Puede ser intentar colarse en la Solana con un carné caducado o saber -a diferencia de los demás mortales- cómo se llama el Millennium, para otros es llevar la bandera de la libertad, solidarizarse con causas justas o saber que, aunque sólo sea un poco, la Torre de Hércules les pertenece. ¿Qué es ser coruñés hoy en día? LA OPINIÓN pregunta a una veintena de coruñeses -nacidos o de adopción- qué es eso que les diferencia de los demás.

El debate sobre la identidad lo abrió el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en una página web en la que sus paisanos podían expresar por qué se creían diferentes o no tan iguales al resto de europeos. Si en Francia el 80% de los participantes en la encuesta creía que el tener una lengua propia era la diferencia más notable, tan sólo uno de los coruñeses, el creador de la marca Nicetrip, Antón Lezcano, pone el acento sobre el koruño.

Apelan a la libertad, al cosmopolitismo, a su carácter abierto ligado al puerto y al mar, y los más coruñesistas no pierden la oportunidad de criticar a las eternas rivales, Santiago y Vigo, aunque sea un poco de rebote.

Oriundos y foráneos se ponen de acuerdo cuando describen la ciudad que, por una cosa u otra, sienten como suya, y es en que saben que pertenecen a este pedazo de tierra que, tras 800 años de historia todavía se debate entre una L, una A o la ausencia de un artículo que la distinga.