El ruido supera los niveles permitidos en todas las zonas medidas por el Concello

Las plazas del Humor y Azcárraga, Alfonso Molina, Juan Flórez, Matogrande y la zona del Orzán sobrepasaron los 65 decibelios todos los días de la última semana y en distintas franjas horarias

Pablo López | A Coruña

Todas las zonas donde el Ayuntamiento ha instalado medidores del ruido superan los niveles sonoros máximos que marca la ordenanza municipal. Las plazas del Humor y de Azcárraga, Matogrande, Juan Flórez, la avenida de Alfonso Molina y el Orzán han registrado durante la última semana valores superiores a los 65 decibelios que establece la normativa local como el máximo tolerable por los vecinos.

El tráfico y el ocio nocturno son los principales culpables de que los habitantes de estas zonas urbanas y de sus alrededores puedan padecer dificultades para conciliar el sueño o para concentrarse.

EAlfonso Molina. Uno de los medidores municipales del sonido ambiental está ubicado en la avenida de Alfonso Molina, a la que los datos consolidan como la zona más ruidosa de la ciudad. Todas las mediciones realizadas en la vía durante los últimos siete días tuvieron valores superiores a los que permite la normativa y sólo una de cada diez registró cifras inferiores a los 70 decibelios. El cumplimiento de la ordenanza brilla por su ausencia en la principal vía de acceso a la ciudad, donde, tanto de día como de noche, es frecuente que se alcancen niveles de contaminación acústica que sobrepasan los 80 decibelios, a causa del intenso tráfico y de la velocidad a la que circulan los vehículos.

EMatogrande. Los problemas no son exclusivos de la avenida más transitada de la ciudad y resultan perceptibles en las calles de casi todos los barrios. Uno de los ejemplos más claros de que los vecinos protestan porque les cuesta dormir o concentrarse a causa del ruido es Matogrande, donde 121 de las 144 mediciones realizadas con el aparato instalado en la zona registraron niveles de contaminación acústica superiores a los 65 decibelios. Ninguno de los datos del barrio alcanza los 80 decibelios que se escuchan todos los días en Alfonso Molina, aunque la máxima media de 69,5 decibelios demuestra hasta qué punto los residentes soportan ruidos que rebasan, no sólo lo que marca la normativa local, sino también lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

EJuan Flórez. Los habitantes del centro urbano tampoco están exentos de los efectos de la contaminación acústica. La calle Juan Flórez presenta unos resultados superiores a los de Matogrande y, en algunos casos, muy próximos a los de Alfonso Molina. El medidor de la vía ha estado sin funcionar en los últimos meses, por lo que el Concello no dispone de datos de la última semana. La media de 74,3 decibelios de los primeros siete días de octubre de 2008, sin embargo, sirve para probar los perjuicios que la densidad del tráfico y el elevado número de transeúntes que circulan diariamente por la vía causan a los oídos de los residentes. Casi el 75% de las mediciones tomadas con el aparato instalado en Juan Flórez están por encima de los 70 decibelios y es frecuente que se superen, a diferentes horas del día, en más de diez decibelios los valores máximos permitidos.

EOrzán. La zona de copas del Orzán no podía faltar en la lista de lugares en los que el Ayuntamiento ha instalado medidores y tampoco en la de los espacios urbanos en los que se sobrepasan ampliamente los máximos decibelios permitidos. Una máxima media de 69 decibelios, con picos de hasta 78, consolidan este barrio como uno de los más ruidosos, con el agravante de que los registros más altos se alcanzan de madrugada, en las noches de los fines de semana. El nivel de ruido supera los 70 decibelios todos los fines de semana, al menos en algún momento de la franja que transcurre entre la una y las cinco de la madrugada, tiempo que pasa entre la hora a la que los jóvenes entran en los bares y la que marca el cierre de los mismos.

EPlaza del Humor. El Ayuntamiento instaló un medidor en la plaza del Humor una semana antes de la entrada en vigor de la normativa antibotellón para comprobar las repercusiones de la ordenanza. La prohibición de consumir alcohol en este espacio, declarado como zona de especial protección, ha permitido que descendieran los niveles sonoros, aunque los registros máximos contabilizados durante la última semana -que sobrepasaron casi todos los días los 75 decibelios- y los mínimos -nunca inferiores a los 60- demuestran que la ausencia de los botelloneros no significa necesariamente el cumplimiento de la ordenanza de ruidos.

EPlaza de Azcárraga. Esta zona, que al igual que la plaza del Humor está calificada como de especial protección por la ordenanza antibotellón, registró la última semana una máxima media inferior a la permitida, de 62,3 decibelios. La plaza, sin embargo, llegó a alcanzar un día los 77 decibelios.

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