La Asociación de Vecinos de O Noso Burgo teme que el derribo del silo dañado de la factoría cullerdense de Bunge cause problemas de salud a los residentes de los núcleos cercanos.

La junta directiva de O Noso Burgo mantuvo con el comité de empresa de la aceitera una reunión en la que analizaron las consecuencias de la combustión interna del silo de veinticinco metros de altura que está activa desde el mes de mayo. Temen que pueda haber un "perjuicio para la ciudadanía por el olor que desprende la combustión permanente" y por cómo pueda repercutir en la salud de los vecinos.

Por ello, el colectivo ha solicitado al Concello de Culleredo que no conceda la licencia de demolición a la multinacional hasta que no sofoque el incendio. "Desde nuestra organización consideramos que es necesario apagar el fuego antes y, una vez apagado, ya verán los técnicos si es necesario o no derribarlo", señala el presidente de la asociación, Ramón Sixto, en el documento que presentaron por registro en la Casa Consistorial.

Por otra parte, el colectivo aprovechó la ocasión para exigir al equipo de gobierno que no se preste a recalificar el terreno que en la actualidad ocupa la factoría cullerdense para otros usos diferentes al esparcimiento de los ciudadanos de Culleredo.