Entre cinco y diez años es la esperanza de vida que el director del Instituto Universitario de Geología, Juan Ramón Vidal Romaní, le da al nuevo relleno de las playas de Orzán y Riazor. La energía con la que el mar llega a las "playas artificiales" de una ciudad que robó espacio al mar no permitirá que la actuación que ha iniciado el Ministerio de Medio Ambiente sea una solución definitiva para los arenales urbanos. "El mar no respeta nada, tiene mucha fuerza, aunque pensemos que lo podemos controlar", apunta el catedrático de la Universidade da Coruña.

La mano del hombre en obras civiles como el aparcamiento subterráneo del paseo y la forma de crecer de la ciudad a costa del mar han hecho prácticamente crónico el problema, explica. "Las playas no son sólo lugares para tomar el sol, sino que consumen la energía de las olas", desarrolla el catedrático de Geología, que recuerda cómo el mar se adentraba hasta donde hoy es el instituto Eusebio da Guarda, Juana de Vega e iba a dar a los jardines de Méndez Núñez. "La zona de Salesianos a Juana de Vega tenía dunas", añade, que se forman donde la ola llega sin energía.

"Ahora las olas llegan con toda la energía intacta a las playas artificiales", diagnostica el director de la entidad universitaria, que ve como posible solución "subir los fondos hasta la superficie o prácticamente hasta la superficie" en la costa hasta el Aquarium Finisterrae. "O hacer eso o bien llenar de arena cada cinco o diez años", apuntilla Juan Ramón Vidal Romaní.

Otra idea barajada, comenta, "aunque no les gustaba a los ingenieros", era hacer un arrecife artificial "más o menos a la altura del acuario", arrecife que podrían tener su propio ecosistema, una solución "más completa, más segura y más rentable que lo de ahora".

El director del Instituto Universitario de Geología, que ha elaborado un documento de análisis a petición de la Unión Coruñesa de Carlos Marcos, no ve problema alguno en el material con el que se va a realizar el relleno. Vidal Romaní recuerda cómo los bañistas se quejaron durante unos meses por las manchas de caolín que dejaba la arena, "lo que no supone riesgo alguno para la salubridad".

"Las arenas son todas iguales y preceden de la meteorización del granito", ilustra, "o sea que son cuarzo, feldespato y el caolín ya se lo ha quedado la Compañía de Caolines de Vimianzo". Sostiene que el problema de las manchas lo solucionará el mar con el tiempo.

Durante la jornada de ayer, los operarios encargados de la obra se dedicaron a soldar decenas de grandes tubos a través de los que se depositará la arena en el Orzán desde los barcos que la transportan. El muelle del Centenario y el de Ferrol guardan, entre ambos, un total de 100.000 metros cúbicos de arena para la actuación.