Tinieblas en la botica
Las empleadas de la farmacia Villar, ubicada en plena calle Real, afrontaron la jornada laboral de ayer, con guardia nocturna incluida, sin suministro eléctrico

Imagen del piso de Julio González, ayer por la noche. / juan varela
Pablo López | A Coruña
Los apagones ocasionados por el temporal se han extendido por toda la ciudad y ni siquiera uno de los establecimientos con más historia de la calle Real ha conseguido librarse de los cortes en el suministro eléctrico. Las empleadas de la farmacia Villar afrontaron la jornada laboral de ayer, en la que además les tocaba guardia, en una situación de tinieblas.
Los propietarios de la farmacia explican que el suministro de electricidad se interrumpió el pasado viernes, coincidiendo con el paso del ciclón. La luz regresó el lunes por la mañana, pero a las 21.30 horas de ese mismo día volvió a ocurrir un apagón que se prolongó durante toda la jornada de ayer.
La imposibilidad de atender a los clientes el pasado sábado o los medicamentos por valor de 4.000 euros que se estropearon en la nevera fueron dos de las consecuencias del apagón en la farmacia. Los propietarios del negocio afirman que la ubicación del cableado no es la más adecuada para soportar las inclemencias del tiempo y culpan a Unión Fenosa por lo ocurrido.
"El sábado tuvimos que cerrar y hemos perdido todas las medicinas que tienen que estar en la nevera. La electricidad en esta zona no viene de la calle, sino del tejado y de cables que están colocados sobre postes y con aislante de porcelana. Hace unos meses, por insistencia de los vecinos, habían venido los técnicos a hacer arreglos. Dijeron que eran provisionales, pero nunca volvieron por aquí", manifiesta enfadado el dueño de la farmacia, Alberto Villar.
Los dueños del establecimiento y las empleadas recurrieron al ingenio para intentar sobrellevar la situación de oscuridad de la mejor forma posible. Durante las primeras horas, las dependientas trabajaron a la luz de linternas y, por la tarde, un electricista consiguió que unos faroles colgados del techo recibieran electricidad de una droguería de la calle Olmos que pertenece al mismo matrimonio que la farmacia.
"Cogimos electricidad de la droguería, que también es nuestra. Espero que la poca luz que tenemos ahora sea suficiente para que tengamos una guardia normal", declara Montserrat Pérez, esposa de Alberto Villar y copropietaria.
Tanto Alberto Villar como su mujer sospechan que las reclamaciones que presenten para obtener indemnizaciones no servirán de mucho, aunque aseguran que analizarán con el agente de seguros las posibilidades que existen para obtener compensaciones.
"Creo que, por desgracia, presentar reclamaciones es perder el tiempo. Ahora, con la poca luz que hay, es difícil además ponerse a revisar papeles", bromea el propietario del establecimiento.
La farmacia Villar no es el único negocio de la calle Real que ha sufrido pérdidas a causa del temporal y de los apagones. Una tienda ubicada justo al lado pasó el día de ayer cerrada por la imposibilidad de abrir las verjas de la entrada, que funcionan con electricidad.
También en viviendas
Los habitantes de los pisos del edificio número 78 de la calle Real, ubicado junto a la farmacia Villar, también pasaron todo el día de ayer sin luz eléctrica ni calefacción.
Los vecinos denuncian que llevan sin suministro desde el pasado viernes, cuando una fuerte ráfaga de viento huracanado provocó supuestamente el deterioro de los cables que parten del tejado del bloque residencial.
El piso de Julio González, uno de los afectados, presentaba ayer el mismo aspecto que las casas de la calle Sinagoga. Velas en las mesas, silencio y una cocina totalmente apagada han pasado a formar parte del paisaje de la vivienda desde el día en que pasó el ciclón.
Julio González, al igual que el propietario de la farmacia, denuncia el mal estado de la instalación y la antigüedad de la misma. El vecino explica la sorpresa que se llevó cuando la propia Unión Fenosa reconoció ante él que la colocación del cableado en el tejado favorecía que ocurrieran apagones en los días de fuerte viento y dificultaba enormemente las posteriores tareas de reparación.
"Fenosa dice que es un problema del tendido. Es evidente que el temporal fue el detonante, pero la instalación está muy mal", comenta enfadado el residente de la calle Real, incapaz de comprender cómo es posible que la empresa tarde tanto en arreglar los desperfectos y en restablecer el suministro.
El apagón provocado por el temporal no ha sido la única situación molesta que ha vivido Julio González a causa de la instalación eléctrica que abastece a su hogar. El vecino asegura haber sufrido las repercusiones de dos grandes subidas de tensión que estropearon casi todos los aparatos informáticos y electrodomésticos de su propiedad.
"El pasado mes de marzo hubo una subida de tensión que estropeó ocho de los aparatos que tenía en casa y en abril hubo otra que acabó con los que quedaban funcionando. Perdí dos ordenadores, varios cargadores de móviles y pilas y tres televisiones", lamenta el vecino, muy descontento con los servicios que presta Fenosa.
González también reconoce sentirse sorprendido por el hecho de que, mientras su edificio carece de iluminación por falta de electricidad, otros bloques que están ubicados a escasos metros disponen de todas las comodidades de la vida moderna.
"Es todo un poco raro. Aquí al lado hay edificios que sí tienen luz y en el mío, a veces, hay subidas de tensión y se ilumina el portal", cuenta el afectado por el temporal, cansado de tener que atender a sus visitas en la misma puerta del edificio por no poder utilizar el portero automático.
Los afectados de la calle Real han hablado ya varias veces con responsables de Unión Fenosa, empresa que les prometió que el suministro estará hoy completamente restablecido. Los que ayer pasaron el día en tinieblas no se conforman con que la luz regrese y exigen a la compañía eléctrica que acometa las reparaciones que sean necesarias para que la instalación esté preparada para futuras jornadas de viento y lluvia.
El dueño de la farmacia Villar recuerda que la última intervención que se realizó en el cableado había sido, según palabras de los propios técnicos de Fenosa, de carácter provisional. El vecino Julio González desea que los cables eléctricos dejen de estar colocados sobre las viviendas y sean enterrados bajo tierra, como ocurre en otras zonas de la ciudad.
"La conexión que tenemos aquí es antediluviana y no me parece normal que nadie haya cambiado de ubicación todos los cables que hay en el tejado", critica Julio González, que espera poder volver hoy a disfrutar de todas las comodidades de la vida moderna.
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