Morena, contundente, de carácter. De esa raza de mujeres leonas que dejan una huella en cada paso que dan. Fina Gay se escapó de su casa de A Martela para ser estrella. Fue pionera. Una de las primeras mujeres que se convirtió en vocalista y animadora de orquesta en As Mariñas. Y, probablemente, la primera de los artistas coruñeses que puso océano de por medio y se buscó la vida en América, años antes de que Los Satélites arribasen a Venezuela.

No era la única mujer que se puso al frente de una orquesta en la comarca. Cuando se incorporó a las formaciones la figura del cantante, se dieron a conocer La Mancheguita -una rubia, decían, "de gran atractivo físico y voz preciosa"-; La Neskita, que puso de moda la canción El limonero; Alicia Beatriz y su orquesta Saboya; e Isabelita Aceituno. Entre todas ellas, Fina Gay, que hizo furor en los años cuarenta con la orquesta Os Guiliades.

Ella fue la reina de las fiestas de As Mariñas durante varios años. Ya desde la primera vez que se consiguió colarse en un escenario causó sensación y fue fichada. Su vida, según relata Xurxo Souto, es digna de un apasionante folletín.

Ya conocida se quedó embarazada y el padre del niño se negó a casarse con ella. Se buscó su destino en Venezuela, donde pudo seguir su profesión y recibió a sus vecinos y compañeros, Los Satélites, que cruzaron el Atlántico en barco en 1955.

La ex cantante de Los Guiliades se ennovió con un italiano. Esta vez sí pasó por el altar. Pero el marido le prohibió volver a exhibirse en un escenario. Tras el fallecimiento del hombre, tres décadas después, volvió a su tierra natal y fundó un café en A Martela, lugar de donde procedía y de donde procedía su alias. Se le escuchaba decir: "Como Fina Gay la empresaria, son muy buena; como Fina Gay A Martela, la artista, soy maravillosa".