Pescadería.

El PP, que asegura que en barrios como Os Rosales y Agra do Orzán también ha crecido el número de robos, reclamó la implantación de la policía de barrio y el incremento del número de agentes municipales en plantilla. "No puede ser que el alcalde siga actuando como un hombre invisible", dijo el edil Julio Flores.

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