"Yo hago lo que me mandan", se justificaba ayer uno de los operarios que trabajan en la calle General Mola, consciente de que las obras han despertado el enfado de los comerciantes cuyos locales se encuentran en dicha calle.

"Todos entendemos que hay que hacer obras, pero tendrían que hacerlas por tramos, molestando lo menos posible. Aquí no pasa nadie. No se puede cerrar una calle con comercios al público", protestaba ayer Verónica Vázquez, encargada de la joyería Ragil. A su protesta se sumaba la dueña de Gris, Mari Carmen Saborido. "He llamado continuamente al Ayuntamiento y dicen que lo van a solucionar, que no es normal, pero llevamos desde ayer (por el jueves) sin poder pasar ni gente ni mercancía", dijo la comerciante, quien aseguró que la Policía Local había pasado el día anterior y había coincidido en su rechazo al estado de la vía.

"No nos entra una persona, estamos gastando luz y las tiendas, con la situación económica actual, lo estamos pasando fatal. A ver quién nos costea a nosotros las pérdidas", exclamaba Lola Sánchez, encargada de AByP. "Nadie nos informa, nadie sabe nada y no hay un responsable que nos diga cuándo van a acabar las obras", decía la encargada de Bisarte, Julia Pollán, a cuya duda se sumaba la encargada de AByP: "Estamos desesperados y no sabemos cuándo van a acabar".

Los obreros aseguran tener orden de terminar "lo antes posible" los trabajos, pero no una fecha límite para su finalización.

Unión Coruñesa denuncia el "desprecio municipal al pequeño comercio" que ve en estas obras, y considera "inadmisible" que las autoridades "actúen con menosprecio y falta absoluta de sensibilidad hacia los empresarios del sector".