Un equipo de restauradores y edificadores ha elaborado un proyecto para recuperar y conservar el mural del pintor gallego Urbano Lugrís ubicado en el número 74 de la calle Real, en una de las paredes del café Vecchio. Sin ánimo de lucro, su objetivo no es otro que el de recuperar el patrimonio de la ciudad y el alma del centro que, en palabras del arquitecto Marcos Samaniego, "tiende a perderse con la invasión comercial".

Coordinados por el estudio Mas Arquitectura, los profesionales han realizado un análisis previo de la situación actual del mural que revela importantes contrastes en su estado de conservación. Se trata de daños como las pérdidas de pintura en la parte inferior, según el restaurador Daniel Pousa, que "difícilmente pueden solucionarse", por lo que el trabajo se enfocará fundamentalmente a solucionar las causas de los desperfectos -sombras creadas por humos, manchas de líquidos u oscilaciones en la temperatura y en la iluminación, entre otras-. El objetivo, tratar de devolver una cierta lectura a la obra y llevar a cabo una protección que asegure que el mural, una vez restaurado, continúe en buen estado durante los próximos años.

Samaniego destacó ayer, durante la presentación del proyecto, "la trayectoria artística de la ciudad" con el paso de artistas como Picasso, Luis Seoane o el mismo Urbano Lugrís, y explicó que el proyecto de restauración y conservación nace con la idea de "generar un movimiento ciudadano" que, coordinado a través de una asociación cultural -cuyo nombre todavía no han anunciado-, "recupere y promocione el patrimonio pictórico de A Coruña", convirtiendo el arte en un reclamo turístico más para la urbe.

Una vez realizada la fase de estudio a través del análisis de diferentes muestras del mural, los restauradores podrán trabajar sobre los veinte metros de superficie de la obra para estabilizar sus alteraciones. La intervención, de unos cuatro meses de duración, contemplará, según el proyecto, "la erradicación de los factores de alteración de la pintura, un tratamiento de las zonas más afectadas y una limpieza que permita al público realizar una clara interpretación del conjunto del mural".

La inversión total, para la que Samaniego y Pousa solicitaron la colaboración de vecinos, instituciones y administraciones, asciende a unos 50.000 euros, que incluyen una mampara de metacrilato que proteja el mural, la instalación de un servicio de ventilación para mantener constante su temperatura y un nuevo cuadro de iluminación. Son los elementos de lo que Pousa definió como "restauración preventiva", que garantizará la futura conservación de la obra de

Los profesionales anunciaron también su intención de solicitar a la Xunta que catalogue el mural como Bien de Interés Cultural, a pesar de que no existe ninguna obra de este tipo inventariada en Galicia, para contribuir a su protección de cara al futuro. Un distintivo que, según el restaurador, "no lo salva de la quema pero sí ayuda mucho a su conservación".

Samaniego señaló que ya han realizado "muchos contactos" con diferentes empresas, pero que ninguna ha llegado a comprometerse con ellos para llevar a cabo el proyecto o colaborar con la asociación que, en un futuro, podría restaurar otros murales del mismo pintor -como el que se encuentra en el restaurante La Bottega, en la calle de los Olmos- o de otros artistas.

No obstante, el grupo de profesionales cuenta con el apoyo de los dueños del café Vecchio -inquilinos del inmueble-, los cuales, según su portavoz Lucía Vecino, llevan años "escuchando cómo alguien dice que hay problemas en la obra pero no aporta soluciones". Por ello, añadió, "los arquitectos y restauradores tendrán todo el espacio que necesiten para salvar el mural del que podrán disfrutar todos los clientes".