El Equipo de Socioloxía das Migracións Internacionais de la Universidad de A Coruña trabaja en un estudio sobre las repercusiones migratorias de la ley de memoria histórica; todavía le quedan dos años de trabajo pero sus primeras investigaciones han arrojado ya un dato significativo: el 10% de los solicitantes de la nacionalidad española -al amparo de la ley de memoria histórica- están vinculados al exilio. Para el director de este proyecto, el catedrático Antonio Izquierdo, es una cifra "normal" porque esta ley ofrece la restitución de la nacionalidad no sólo a los nietos de los represaliados, sino también a los que tuvieron que emigrar en busca de un futuro mejor.

-¿Sólo el 10% de las personas que reclaman la nacionalidad española por la ley de memoria histórica están vinculados al exilio?

-La gente piensa que ley de la memoria histórica está vinculada a los exiliados tras la Guerra Civil, pero no. Permite añadir una doble nacionalidad a todos aquellos que la han perdido o renunciado a ella por las causas que fuere, no sólo políticas. Si una gallega se casa con un venezolano y pierde la nacionalidad porque en Venezuela no se reconoce que la mujer pueda transmitir la nacionalidad, los descendientes de esa mujer estarían incluidos dentro de la ley de memoria histórica. La mayoría es descendiente de emigrantes españoles, no de exiliados. Así que la memoria histórica no es sólo la de la Guerra Civil, sino también la memoria de nuestra emigración. Sólo una pequeña parte de los que quieren recuperar la nacionalidad la solicitan porque la perdieron por razones forzosas, como el exilio político y la persecución.

-¿Se puede decir que muchos de los que solicitan la doble nacionalidad lo hacen como salvoconducto para abandonar sus países o que la utilizan con fines económicos, para poder emigrar sin problemas?

-Claro, claro. Se puede utilizar de todos modos, incluso para casarse como español en lugar de hacerlo como mexicano. Tener la doble nacionalidad siempre es fantástico; la pena es que nosotros no la tengamos. A cualquiera le gustaría, por ejemplo, tener la nacionalidad estadounidense añadida a la española para poder utilizarla cuando le conviniese; sea para emigrar, para casarse o para pedir un crédito. La doble nacionalidad es como tener dos patrones a los que acudir.

-¿Hay perfiles que se repiten en los solicitantes?

-Sí. Hay tres. Los hay que sólo la quieren para transmitirla a sus hijos, pero que ellos no se van a mover; otros que son nietos jóvenes y la quieren por si, algún día, les hace falta para moverse de sus países de origen; y otros que la quieren para marcharse, pero no necesariamente a España. Hay mexicanos, por ejemplo, que prefieren entrar en Estados Unidos con la nacionalidad española, en lugar de hacerlo con la mexicana. También hay quien la utiliza simplemente para viajar, sin que eso signifique necesariamente emigrar y quien la quiere para cosas cotidianas, como casarse. La nacionalidad es una herramienta; no es un elemento de identidad salvo para los nostálgicos. Puedes tener la nacionalidad española y sentirte mexicano y utilizar las nacionalidades según les convenga. Otra cosa sería que tuviesen que renunciar a una de ellas; que era lo que pasaba antes. La gente utiliza la nacionalidad como lo que es. Xavi e Iniesta juegan con la roja y, a lo mejor, se sienten catalanes, pero si jugasen con la selección catalana no serían campeones de Europa y les conviene más tener un título.

-¿Cómo realizaron el estudio?

-Estamos en ello todavía. Hemos hechos dos países: México y Argentina, pero nos quedan todavía Cuba, Francia, Estados Unidos... Esto va a durar tres años y ahora hemos entregado un primer informe, pero va a seguir porque la ley de la memoria histórica no se ha acabado; todavía le quedan dos años. Ahora van 160.000 solicitudes, pero serán muchas más al cabo de los tres años. Esto no ha hecho nada más que empezar.

-¿Están bien informados los solicitantes de las consecuencias de tener de segunda nacionalidad la española?

-Los que la solicitan sí, aunque es cierto que hay mucha gente que puede pedirla y no lo hace. A nadie le van a decir: "Puede usted solicitar la nacionalidad"; son ellos los que se informan. El año que viene, a lo mejor, después de haber entrevistado a los cubanos, digo otra cosa, como que se utilizará la nacionalidad para salir del país, pero en México y Argentina, no necesariamente. Se solicita para tener otro pasaporte.

-¿Quiénes realizan esta petición de nacionalidad española?

-Los jóvenes, que son los más capaces, listos y preparados para utilizarla, por ejemplo, para irse de cocineros a Francia. Son nietos de. Algunos de republicanos, otros de perseguidos y muchos otros simplemente nietos de emigrantes. Suelen ser personas cualificadas y los hay que son hijos de emigrantes, que tienen ya 60 años y la solicitan porque la perdieron sus padres y ellos la quieren transmitir a sus hijos. Es que se puede tener la nacionalidad por adopción -por opción- o por origen. En la ley de memoria histórica hay tres tipos de solicitantes a los que se les concede la nacionalidad: Los de la emigración, los nietos del exilio y los que tienen la nacionalidad por opción, adquirida, pero que la quieren cambiar a origen para poder transmitirla. Hay algunos que son ya españoles pero que se acogen a esta ley para cambiar su nacionalidad de segunda, por así decirlo, por una de primera, que es la de origen y es también la que puedes transmitir. Un marroquí que adquiera la nacionalidad española porque lleva diez años viviendo aquí; tiene la nacionalidad adquirida pero no la puede transmitir a sus hijos, salvo que nazcan aquí, entonces ya la tendrían por origen. La vida de las personas es muy complicada, por eso cada uno tiene sus motivos para solicitar la nacionalidad.

-Ese 10%, ¿pide la nacionalidad por motivos políticos?

-No, ellos le llaman por restitución y tienen razón en eso. Dicen: 'A mi abuelo se la quitaron y yo quiero que restituyan ese derecho'.

-¿Es diferente su sentimiento al obtener esa restitución a la de los que piden la nacionalidad por otros motivos? -

La sienten diferente, pero no deja de ser lo mismo. La van a utilizar como una herramienta pero tienen una motivación añadida que es la de la compensación por algo que les fue arrebatado. No es lo mismo que alguien se vaya a Venezuela o Argentina porque quiere prosperar que que le echen de una patada por motivos políticos. Al que le han dado la patada pide que se le reconozca que no se quería ir. Es verdad que bucean en la experiencia de sus abuelos porque ni ellos ni sus padres se la han contado y es cierto que se interesan por la Guerra Civil, la historia de España y el exilio, pero no lo viven porque, lógicamente, son nietos ya.

-¿10% es mucho o es poco?

-Es un 10% de los 160.000. Si uno computa la emigración por motivos económicos, la del exilio no fue tan grande. Por la Guerra Civil se exiliaron gallegos, pero fueron muchos más los que se fueron por otras razones. No es ni mucho ni poco, es normal. No es una ley política; es una ley que protege a las mujeres que, por casarse fuera, no podían conservar la nacionalidad española. No es que ellas quisieran, pero tampoco se iban a quedar solteras por defender el honor de la patria si se habían ido a trabajar a Argentina.