Vecinos con tapones en los oídos

Los residentes de los barrios y zonas más ruidosas exigen soluciones al Concello

Imagen de un atasco en la avenida de Alfonso Molina, la vía más ruidosa de toda la ciudad según las mediciones                                  municipales. / fran martínez

Imagen de un atasco en la avenida de Alfonso Molina, la vía más ruidosa de toda la ciudad según las mediciones municipales. / fran martínez

Pablo López | A Coruña

Los vecinos de las zonas en las que el Ayuntamiento ha instalado medidores del ruido y en las que todos los días se registran más decibelios de los que permite la normativa municipal exigen al Gobierno local que adopte medidas para reducir la contaminación acústica y garantizar su derecho al descanso.

Los residentes de zonas como la plaza del Humor y el Orzán tienen dificultades para dormir por las noches a causa del ocio nocturno y los de barrios como Matogrande y calles como Juan Flórez sufren el ruido del tráfico y de los pitidos que emiten los conductores cuando encuentran en su camino vehículos estacionados en doble fila o atascos.

Los ciudadanos más preocupados por el problema del ruido son los que habitan en edificios próximos a la zona de copas del Orzán. La asociación de vecinos de este barrio explica que los gritos y cánticos de los jóvenes que entran y salen de los bares han provocado que algunos residentes se vean obligados a emplear tapones para los oídos durante los fines de semana.

"Los vecinos se quejan mucho, fundamentalmente de jueves a sábado. Los que peor lo pasan son los que viven encima de los bares. La gente ya no denuncia por aburrimiento y hay personas que duermen con tapones", declara la presidenta de la asociación Ensenada del Orzán, Aure López.

Los residentes del Orzán aseguran no haber notado la declaración de la zona en la que viven como acústicamente saturada y explican que el ruido, lejos de disminuir gracias a la aplicación de la normativa para estos espacios, ha aumentado en el último año.

"La aplicación de las reglas para las zonas acústicamente saturadas no ha afectado nada y siguen aumentando los negocios ruidosos. Además, cuando el Ayuntamiento acude a los juzgados por alguna irregularidad, siempre pierde", lamenta Aure López.

La presidenta vecinal del espacio urbano más saturado durante las madrugadas del fin de semana manifiesta que algunos afectados han llegado incluso a recibir amenazas cuando, cansados de no poder conciliar el sueño, bajaron de sus viviendas para reprender a los dueños de los locales.

"El portero de un local persiguió hace unos días a un vecino que había protestado por lo alta que estaba la música. El vecino consiguió escapar porque era joven y, afortunadamente, no fue agredido", relata la dirigente de los residentes del Orzán, que insiste en que los habitantes de la zona deben denunciar todos los casos en los que el ruido resulte insoportable.

La plaza del Humor es otro de los puntos más ruidosos en las noches del fin de semana. Los residentes, aunque ya no sufren el problema del botellón, denuncian que la presencia de bares en los alrededores hace que numerosos grupos de jóvenes pasen frente a sus hogares en las madrugadas de viernes , sábados y domingos.

"El problema es que hay muchos bares en esta zona. En Pío XII hay una discoteca que está abierta hasta tarde y los jóvenes que entran o salen hacen ruido en la calle. Molestan mucho porque vociferan y cantan", expone la presidenta de la asociación de vecinos Distrito 1, Beatriz Rodríguez.

Los ruidos causan las mismas molestias en los residentes de todos los barrios, aunque las causas del excesivo número de decibelios varían en cada una de las zonas afectadas por el problema de la contaminación acústica. El caos circulatorio en Matogrande, además de generar dificultades para conducir y aparcar, es una fuente inagotable de ruidos estridentes que perturban a los vecinos.

Los habitantes de este barrio comentan que los conductores emplean la bocina de sus vehículos con demasiada frecuencia, para advertir de que uno o varios coches están estacionados en doble fila o, simplemente, para mostrar su descontento cuando quedan atrapados en un atasco.

La asociación de residentes de Matogrande asegura haber recibido quejas de vecinos que se habían despertado por la noche debido a la escucha del ruido emitido por el claxon de un coche.

"Es frecuente que se escuchen pitidos, a veces incluso de madrugada. La causa son los aparcamientos en doble fila y la falta de civismo de algunos conductores, que no se dan cuenta de las repercusiones de lo que hacen", critica el presidente de los residentes de Matogrande, David Alba.

Los afectados por el ruido en el barrio añaden que los sonidos generados por el tráfico se unen a los que emiten los clientes de las cafeterías de la zona cuando salen a la calle después de haber tomado unas copas. "El ocio nocturno también afecta aquí, aunque el principal problema son los ruidos del tráfico. La gente, cuando sale de las cafeterías, se pone a hablar en la calle", denuncia Alba.

La circulación de los coches es también la principal causa del ruido en la calle Juan Flórez, en la que los vecinos ya habían denunciado, antes de conocer el exceso de decibelios que revelan los medidores municipales, que los vehículos sobrepasan a menudo los límites de velocidad; una circunstancia que no sólo implica un mayor riesgo de accidentes, sino que también hace que los ruidos generados por el tráfico sean más intensos.

Los bocinazos, las sirenas de ambulancia y los frenazos se escuchan, en opinión de los vecinos de Juan Flórez, con demasiada frecuencia en una vía que los propios residentes no dudan en definir como "una auténtica carretera dentro de la ciudad".

"La calle Juan Flórez es, sin duda, uno de los puntos más ruidosos de toda la ciudad, porque circulan muchos vehículos a gran velocidad y durante todo el día", expone el presidente de la asociación de vecinos de El Ensanche, Gerardo Crespo.

Los residentes proponen al Ayuntamiento la construcción de un túnel subterráneo para que el tráfico deje de causar molestias a los habitantes de los edificios de la calle. La asociación El Ensanche, tras conocer los resultados del medidor instalado en la vía, recordó un proyecto que había propuesto al Concello para peatonalizar la zona.

"Hemos recibido quejas de vecinos por el ruido que causa el tráfico y ya habíamos propuesto hace tiempo la creación de un paso subterráneo como solución al problema. Convertir Juan Flórez en una calle peatonal incrementaría enormemente la calidad de vida de los vecinos", declara Crespo sobre su idea para disminuir los decibelios en la segunda vía más ruidosa de la ciudad tras Alfonso Molina.

Decibelios y urbanismo

Las condiciones de la ciudad y de sus edificios, según informa un estudio elaborado por expertos de facultad de Arquitectura Técnica, propician que el ruido resulte en algunas viviendas más molesto de lo que debería. El elevado número de calles estrechas y fachadas planas con amplios ventanales posibilita que las vibraciones sonoras se expandan con mayor facilidad, al no encontrar en su camino barreras artificiales o naturales.

Los vecinos coinciden con esta afirmación y opinan que el Ayuntamiento, si carece de medios para reducir de manera drástica el número de decibelios que soportan los ciudadanos, debe al menos conceder ayudas a los residentes que no disponen de doble ventana en sus hogares y construir muros y espacios arbolados para separar los edificios de las vías más transitadas y ruidosas.

Los expertos de la Universidad afirman que otro de los factores relacionados con la arquitectura urbanística que han causado problemas de contaminación acústica es la construcción de edificios demasiado elevados en zonas que carecen de suficientes plazas de aparcamiento.

La contaminación acústica en barrios como Matogrande es más molesta para los vecinos a causa de los denominados "cañones sonoros", vías muy estrechas que que facilitan la expansión de las ondas sonoras y su reflejo en las paredes de los edificios residenciales.

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