Obtener financiación procedente de capital privado para las obras que se ejecutan actualmente en punta Langosteira está totalmente descartado. El propio presidente de la Autoridad Portuaria lo justificó por el dilatado periodo de retorno que conllevaría la inversión. Esto es, son las propias características de una obra de tal magnitud las que desaconsejan que una entidad financiera o empresarial invierta en la construcción de lo que Losada definió como "infraestructura básica portuaria". "Muelle, cantil, dique, contradique...", enumeró.

Pero la incorporación de capital privado sí es posible una vez que se finalicen estas obras principales y se constituya una infraestructura completamente operativa. Es por ello que la Autoridad Portuaria ya negocia con varios operadores para que, cumplido el plazo de finalización de los trabajos en Langosteira, completen las instalaciones de la nueva dársena. Y no sólo eso, sino que también las costeen a cambio de una serie de beneficios previstos por la dirección del Puerto. Esto no se producirá hasta finales de 2014 o principios de 2015, cuando la Autoridad Portuaria estima que se concluyan las obras y pueda afirmarse que el puerto exterior se encuentra funcionando.

A partir de esta fecha comenzará lo que en el Puerto califican como la "segunda fase de implantación" de la dársena de Langosteira. La primera de ellas la constituirá el traslado de todos los operadores que trabajan en los muelles actuales, Repsol y Unión Fenosa entre otros. Cuando se complete este proceso, se abrirá la puerta a la entrada de nuevas empresas. Para ellos incluso existe un espacio reservado.

Las incorporaciones se producirán en la zona de la escollera, justo enfrente del dique principal y al lado del contradique, según recogen las previsiones elaboradas por la Autoridad Portuaria y reconocidas por su presidente. Pero este lugar del puerto exterior, en el momento de acabar los trabajos de la infraestructura principal, no estará listo para el atraque de buques o la descarga de mercancías, como otras de las zonas de punta Langosteira.

El propósito del Puerto es que, a cambio de ventajas en la concesión o descuentos en la tarifa portuaria, sean los operadores los que ejecuten las obras necesarias para convertir la escollera en una zona preparada para desarrollar su actividad. Será su responsabilidad transformar una franja de rocas al borde del mar en muelles con todas las instalaciones necesarias para el amarre de embarcaciones.

"Esta segunda fase sería tratar de incorporar nuevos operadores de cara a la implementación del puerto exterior, tanto en superficie concesional como para que aborden parte de la inversión necesaria para convertir escollera en cantil, en muelle", afirmó Enrique Losada. Pese a estas palabras, el presidente del puerto subrayó que esto no quiere decir que el futuro puerto exterior se convierta en un consorcio gestionado mediante capital público y privado en proporciones diferentes. "Estaríamos hablando de una opción por la cual se otorga una concesión en base a una serie de condiciones. Entre ellas, la Autoridad Portuaria podría percibir el precio de la concesión como una tasa pura y dura o bien como una tasa bonificada en base a la inversión acometida por el operador privado", detalló Losada. "Sería un tema complementario, no sería para la infraestructura portuaria básica y por lo tanto sería factible", continúo Losada en referencia a la inversión privada en Langosteira.

Y es que, en una entrevista reciente con este diario, Losada descartó que el sector privado contribuya a paliar los problemas financieros de las obras. "Conseguir financiación privada para una obra de este tipo no es posible, tiene un periodo de retorno muy largo", dijo. Es por ello que ya se negocia un crédito con Fomento y se pretende vender los muelles del puerto actual de manera "urgente".