El ruido de motores y el murmullo de pasajeros inquietos antes de emprender un viaje son habituales en cualquier estación de autobuses, pero los grupos de personas pegadas a los cristales de las ventanillas y que maldicen su espera empieza a ser una escena cotidiana en la estación coruñesa.

La tarjeta Millennium es la responsable del enfado de más de uno y es que conseguirla parece toda una odisea. Largas colas de personas se amontonan en la entrada del edificio con la única intención de hacer la tarjeta del transporte urbano, pero no todas lo consiguen.

El principal problema a la hora de obtener este objeto tan deseado por los ciudadanos es el número de turnos que se reparten cada día.

Entre 150 y 200 personas son atendidas cada mañana, pero los interesados en tramitar la tarjeta Millennium aseguran que no son suficientes. "Cuando llegué a la una de la tarde ya no quedaba ningún número y tampoco sé si van a repartir más", explica Ana Díaz mientras intenta hablar con uno de los empleados de las ventanillas de la estación.

A las 11.30 horas los enfados y los agobios ya se empezaban a notar. Poca gente intentaba tramitar la tarjeta pero varios estudiantes esperaban con paciencia en la mesa destinada a proporcionar información para conseguir la documentación necesaria para solicitar el servicio.

Dos mujeres cubrían de nuevo los papeles para pedir la tarjeta. Esta no era la primera vez y, tras dos horas de espera, intentaban rellenar los últimos datos de la solicitud.

Benigno Casar fue de los más precavidos. Por si la cola era tan larga como en días anteriores imaginó que la mejor solución para salir pronto de la estación sería madrugar, pero no fue así. A pesar de llegar a las 08.30 horas, dos horas y media después continuaba sentado en un banco junto a las ventanillas a la espera de que su número apareciese reflejado en el monitor de los turnos.

A la una de la tarde, el caos reinó por completo en la estación de autobuses. Las filas de personas empezaron a aumentar y mucha gente que venía de trabajar decidió pasarse por las instalaciones para intentar hacerse con una de las tarjetas de transporte. La sorpresa de todos ellos fue que, al llegar, se encontraron con una larga cola ante ellos y sin ningún número más que pudiesen coger para esperar su vez. "Me tuve que marchar por la mañana porque entraba a trabajar. Volví a las 14.00 horas y me dijeron que ya no había más números", comenta enfadada María Vázquez tras un buen rato de espera.

Al escaso número de turnos hay que sumarle la falta de organización. "O no lo organizan bien o nosotros no nos enteramos", afirma Rosalía Sánchez con su antigua tarjeta Millennium en la mano para hacer una reclamación.

Tres ventanillas son los puntos para solicitar la tarjeta Millennium y la tarjeta Social pero los ciudadanos no se entienden a la hora de realizar sus colas, ya que en dos de las ventanas se especifica que en ellas se puede solicitar esta última tarjeta. "En una ventanilla pone que atienden a la gente que va por la tarjeta Millennium y en las otras, por la tarjeta Social. Ahora me entero que sirven las tres para todo", explica Pastor Barral mientras esperaba su turno.

Las tres ventanillas de atención a los clientes que desean obtener las tarjetas Millennium y Social están acompañadas por una mesa de información para conseguir la documentación necesaria para solicitar cualquier tarjeta. Desde que la semana pasada comenzó el plazo para solicitar la tarjeta Millennium para estudiantes el número de personas que hace turno en esta fila aumentó considerablemente, tal como explicaba un empleado de la estación.

Pero la falta de información en la cola de petición de documentación es la misma que la de las filas de personas que esperan junto a las ventanillas para hacer la tarjeta para el autobús. Rosalía Sánchez es una de las ciudadanas que guardaron su turno para conseguir los papeles necesarios para tener una tarjeta para su nieto. "Fui hasta el parque Europa porque pensé que en el Fórum Metropolitano también me daban la solicitud pero me dijeron que los impresos solamente los daban en la estación", explica Rosalía en la larga fila de personas que esperaban su turno junto a la mesa.

Las tarjetas de autobús para estudiantes fueron la causa del disgusto de una de las madres que intentaba conseguir una para su hijo. Las normas para la obtención de las tarjetas Millennium para escolares explican que aquellas personas que quieran solicitar este tipo de servicio tienen que estar empadronadas en la ciudad antes del día 1 de agosto, lo que impide en muchos casos que los escolares puedan usar la tarjeta durante el curso escolar. "Parece que la tarjeta Millennium está hecha sólo para los coruñeses", protesta esta vecina del área metropolitana cuando le explica que no podía acceder a ella.

La tarjeta Millennium está pensada para satisfacer las necesidades de transporte del mayor número de personas posible. Por este motivo, existen diferentes tipos de tarjeta a la que pueden acceder unos u otros grupos sociales.

La tarjeta especial para personas que disfrutan de bonificaciones, es decir, pensionistas, escolares, minusválidos y desempleados, entre otros, tiene que ser solicitada en la oficinas municipales de la estación de autobuses.

La tarjeta Millennium general, tanto para coruñeses como para aquellos empadronados en el área metropolitana podrá ser solicitada en la estación de autobuses, o bien en el Fórum Metropolitano o en las oficinas situadas en la plaza de María Pita. Los menores de edad también pueden acceder a esta tarjeta de transporte con el previo consentimiento de sus padres.