Un acusado de pegar a su madre y quemar dos galpones dice que estaba "amargado"
El procesado reconoce haber incendiado los alpendres y, en contra de lo que sostiene la Fiscalía, niega haber agredido a sus familiares E "Esa noche bebí como un animal", dijo

El acusado, ayer, en la sala de vistas. / eduardo vicente
Tania Suárez | A Coruña
"Estaba de baja y muy amargado. El día a día lo llevaba muy mal, estaba muy amargado, no sabía qué hacer", aseguró ayer un acusado de maltratar a su madre y a su hermano y de quemar dos galpones cercanos al domicilio familiar, situado en la zona de Peruleiro. El imputado, para el que el Ministerio fiscal solicita quince años y medio de cárcel, reconoció que prendió fuego a los alpendres, pero negó las agresiones que se le imputan. "La única vez que mi madre fue al médico fue porque tiré una zapatilla contra el fregadero y, de rebote, le dio en la cara", contó el procesado, quien insistió en que las relaciones con su familia eran "buenas".
Una de las construcciones que incendió era propiedad del dueño de la casa en la que residía junto a su madre y a su hermana en régimen de alquiler, y el otro, de una vecina. El imputado afirmó que recibía "presiones" del casero para que abandonase la vivienda porque pagaba una renta muy baja y que la vecina a la que le quemó el galpón lo insultaba. "Nos quiere echar para que esté allí su sobrino. Ya le dije que conmigo no juegue", dijo el acusado, que fue expulsado de la sala por insultar a los policías.
"La noche que quemé las chabolas bebí como un animal. Planté fuego porque estaba muy bebido y muy amargado", insistió. El procesado calculó que antes de prender fuego a los alpendres había bebido unas veinte cañas y diez copas. "No pude ni coger un taxi desde el Orzán porque me moría. Fui andando a casa porque una vez ya vomité en un taxi. Perdí el autocontrol y me duele porque estaba mentalmente mal", declaró.
El imputado insistió en que sabía que en los galpones no había "animales ni personas". Una de las construcciones albergaba herramientas de bricolaje y la otra, aperos de labranza. "Las casas no estuvieron en peligro. ¿Cómo le voy a prender fuego a mi casa?", exclamó el acusado, quien aseguró que los policías que lo detuvieron lo agredieron. "Un policía me sacó la porra y le dije que no me tocase porque lo reventaba. Me retorcí porque me pisaron la cabeza y le di patadas al coche de la policía porque estaba muy nervioso", dijo.
El dueño de la casa en la que vivía el procesado y su familia, a la que, según el fiscal, "agredió en alguna ocasión" y sometía a "vejaciones psíquicas", afirmó que el acusado le dijo que su sobrino no iba "a llegar a Navidad". El casero negó tener problemas con el imputado por el alquiler de la vivienda.
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