El móvil del crimen fue un ajuste de cuentas Los que conocían a la víctima eluden hacer comentarios, mientras que el resto de vecinos de A Baiuca manifiestan su sorpresa

Llamaron a su piso de Arteixo sobre la una de la madrugada de ayer. Abrió la puerta después de ordenarle a su mujer que se encerrase dentro con su hijo. Lo arrastraron hasta el descansillo de las escaleras y le dispararon a bocajarro. Los dos tiros no acabaron en el momento con la vida de Alberto P.M., de 32 años y conocido como El Piña. La víctima falleció ayer al mediodía en la Unidad de Cuidados Intensivos del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña.

La Guardia Civil busca a los responsables del asesinato que ya tiene identificados. Los disparos, según fuentes de la investigación, se produjeron después de que Alberto P.M. entregase a los asesinos 24.000 euros procedentes del tráfico de drogas. La víctima carecía de antecedentes penales, pero la policía se incautó de heroína en algunos registros que efectuó en su domicilio.

La Policía Judicial de la Guardia Civil investiga los hechos y tienen identificados a los posibles asesinos. Los agentes sospechan que fueron dos personas las que dispararon a bocajarro a El Piña. El fallecido conocía a sus asesinos porque les abrió la puerta de su vivienda, situada en el número 3 de la calle Río Sar, en Arteixo. El móvil del crimen, según apuntan las primeras pesquisas, fue un ajuste de cuentas y los pistoleros que dispararon a la víctima no residen en el municipio de Arteixo. Alberto P.M. estaba enfrentado con los hombres que llamaron a su piso, ya que antes de salir ordenó a su mujer que permaneciese dentro de la vivienda con su hijo y que cerrase con llave.

La esposa de la víctima llamó a los servicios de emergencia a la una y siete minutos de la madrugada tras escuchar el enfrentamiento que mantuvo su marido con los asesinos y los disparos. Cuando llegaron los sanitarios encontraron al joven tendido sobre uno de los descansillos de las escaleras del edificio. Una de las balas impactó contra su cerebro. El 112 trasladó a El Piña al Complejo Hospitalario Universitario, donde falleció pasadas las doce de la mañana.

La Policía Judicial examinó el lugar donde sucedieron los hechos y la Guardia Civil intenta localizar a los sospechosos que ya tiene identificados y que residen fuera del municipio de Arteixo.

Alberto P. M., conocido como Piña, era consumidor habitual de estupefacientes. Las autoridades lo sorprendieron en más de una ocasión portando heroína, como consta en actas de incautaciones de la Guardia Civil.

Vecino de Arteixo, pasó la mayor parte de su vida en Vilarrodís, hasta que se trasladó a un edificio de reciente construcción en el lugar de A Baiuca.

Los residentes en la zona no hablaban de otra cosa. "¡Dios mío, aquí al lado, se te encoge el corazón!", lamenta una mujer ataviada con mandil en el portal de su casa al enterarse de la historia por otra vecina. De la boca de quien no conocía a la víctima se podían escuchar comentarios que reflejaban expectación y repulsa por hechos de este tipo. Nadie escuchó ni vio nada, ni siquiera las sirenas de la ambulancia.

Los que algo sabían de él, prefieren no comentar nada. "Lo conozco de vista de toda la vida, porque es de Arteixo y somos de la misma edad; ahora lo veía por aquí, a él y a su mujer, que tienen un niño pequeño, pero no sé más", relata una joven frente al portal del edificio en el que vivía Alberto P. M.

"Te puedes imaginar a qué se dedicaba", indica una chica que reconoció al fallecido por la descripción aportada por los periodistas. A la pregunta de si estaba relacionado con el mundo de las drogas, tras dudar si contestar durante unos instantes, la mujer respondió: "Eso se decía, sí". Los rumores indican que el hombre asesinado se desplazaba a otras localidades a comprar para su consumo y para el de otros.

Los vecinos del inmueble en el que residía Alberto P.M. no abrían el portal ni contestaban a los que llamaban al portero automático. Ayer la cartera no pudo entregar la correspondencia de los nuevo pisos del número 3 de la calle Río Sar.

Las autoridades también tuvieron problemas para acceder al piso. Los vecinos no abrieron la puerta a los agentes de la Guardia Civil de paisano, hasta que llegaron los de la Policía Local.

Durante la mañana, muchos fueron los curiosos que se acercaron hasta la calle para conocer más detalles de lo que acontecía. "Lo acabo de ver en la tele, me di cuenta que era a unas calles de mi casa, y bajé a ver", reconoce uno de ellos.